CRISIS SOCIAL. El lado más vulnerable de la pandemia.
En las noticias una mujer vende desayunos cerca de un mercado el día de la cuarentena en que está prohibido que salgan las mujeres (la medida luego fue suspendida por el mismo gobierno). El periodista le pregunta por qué se expone e incumple con el mandato oficial y social de “quédate en casa”. La señora responde muy angustiada: “porque soy madre soltera de cuatro hijos y si no trabajo no tengo qué darles de comer”. Este caso representa la grave situación de las otras víctimas de la crisis por el Covid-2019: los grupos más vulnerables de nuestro país.
El Gobierno peruano, consciente de las limitaciones de nuestro sistema de salud, reaccionó rápidamente y declaró estado de emergencia y cuarentena el 16 de marzo, con solo 71 casos confirmados de contagio. A un mes de la medida, la situación es incierta y muy preocupante.
Más allá de los impactos directamente relacionados con los contagios y la salud, las consecuencias económicas y sociales serán enormes para todos los sectores y grupos socioeconómicos del país. Preocupa sobre todo el empleo informal que afectará en mayor medida a las mujeres. El 75% de ellas trabaja informalmente (versus el 70% de los hombres) y el 60% trabaja en una empresa de menos de cinco trabajadores (versus el 50% de los hombres).
El 75% de las mujeres en Perú tiene empleos informales.
Además, las mujeres tienen más presencia en los sectores más golpeados por esta crisis: comercio (26% de mujeres versus 13% de hombres) y servicios (44% de mujeres versus 37% de hombres).
Muchas trabajan en empleos muy precarios, que les generan solo ingresos de supervivencia diaria. Las mujeres jóvenes, sin pareja, con hijos pequeños y con educación básica incompleta tienen casi 100% de probabilidad de pertenecer a ese grupo. Ellas no pueden satisfacer las necesidades básicas de sus familias durante la cuarentena, lo que en algunos casos las obliga a incumplirla. Son estos casos los que requieren una urgente atención.
Es cierto que el gobierno está preocupado por esta situación. Entre otras medidas, viene entregando cada quince días un bono de 380 soles (aproximadamente 110 dólares), uno de los más altos de América Latina, a las familias vulnerables. Sin embargo, las dificultades y limitaciones inevitables de implementar una medida de este tipo en un plazo tan corto y en medio de la emergencia han sido notorias.
Solo 17 días después de iniciada la cuarentena se registraron 43 denuncias de violaciones, 27 involucraban a niñas.
Lamentablemente, la crisis por el coronavirus sorprendió al país con sistemas de focalización de hogares muy desactualizados e incompletos y en necesidad y proceso de revisión. Por ello es de esperar que los esfuerzos del Gobierno sean insuficientes. Será difícil lograr un buen sistema de identificación de manera inmediata, pero es necesario usar instrumentos geográficos para atender a todos los hogares de las zonas más vulnerables a la pandemia.
Usar los mapas de información disponibles y buscar el apoyo de la sociedad civil organizada para identificar a las familias necesitadas y aún no atendidas son, en este sentido, algunas salidas que se deberían implementar.
El Covid-19 será responsable, además, de muchas otras víctimas. Como ha sido documentado internacionalmente, las medidas de confinamiento por el coronavirus exacerban la violencia contra la mujer. Solo 17 días después de iniciado el distanciamiento social obligatorio, el ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables había registrado 43 denuncias de violaciones, de las cuales 27 involucraban niñas.
Es necesario tomar consciencia que cada día que se extiende la cuarentena son muchas más las otras víctimas de sus consecuencias.
Por otro lado, a pesar de los enormes esfuerzos del Ministerio de Educación, se puede esperar que el aislamiento generado por la pandemia incremente las brechas de la educación básica y superior. Las posibilidades de aprovechar el programa “Aprendo en casa” serán menores para los niños y niñas que no cuentan con Internet en casa, viven en condiciones de hacinamiento o tienen padres con menores niveles de educación. Estas privaciones no solo afectarán sus logros educativos, sino que los pondrán en desventaja con relación a los niños y niñas que viven en mejores condiciones socioeconómicas.
Estos y otros casos permiten identificar a las poblaciones vulnerables que se convierten en las otras víctimas del Covid-19 en el corto, mediano y largo plazos. Sabemos que el gobierno viene trabajando arduamente para superar la crisis sanitaria y atender a los afectados, pero la tarea es muy difícil y requiere del apoyo del sector privado, medios de comunicación, academia y sociedad civil en general.
Estos sectores pueden aportar con propuestas, recursos, ayuda en la implementación de medidas e incluso participación en comisiones del gobierno, entre otras formas. Es clave tomar consciencia de que existen estas otras víctimas de la crisis y que cada día que se extiende la cuarentena sufren mucho más sus consecuencias, por lo que merecen también que se les asigne la mayor prioridad.