Un video que circula en redes sociales muestra al alcalde Moche, Arturo Fernández, mientras bebe de una botella que contiene lo que él mismo presenta como dióxido de cloro. En el video, el burgomaestre asegura que la sustancia tiene efectos benéficos, y, para sustentarlo, afirma: “[El dióxido de cloro] previene el avance del cáncer en Europa”. Tras revisar los antecedentes al respecto, OjoPúblico concluye que esto es falso.
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El video fue difundido inicialmente por las redes sociales del medio local Macronorte, y a la fecha cuenta con más de mil cien reacciones, y cerca de 250 comentarios.
Ahora bien, al contrario de lo que afirma Fernández, la venta libre del dióxido de cloro no está permitida en países europeos como ya lo ha explicado, en abril del 2020, el medio español de verificación Newtral al desmentir una imagen que afirmaba que el dióxido de cloro o ‘Solución Mineral Milagrosa’ (MMS por sus siglas en inglés) era legal en Alemania, Suiza y España.
El Instituto Federal de Medicamentos y Dispositivos Médicos de Alemania alertó desde 2014 sobre los efectos tóxicos el uso del dióxido de cloro. Su último pronunciamiento al respecto fue en 2015, cuando la institución estableció que el dióxido de cloro era una sustancia que requería de autorización para comercializarse, debido a sus efectos nocivos para la salud.
Según explicó la institución por entonces, la sustancia, compuesta por clorito de sodio y ácido cítrico, era venenosa al ser transmitida como gas, y al ser ingerida por vía oral causaba vómitos, trastornos respiratorios y quemaduras en la piel, de acuerdo a las observaciones de los Centros de Control de Intoxicaciones del país. Otros efectos perjudiciales de la ingesta del MMS eran insuficiencia renal y quemaduras del esófago.
En el caso de España, desde el 2010, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios declaró ilegal la venta del MMS o dióxido de cloro como un medicamento. La entidad ordenó que se retiraran del mercado todos los productos hechos con base en dicha sustancia.
Con relación a la afirmación específica del alcalde de Moche sobre el presunto efecto oncológico del dióxido de cloro, desde 2010, en Francia, la Dirección General de Salud, el Instituto de Vigilancia de la Salud Pública y la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria advirtieron que el uso del dióxido de cloro para tratar enfermedades como el cáncer, la tuberculosis o el paludismo era altamente perjudicial, conforme a los reportes de intoxicaciones generados por su consumo.
“Estas dos sustancias, clorito de sodio y dióxido de cloro en solución, pueden irritar la piel o las membranas mucosas oculares si se aplican o salpican. Por el tracto digestivo, los efectos tóxicos varían según la cantidad ingerida: vómitos, fiebre, dolor de estómago y de pecho y, en ocasiones, quemaduras graves de las mucosas del esófago y estómago. También se pueden observar trastornos sanguíneos (anemia hemolítica, alteración de la hemoglobina)”, reportaban por entonces las autoridades sanitarias francesas.
En 2017, Reino Unido se pronunció al respecto y explicó que, si bien el dióxido de cloro era usado para purificar agua o como limpiador de superficies, su consumo en pequeñas concentraciones puede producir irritación gastrointestinal, mientras que, en grandes cantidades, causa náuseas, deshidratación, reducción de la presión arterial, daño al intestino e insuficiencia respiratoria. Por ello, descartó que en algún modo la sustancia pueda ser segura para el consumo humano, y añadió que incluso la promoción de su ingesta para casos de cáncer vulneraba su Ley del Cáncer, vigente desde 1939.
La Agencia Europea de Medicinas (EMA, por sus siglas en inglés) es la responsable de la evaluación científica, la supervisión y el seguimiento de la seguridad de los medicamentos que circulan en los 27 estados de la Unión Europea, y, hasta la fecha, no ha dado autorización sobre el uso del dióxido de cloro o algún compuesto similar como medicamento.
