Tres décadas de promesas incumplidas y desafíos para evitar la catástrofe global
La COP27 se realiza en un contexto de inundaciones devastadoras, olas de calor sin precedentes, graves sequías y tormentas violentas. Además, millones de personas en todo el mundo se enfrentan a otras crisis simultáneas, luego de dos años severos de emergencia sanitaria por la covid-19: hay problemas de energía, inflación en el precio de alimentos y acceso a agua de calidad, agravadas por graves conflictos y tensiones geopolíticas.
En este contexto adverso, algunos países han comenzado a paralizar o revertir las políticas climáticas y han duplicado el uso de combustibles fósiles, lo que ha generado que cada vez se esté más lejos el cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones para no superar el umbral del 1,5 grados adicionales de calentamiento global.
Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, las emisiones de CO2 deben reducirse en un 45% para 2030. Esto con el fin de cumplir el objetivo central del Acuerdo de París que busca limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados centígrados para finales de este siglo. Esto es crucial para evitar los peores impactos de la emergencia climática, como sequías, olas de calor y lluvias más frecuentes y severas.
Sin embargo, un informe publicado por la ONU semanas antes de la COP27 muestra que, "aunque los países están doblando la curva de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero hacia abajo, los esfuerzos siguen siendo insuficientes para limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 grados centígrados para finales de siglo". Desde la COP26 de Glasgow, solo 24 de 194 países han presentado planes nacionales más estrictos.