ESTUDIO. La autora también analiza el rol y debilidades que enfrenta el Estado para la realización de obras públicas.
Las obras paralizadas, que coloquialmente son llamadas elefantes blancos, son una visión común de nuestro país. Y ahora que hemos pasado por una cuarentena estricta y se está buscando reactivar la economía, vamos a continuar lidiando con este problema, uno que se ha visto pronunciado en los últimos meses debido a la pandemia. Pero la pregunta clave es: ¿los elefantes blancos son un despilfarro del uso de recursos públicos o tienen otras consecuencias negativas?
HALLAZGOS. El 80% de las obras iniciadas entre el 2005 y el 2015 fueron paralizadas al menos un año.
En mi investigación* encuentro que las obras de alcantarillado sin culminar mataron niños en el Perú. Entre el 2005 y el 2015, el Estado peruano invirtió 3 mil millones de dólares en expandir el acceso a alcantarillado sanitario a nivel nacional, con el propósito de disminuir la prevalencia de enfermedades diarreicas agudas y la mortalidad infantil. Irónicamente, lo que encuentro es que las obras de alcantarillado sanitario sin culminar incrementan la mortalidad infantil y de niños menores de cinco años. El 80% de las obras iniciadas en este período fueron paralizadas al menos un año y muchas indefinidamente, sin saber si iban a ser culminada en algún momento.
Cuando se expande el acceso a alcantarillado, se necesitan realizar cortes de agua para instalar las tuberías del alcantarillado. Esto fuerza a la población a utilizar fuentes de agua no seguras para su consumo diario y afecta a sus hábitos de higiene y sanitarios y genera focos infecciosos. Las obras mismas dejan abiertas zanjas que se vuelven basurales o se llenan de agua estancada y por sí mismas se vuelven focos infecciosos.
Y en casos extremos, estas zanjas se llenan de agua y se vuelven piscinas de hasta dos metros de profundidad donde niños han muerto. En la peor pandemia del siglo, no podemos arriesgarnos a empeorar aún más la salud de la población. Necesitamos mitigar cualquier tipo de foco infeccioso que perjudique el sistema inmunológico y perjudique la salud pública.
Las obras de alcantarillado sanitario sin culminar incrementan la mortalidad infantil y de niños menores de cinco años.
Entonces, la siguiente pregunta clave es: ¿qué se puede hacer? Primero, cuando se empieza una obra de infraestructura, esta se debe culminar y sin retrasos. Ahora que estamos en el camino de la reactivación económica con programas como Arranca Perú, hay mucha voluntad política para empezar nuevos proyectos de infraestructura, pero no podemos olvidarnos que hay muchas obras pendientes de culminar.
Para ello, es necesario mejorar el sistema de monitoreo y evaluación de obras y esto implica que toda obra cuente con un detallado plan de mitigación de riesgos y que el Estado monitoree de cerca su cumplimiento e imponga sanciones de ser el caso.
El Estado también debe informar a la población sobre la ejecución de las obras de infraestructura. ¿Quién es la unidad ejecutora? ¿Cuánto tiempo va a tomar potenciales riesgos y compensaciones? El Estado debe rendir cuentas al ciudadano regularmente y el ciudadano debe tener la capacidad de castigar al Estado con la elección de sus representantes.
Segundo, el sistema de inversión pública, ya sea el difunto SNIP, InviertePe o cualquier otro que esté por venir, debe considerar en su análisis costo- efectividad no solo los costos privados, sino también los costos sociales.
Cuando hablamos de muertes infantiles, estos costos sociales son sumamente altos y estos han sido ignorados, pero al incorporarlos se generan incentivos para mitigarlo. Por ejemplo, complementar la expansión del alcantarillado o de cualquier otra obra de infraestructura pública con políticas sociales complementarias. En este caso particularmente mejorar la salud pública primaria y prevenir que niños mueran por enfermedades diarreicas.
Finalmente, sigamos las mejores prácticas en sectores como transporte y telecomunicaciones. Es irónico que pueblos al lado del río Amazonas, el más caudaloso del mundo, tengan acceso a electrificación y televisión satelital, pero no agua y saneamiento. En estos sectores ha habido una mejor participación del sector privado. Se ha reemplazado el modelo de pequeños proyectos por uno de macroproyecto donde el sector privado puede traer su 'know how'.
En la peor pandemia del siglo, no podemos arriesgarnos a empeorar aún más la salud de la población.
En el caso de infraestructura sanitaria, un macroproyecto no sólo abarca un mayor nivel geográfico y la construcción de la red pública, sino también la conexión a viviendas y el mantenimiento y rehabilitación de la infraestructura en los siguientes años. Por supuesto, el rol rector y regulador del Estado es clave para una eficiente y eficaz desarrollo de la infraestructura pública durante todo el ciclo del proyecto.
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Referencia:
Can White Elephants Kill? Unintended Consequences of Infrastructure Development in Peru.
Autor: Antonella Bancalari.
Septiembre, 2020
lnstitute for Fiscal Studies