El 12 de julio pasado, veintidós mujeres ganaron un juicio en Estados Unidos que ordena a Johnson & Johnson, una de las corporaciones de productos para el cuidado de la salud más famosas del mundo, pagarles 230 millones de dólares de reparación a cada una tras haber probado el efecto cancerígeno de uno de los insumos con que fabrica uno de sus talcos más populares en el planeta. El monto de la multa resulta pequeño si lo comparamos con los ingresos anuales de esta compañía: 76 mil millones de dólares. Uno de los factores que le permite esta bonanza es la elusión de impuestos a través de paraísos fiscales. Solo entre los años 2013 y 2015, Johnson & Johnson dejó de pagar al fisco 55 millones de dólares, según un informe de Oxfam elaborado por investigadores en 20 países.
En el Perú, Johnson & Johnson se ahorró más de tres millones de dólares en impuestos en ese mismo período, según esta investigación. En mayo de 2017, la serie trasnacional The Big Pharma Project de Ojo-publico.com identificó que esta compañía tiene al menos cinco subsidiarias en Delaware (Alios BioPharma Inc, Abbott Medical Optics, Janssen Biotech, Inc, Acclarent, Inc. y Imclone Systems LLC), uno de los paraísos fiscales más opacos.
Johnson & Johnson, fundada en 1886 en Estados Unidos, ha pagado más de cuatro mil millones de dólares en multas por las fallas de sus productos y prácticas de competencia desleal en los últimos diez años. En el 2014, la corporación impidió que se comercialice en nuestro país Remsisa, un fármaco para la artritis reumatoide, que competía con su producto estrella Remicade. Ese año Johnson & Johnson interpuso una demanda de amparo ante el 5° Juzgado Civil de Lima para que se detenga la participación en el mercado del producto de su competencia porque supuestamente no garantizaba seguridad y eficacia. De esta manera, el Perú se convirtió en el único país del mundo en el que Remsisa no pudo ser comercializado. Un año después, el juzgado cambió el veredicto: declaró improcedente la medida cautelar de Johnson & Johnson.
LEGAL. La Sunat no sanciona la elusión fiscal, debido a que el contribuyente busca evitar el pago de impuestos utilizando maniobras o estrategias permitidas por la misma ley.
El informe de Oxfam, denominado Recetas para la Pobreza, fue publicado en setiembre pasado y muestra cómo no solo Johnson & Johnson, sino también las compañías Pfizer, Merck y Abbott eludieron impuestos por más de 100 millones de dólares en países en desarrollo. En Perú, por ejemplo, Pfizer dejó de pagar 22 millones de dólares en impuestos entre el 2013 y 2015.
Para este estudio, los investigadores analizaron los informes tributarios públicos y hallaron que las cuatro farmacéuticas solo reportan 5 % de ganancias en países desarrollados y 7 % en los considerados en vías en desarrollo. Sin embargo, en los paraísos fiscales (territorios donde el régimen tributario es bajo o nulo) el porcentaje de beneficios que obtienen se incrementa en 31%.
Las empresas usan maniobras legales para reducir o evitar sus impuestos a través de esquemas de traslado de su dinero a empresas offshore que operan en paraísos fiscales. De esta manera, las cuatro farmacéuticas citadas en el estudio habrían dejado de pagar más de 112 millones de dólares en tributos en Colombia, Ecuador, Chile, India, Pakistán, Tailandia y Perú, según las proyecciones del informe de Oxfam. Esta suma hubiera ayudado a reducir las carencias que estos países tienen en sus servicios de salud. Por ejemplo, con este dinero se hubiera podido financiar la vacunación de 10 millones de niñas contra el Virus del Papiloma Humano, una infección que causa la muerte de más de 300 mil mujeres al año.
CIFRAS. El estudio de Oxfam revela que Johnson & Johnson y Pfizer dejaron de pagar 3 millones 804 mil 986 dólares en impuestos al país, a través de sus paraísos fiscales.
