“Los jueces no tienen capacidad para ir más atrás y ver cómo vive esa familia, qué preparación hogareña tiene esa clase de gente. Que investiguen cómo es su comportamiento. Y, como le digo, [ella] es un poco movida, hiperactiva, qué se yo. Y [que se investigue] cómo vive la madre. Porque desde el momento en que ella tiene un hijo de otra persona ¿qué [idea] puedo sacar de ahí?”.
Con estas palabras, un anciano de 74 años, identificado como Jaime, intenta desvirtuar la denuncia por violación sexual que lo llevó al penal de Lurigancho, en donde cumple una condena de 20 años de prisión. La víctima, a quien califica de "movida" e hiperactiva es su nieta, de 15 años de edad.
Su declaración, junto con la de otros diez reos del mismo centro penitenciario, forma parte del estudio “Agresores sexuales”, realizado por el Observatorio Nacional de Política Criminal - INDAGA con el fin de conocer las motivaciones de los abusadores sexuales de niños y adolescentes que hoy purgan prisión.
Los investigadores se centraron en un grupo particular: los internos mayores de 60 años, debido a que de los 3.001 presos que superan este rango de edad, en todo el Perú, el 47.9% está condenado o procesado por delitos sexuales, como violación, actos contra el pudor y tentativa.
Según el informe –que hoy será presentado por el Ministerio de Justicia– hasta julio del 2017 había 16.127 presos por delitos contra la libertad sexual en las cárceles de todo el Perú. El perfil de estos criminales muestra un pasado violento en común: el 51.3% fue golpeado por sus padres o por quienes asumieron ese rol durante su infancia, el 32.1% fue testigo de actos de violencia contra su madre y el 31% abandonó su hogar a temprana edad.
Hasta julio del 2017 había 16.127 presos por delitos contra la libertad sexual en Perú.
De ese total, la mayoría son hombres menores de 39 años. El número de casos disminuye conforme aumenta la edad de los presos, excepto en el rango de 60 años a más, que es cuando la tendencia se dispara hasta superar el número de criminales cuantificados en el rubro de 18 a 24 años.
La tendencia es la misma cuando se analiza la edad que los violadores tenían al ingresar al sistema penitenciario. De acuerdo a esta data, el 41.2% de los adultos mayores cumple condena por violaciones sexuales de menores de edad y el 32.1% por actos contra el pudor a niños y adolescentes.
MACHISMO CONSTRUIDO
Los testimonios de los mayores de 60 años sentenciados por delitos sexuales, incluidos en el informe de INDAGA, coinciden en dividir a las mujeres en dos grupos: las que se ajustan a los cánones de sumisión que esperan de ellas y las que transgreden sus esquemas de cómo deben ser y comportarse. A estas últimas las descalifican. Pero también revelan perfiles de dominación y menosprecio hacia las mujeres y menores de edad.
“Mis hijos son criados así, a la antigua, y todos son felices. Muy unida la familia, solo que ahora escaparon a mi control. Porque yo los estaba chequeando, no podía dejarlos solos. Y no es porque quisiera abusar de su incapacidad, sino que tenían que aprender con alguien que les enseñe y ¿quién mejor que yo?”, dijo Esteban, de 74 años, quien cumple una condena de 25 años por violar a una menor con retraso mental.
SOSPECHOSOS. Una plataforma de Ojo-Publico.com para detectar a personas involucradas en abuso sexual de menores.
Fernando (82) acusado de abusar sistemáticamente de la hija de su conviviente describe así el tipo de hogar que tenía con su primera esposa: “Nosotros nos casamos y cada cual a su deber que le correspondía: la mamá a la casa, todos los quehaceres de la casa; el papá, tiene que traer la plata, correr con todos los gastos”.
Ramiro (62) sostiene que “la mujer no puede ser superior al hombre porque el hombre es cabeza de su hogar, dice la biblia”. Y Alberto (67), condenado por violar a su nieta de seis años, añade que “en la sierra, hombre que no le pega a su mujer no es hombre, ¿sí o no? Son costumbres que tienen que ser contempladas en el Perú".
Rossina Guerrero, psicóloga y directora de programas de Promsex, considera que la construcción de una sexualidad masculina con estereotipos, machismo y roles de género equivocados alimenta el desprecio hacia la mujer. Y esa es la base de las agresiones, incluida la violencia sexual. “La violación no es un tema hormonal o biológico, sino todos los hombres violarían. Es una cultura de desprecio y dominación, por eso creemos que la castración química no solucionará nada”, agregó.
El 41.2% de los adultos mayores cumple condena por violaciones sexuales de menores de edad.
En efecto, el informe del Observatorio Nacional de Política Criminal sostiene que las ideas expresadas por estos sujetos provienen del entorno social en que se desenvuelven, en donde imperan nociones erradas sobre la masculinidad. “El fuerte apego de algunos hombres mayores a modelos tradicionales de género y sexualidad de tipo patriarcal sería un elemento importante de su disposición a cometer actos de violación bajo una lógica en la que tales actos aparecen como formas de afirmación o defensa del orden jerárquico de género”.
“La propia vejez del agresor produciría en él frustraciones o limitaciones para desempeñarse a plenitud según sus ideales de masculinidad (…) y el único ámbito donde aún puede ejercer algún poder es aquel donde tiene acceso a una niña o adolescente que se encuentra sometida a su precaria autoridad”, concluye el estudio.
María Villalobos, directora de país de Save The Children, sostuvo que dichos resultados confirman la necesidad de reformular el concepto de masculinidad desde la etapa escolar. “Estos violadores fueron niños y adolescentes que se formaron en una sociedad que los obligó a asumir un rol de 'macho'. Por eso la lucha contra la violencia sexual implica enseñar que todos somos iguales, y que nadie tiene derecho a tocar o someter a otro”, señaló.