La única referencia al dióxido de cloro que se encuentra en la base de datos de la EMA es un reporte de 1996 sobre el uso del clorito de sodio como desinfectante médico para ordeñar al ganado vacuno. El Comité de Medicamentos Veterinarios determinó que usarlo como baño de pezones del ganado no representaba un riesgo para los consumidores humanos de la leche, debido a que el contenido de la sustancia no estaba presente en el producto final.
Otras entidades, como la European Chemicals Agency, califican al dióxido de cloro como una sustancia fatal si se inhala, y tóxica en caso de que sea ingerida. Su manipulación puede causar graves quemaduras en la piel o daño ocular, además de ser inflamable. Cabe recordar que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha denunciado los daños que esta sustancia ha ocasionado a varios pacientes.
Para esta verificación, el doctor Miro Rodríguez, oncólogo e investigador principal de Ensayos clínicos en el Centro de Investigación de Hematología de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), descartó enfáticamente que esta sustancia sea un medicamento o que posea algún efecto benéfico real. “El dióxido de cloro es un detergente, es una lejía que está siendo diluida. El ingerir el producto da una sensación de bienestar para algunos, pero no tiene relación directa con el producto”, comentó el también docente de la UPCH.
Por su parte, la doctora Gabriela Calderón, oncóloga de la Clínica Internacional, enumeró los tratamientos para el cáncer que a la fecha se encuentran validados clínicamente:
-El primero corresponde a las intervenciones quirúrgicas, que consisten en la extracción de los tumores cancerosos.
-Otro tratamiento es la quimioterapia, que se basa en la administración de fármacos por vía intravenosa o por vía oral con el fin de destruir las células cancerosas.
-La radioterapia, otro tipo de tratamiento, administra radiación a nivel local, en la parte afectada. Su uso puede evitar la reaparición de los tumores.
-En la terapia biológica, una de las más recientes, se utilizan drogas que destruyen células con ciertas características, por lo que producen menos efectos secundarios.
-Y, finalmente, la inmunoterapia, a diferencia de los anteriores tratamientos, no ataca a las células cancerosas, sino que modifica el medio en el que se encuentran, reforzando el sistema inmune.
Cabe resaltar que, a la fecha, todos los tratamientos aplicados para el cáncer han sido validados clínicamente, es decir, han superado todas las fases de los ensayos clínicos. En especial la última etapa, la fase III, donde se compara la aplicación del nuevo tratamiento frente a otras terapias estándar, según explica Rodríguez. De este modo, se determina si el nuevo tratamiento produce beneficios o no. Solo entonces puede ser aprobado por instituciones reguladoras como la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos y la Agencia Europea de Medicamentos, entidades de referencia mundial en el tema.
Para esta verificación, el alcalde Arturo Fernández -quien además es médico ginecólogo y obstetra- indicó que hizo esta declaración con base en la “experiencia empírica” y casos particulares que él conoce, pero reconoció que no cuenta con un estudio clínico que la sustente.
“Las fuentes, así como escritas en un cartel, en un libro, no las tengo porque [yo hablo de] fuentes que yo tengo directamente, de pacientes que conozco. Allá en Europa, [el dióxido de cloro] lo ha prohibido la OMS, la FDA. Entonces, así como acá lo trabajan de manera empírica, allá también los laboratorios lo trabajan de esa manera y le ponen otro nombre para no tener problemas las farmacéuticas”, explicó el funcionario.
“[De] Europa no tengo más información, porque no he preguntado. Tengo otros temas qué hacer”, se excusó Fernández al pedirle mayores detalles. “Me baso en casos clínicos, más no. No tengo [más fuentes], ni me interesa buscarlos”, concluyó.
En función a lo expuesto, OjoPúblico concluye que la afirmación del alcalde de Moche, Arturo Fernández, acerca de que en Europa el dióxido de cloro es usado para prevenir el cáncer es falsa.
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