Indicadores del Estudio
Para calcular las ganancias que obtuvieron Johnson & Johnson, Pfizer, Merk y Roche, los investigadores consideraron el margen de beneficio global de cada una de estas empresas y lo multiplicaron con los ingresos que reciben en los diferentes países donde operan. En el informe se aclara que esta operación se realizó con el fin de obtener una cifra hipotética de las ganancias de la empresa en cada país. Sobre esta base se aplicaron los tipos impositivos para saber cuál era el impuesto que les correspondía pagar y qué cantidad pagaron en realidad.
Según el Decano del Colegio Químico Farmacéutico Departamental de Lima, Javier Llamoza, los márgenes lucrativos de las farmacéuticas citadas en el estudio sirven en varios casos “para financiar el lobby, obtener ventajas comerciales o proteger sus negocios”. “Se debe tener presente también que en el Perú estas corporaciones no pagan IGV ni aranceles por medicamentos para el cáncer, el VIH y la diabetes, y reaccionan de forma agresiva cuando se habla de licencias obligatorias para romper monopolios y reducir el precio de las medicinas”, dice Llamoza.
La investigación The Big Pharma Project de Ojo-Público.com demostró que las farmacéuticas apelan a lobbies, acciones judiciales y a la multiplicación de patentes, a través de mínimos cambios a las medicinas, para prolongar los monopolios de fabricación y venta de aquellos fármacos que les generan más ingresos.
Las farmacéuticas son las compañías que invierten más dinero en actividades de lobby. Sus inversión supera los 200 millones de dólares anuales en campañas que incluyen la captación de funcionarios del Estado que están en puestos claves para sus intereses, se advierte en el informe de Oxfam.
MANIOBRAS. Las farmacéuticas utilizan diferentes maniobras para mantener sus altos precios en el mercado. El lobbie y la elusión fiscal son algunas de ellas.
Estas personas le sirven a las multinacionales como ejes de presión sobre países y autoridades que no quieren implementar medidas de protección monopólica más estrictas. En el 2017, Estados Unidos amenazó a Colombia con suspender su ayuda al proceso de paz y bloquear su incorporación a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) si no desistía de su intento de aplicar una licencia obligatoria al medicamento oncológico Imatinib, cuyo tratamiento costaba alrededor de 10 mil dólares por persona.
Las malas prácticas de Pfizer
La corporación Pfizer tiene domicilio fiscal en Delaware y al menos 14 subsidiarias en este paraíso fiscal de Estados Unidos. Según el informe de Oxfam, esta empresa habría dejado de pagar a la Sunat mil 884 millones de dólares en impuestos entre el 2013 y 2015. La compañía está dedicada a la producción de fármacos para enfermedades endocrinológicas, oncológicas y problemas de la visión. Sus ganancias anuales superan los 52 mil millones de dólares.
Esta corporación ha tenido que pagar también multas millonarias debido a sus malas prácticas. En mayo pasado, Pfizer llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos para resolver sus problemas legales por un caso de soborno en un programa de salud pública. La multa ascendió a 23,85 millones de dólares. Mientras que en el 2016 la farmacéutica tuvo que despedir a 30 de sus directivos por haber realizado pagos irregulares a médicos de España para prolongar sus patentes.
PARAÍSOS FISCALES. Johnson & Johnson y Pfizer tienen subsidiarias en paraísos fiscales. Según reportes, han recibido multas por sus malas prácticas desde el 2004.
En el Perú, el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) multó a su filial Pfizer S.A. con más de 10 mil dólares por promocionar el medicamento antiinflamatorio Ponstan RD y ocultar información relevante del producto.
El panorama que se describe es una guerra para mantener privilegios fiscales y captura de los sistemas de salud para obligar a los Estados a comprar sus productos, muchas veces, inalcanzables para los pacientes más pobres.
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