El Festival Internacional de Poesía de Lima (FIPLIMA) está a punto de morir. Si eso sucede, sería una noticia tan grave como los escándalos de Odebrecht. No me parece una exageración afirmar esto. Sin una democratización de la cultura no hay sociedad nueva ni una verdadera reforma de la educación. Sin políticas culturales callejeras seguiremos viviendo en el permanente deterioro de nosotros mismos bajo altísimos índices de violencia, corrupción, machismo y discriminaciones diversas. ¿Queremos formar nuevos ciudadanos? Entonces, necesitamos arte en las calles, talleres públicos de arte, deporte y ciencias (verano e invierno) en todos los parques para todos los niños y adolescentes del Perú. ¿Es difícil entender algo tan obvio? No lo parece (en Colombia lo entendieron al toque), pero es raro que este tipo de proyectos no sea ninguna prioridad en el Estado peruano; no lo sea para casi ningún partido político y para casi ninguno de nuestros alcaldes y gobernantes.
Este festival de poesía comenzó en el 2012 y ya se han realizado tres versiones hasta la fecha. Más de 100 poetas de cuatro continentes han venido a leer sus poesías y a tener conversatorios en distintos auditorios, parques y plazas de Lima. Poetas peruanos y latinoamericanos han estado presentes también. En la última versión, realizada el año pasado, fueron más de 25 las sedes donde se organizaron eventos diversos y lecturas de poemas. El festival es gratuito. Por una semana, la ciudad se carga de un discurso diferente y los limeños podemos asistir a un evento distinto que integra a distritos y barrios de la ciudad, que nos educa a todos y que nos hace pensar y sentir diferente. Un evento que abre la vida más allá de los mafiosos peajes que nos torturan.
Poeta Jüri Talvet, de Estonia, en la edición de abril del 2016. Foto: FB de FIPLIMA.
Hoy el festival está a punto de no realizarse porque los principales auspiciadores se han retirado y faltan recursos. ¿El Ministerio de Educación no los tiene? ¿El Ministerio de Cultura tampoco? ¿Ninguna institución pública o privada tiene un poco de dinero para apoyar algo así? ¿Qué quieren los políticos, qué quieren los empresarios? ¿Quieren que los ciudadanos nunca desarrollemos nuestro sentido estético, que nunca aprendamos nada nuevo? ¿Quieren que no construyamos representaciones nuevas sobre la vida y sobre lo posible?
Es indignante que el presupuesto en cultura no suba de manera paralela al de otros ministerios.
Mañana viernes el colectivo “Más cultura más Perú” (que agrupa a muchas organizaciones culturales) comenzará una campaña para sensibilizar a la población y a los políticos a fin de que el gobierno invierta más en democratizar la cultura. Todos los años los presupuestos suben en todos los rubros, pero en cultura bajan siempre. Es increíble. No es posible continuar así. Es indignante que el presupuesto en cultura no suba de manera paralela al de otros ministerios. Este festival de poesía es un maravilloso ejemplo de iniciativas que deben replicarse por todo el país (y en todas las artes) y lo cierto, lo verdaderamente cierto, es que el Estado peruano debería ser el primer impulsor, facilitador y aliado de este tipo de eventos. ¿Qué quieren los políticos? ¿Quieren que nos resignemos a tener que escuchar solamente las ideas de Cipriani y de Becerril?