RIESGO. "En Perú, la prensa está en riesgo de caer en una posición indeseada dentro de cualquier discusión política: la de la irrelevancia", señala Joaquín Pérez Guerra.
Sin confianza, la estabilidad de las relaciones humanas, sus organizaciones e instituciones, es virtualmente imposible. Lamentablemente, en el Perú, la confianza es un bien escaso, especialmente cuando hablamos de nuestras instituciones políticas y sus representantes.
Actualmente, los reflectores están puestos en los congresistas y la presidencia. No obstante, el estado de la confianza de un actor clave para la democracia ha recibido menor atención: los medios de comunicación. Tristemente, sus signos vitales no son muy prometedores.
¿Qué ocurriría si desconfiamos de la institución a través de la cual nos informamos, decidimos y fiscalizamos a nuestra clase política? Sabemos que la desconfianza en la prensa repercute directamente sobre la legitimidad que reciben nuestros líderes políticos1; pero sabemos muy poco sobre cómo repercute en la legitimidad del sistema que los conduce al poder.
¿Qué pasa, entonces, cuando desconfiamos no solo de nuestra clase política, sino también de la forma en la que estos son elegidos? Nueva evidencia sobre el caso peruano sugiere que la desconfianza en la prensa es contagiosa y que se esparce al corazón mismo de nuestra democracia: las elecciones.
La desconfianza en la prensa es contagiosa y se esparce al corazón mismo de nuestra democracia: las elecciones".
Para ponernos en perspectiva, hay que tomar en consideración dos tendencias. Por un lado, según una investigación publicada en 2023, la confianza en los medios de comunicación, particularmente en la prensa tradicional —periódicos, televisión y radio— ha caído en las últimas dos décadas. Por el otro, la confianza en las elecciones también ha disminuido notablemente.
A inicios de 2021, la confianza en las elecciones en el Perú era del 33%, cifra que se redujo a 22% para 2023. Así, entre 2021 y 2023, la confianza en las elecciones tuvo el descenso más pronunciado durante el presente siglo en el país, y uno de los más pronunciados si se compara con otros países de América Latina.
Para tener una referencia, en 2017 —es decir, un año después de los comicios generales en los que Pedro Pablo Kuczynski fue elegido presidente del Perú—, la confianza en las elecciones fue del 41%, y Perú ocupó el noveno puesto, entre 20 países de la región, en cuanto a confianza en sus comicios.
Cuatro años después, la merma en esa confianza ya empezó a ser notoria: Perú ocupó el puesto 14 de los 20 países de América Latina evaluados en 2021. Y, en 2023, se ubicó en el puesto 22 de 23 naciones analizadas. En otras palabras, entre los países con menos confianza en sus procesos electorales.
Entre 2021 y 2023, la confianza en las elecciones en Perú tuvo el descenso más pronunciado del presente siglo".
Nueva evidencia de 2021, a partir del análisis de datos del módulo de “Gobernabilidad, Democracia y Confianza en las Instituciones” de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), confirma que ambos procesos —la caída de la confianza en los medios de comunicación y en las elecciones— están estrechamente vinculados.
La confianza en la prensa tradicional, específicamente en la televisión, los periódicos y la radio, impacta de forma directa en la confianza que tiene la ciudadanía sobre la transparencia electoral y en los organismos electorales. En el Perú, una persona que confía en los medios de comunicación tradicionales tiene una percepción de integridad electoral 11% mayor que una persona que no confía en la prensa.
La cifra no es menospreciable en un país en donde apenas dos de cada 10 personas expresan confianza en sus elecciones. El efecto es similar para la confianza en el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) o la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE). Este hallazgo tiene un impacto gigante para los medios de comunicación, pues la legitimidad que ostentan es una pieza fundamental para definir la vitalidad de nuestro sistema electoral.
Tras los comicios de 2021, ocurrió un contexto particular en la relación entre la prensa y las elecciones: si bien la confianza en los medios tradicionales todavía afectaba positivamente a la confianza en las elecciones, lo hacía de forma notoriamente más débil.
La confianza en la prensa impacta de forma directa en la percepción sobre la transparencia electoral".
En ese sentido, en el periodo postelectoral, una persona que confiaba en la prensa tradicional tenía una percepción de integridad electoral solo 5% mayor respecto de una persona que no confiaba en ella3. Es decir, después de los comicios de 2021, los medios de comunicación perdieron relevancia para influir en nuestras percepciones democráticas.
No hay evidencia de que algo similar haya pasado en las elecciones anteriores al 2021. En pocas palabras, después de las elecciones de ese año, los medios de comunicación tradicionales perdieron importancia como un actor clave en el juego democrático de informar y asistir a la ciudadanía en la toma decisiones sobre las elecciones y candidatos.
Como todos fuimos testigos, después de esos comicios, el partido y la candidata perdedores —Fuerza Popular y Keiko Fujimori Higuchi— emprendieron, sin ningún tipo de evidencia, una campaña legal, política y mediática sobre un supuesto “fraude en mesa”, en el que, aseguraban, el JNE y la ONPE habrían sido cómplices.
Si bien las falsas acusaciones no fueron suficientes para revertir los resultados, sí causaron una seria herida en la legitimidad de los organismos electorales peruanos, y pusieron en tela de juicio la transparencia del proceso mismo.
En Perú apenas dos de cada 10 personas expresan confianza en las elecciones".
Un elemento crucial en esta disputa fue la complicidad que prestó un amplio sector de la prensa para que la oposición del electo presidente Pedro Castillo exponga sus teorías disparatadas de fraude electoral4. Ahora, casi tres años después, las lesiones sobre la confianza en las elecciones se esclarecen, pero todavía falta diagnosticar las secuelas.
Aunque recién podremos tener un diagnóstico completo en los siguientes comicios, la información presentada nos permite preguntarnos cuáles son los puntos que necesitan una rápida asistencia.
Por ejemplo, ¿qué clase de debate político informado van a propiciar los grandes medios de comunicación, si la audiencia que confía en ellos es cada vez menor?
En Perú, la prensa está en riesgo de caer en una posición indeseada dentro de cualquier discusión política: la de la irrelevancia. Poco o nada va a importar la información que los medios tradicionales compartan sobre los candidatos, sus propuestas o ideas, si es que sus mensajes resuenan en auditorios vacíos.
Tras las elecciones de 2021, los medios perdieron relevancia para influir en nuestras percepciones democráticas".
¿Qué incentivos tendrán los futuros candidatos para compartir sus agendas políticas a través de la prensa tradicional, si vincularse con una institución que genera tal suspicacia en la ciudadanía ya no es tan rentable políticamente, sino todo lo contrario? Y es que, si los medios de comunicación siguen hipotecando su confianza, no harán más que abrir la puerta para que el candidato populista de turno saque provecho electoral a costa de ellos.
Los medios de comunicación, como institución, no solo tienen que encontrar un remedio para su creciente desaprobación ciudadana. También deben enfrentar la degradación institucional y democrática que el Congreso, el Ejecutivo y los gobiernos regionales están contagiando al país —entre otras acciones, los intentos de tomar la ONPE o el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec)—.
De lo contrario, lo más probable es que la prensa tradicional, tal y como la conocemos, pierda terreno en las próximas instancias democráticas clave.
¿Quiénes podrían tomar su lugar? Dos actores mediáticos parecen disputarse el puesto: por un lado, las redes sociales, las cuales adquieren una acelerada relevancia en la difusión de información en el país. Por otro lado, los medios regionales de alcance subnacional, sin los cuales difícilmente podría explicarse la victoria de Pedro Castillo en las elecciones pasadas.
Ahora bien, ¿qué tipo de personajes políticos podrían verse beneficiados por ambas tendencias? Claramente, con el antecedente de las elecciones pasadas, anticipar el futuro electoral del Perú es una empresa de alto riesgo.
Sin embargo, una cosa está clara: sin medios de comunicación que generen confianza en la ciudadanía, el rumbo democrático del país no solo seguirá siendo incierto y turbulento, sino una verdadera ruleta rusa. Especialmente, cuando ya hay quienes están esperando para jalar el gatillo.
*Este artículo es un resumen de los principales hallazgos de la tesis de licenciatura sustentada por Joaquín Pérez Guerra (2024): “El efecto de la confianza en los medios de comunicación sobre las percepciones de integridad electoral, ¿una relación confiable?”. Pontificia Universidad Católica del Perú.
1. Ariely, G. (2015). Trusting the press and political trust: A conditional relationship. Journal of Elections, Public Opinion and Parties, 25(3), 351-367.
2. Tuesta, F. (2022). Introducción. En Tuesta, F. (Ed.). (2022). Elecciones 2021. Pandemia, crisis y representación. Fondo Editorial de la PUCP.
Editado por Gloria Ziegler