“Puedes cambiar de sexo o tomar todas las decisiones posibles, pero el mensaje es que Dios te hizo varón y hembra en su amor como hijo de Dios. Las cosas que te persiguen en tu cabeza no tienen tanto valor, son voces que te dictan mentiras”, dijo Walter Fawcett, un brasileño originario de Sao Paulo, conferencista durante el II Congreso Integral Sexual “Bajo sus alas”, organizado en Lima el pasado 21 y 22 de febrero, por la organización internacional Exodus Latinoamérica.
Exodus es un movimiento declarado extinto en 2013, cuando usaba el nombre de Exodus Internacional, y que ahora se hace llamar Exodus Global. Llegó al Perú de la mano del Centro de Restauración Sexual Homosexual- Creho, un colectivo local con el que impulsan charlas y conferencias internacionales en la que difunden una propuesta que vulnera prácticas clínicas y derechos humanos. Usan a la religión y prometen cambios en la orientación sexual de las personas LGTBIQ+ a través de agresivas terapias de reconversión sexual.
El centro peruano, que funciona como soporte para este movimiento en nuestro país, está a cargo de María Elena Mattos Copari, una mujer que ofrece conferencias públicas en las que habla de una supuesta reconversión sexual y cuya historia es citada como un caso emblemático por el sitio web y las campañas de difusión de Exodus Latinoamérica.
FALSAS TERAPIAS. Creho tiene sedes en Lima y Ucayali. Este centro usa a la religión y promete cambios en la orientación sexual de las personas LGTBIQ+ a través de agresivas terapias de reconversión sexual
Foto: Captura cuenta de Facebook de Creho
Mattos Copari se presenta como pastora evangélica y docente, aunque carece de títulos académicos acreditados por la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria. Durante la pandemia ha continuado dando charlas y ofreciendo sus terapias de reconversión a través de consejería, lectura de libros que no reconocen la identidad de género y la lectura intensiva de la biblia. También promueve charlas públicas virtuales.
Según las declaraciones de Mattos Copari, su institución se rige por los preceptos de “compartir experiencias, consejos, oraciones y, sobre todo, hallar la raíz del problema que aqueja a cada persona, para entender el por qué de su sufrimiento y de sus preferencias sexuales”.
Sin embargo, su organización ha sido denunciada públicamente por el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) por mentir e impulsar tratamientos como si la homosexualidad fuera una enfermedad. OjoPúblico trató de comunicarse con los directores de estos centros u otro vocero, pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de este reportaje.
Creho y el grupo ExLGTB Perú promueven un asesoramiento espiritual que incluye charlas que fomentan la culpa y terapias de reconversión sexual, consideradas un acto de tortura por la Organización de las Naciones Unidas, en el Perú.
El grupo ha contado, en los últimos años, con el apoyo de políticos, como el excongresista y pastor evangélico Julio Rosas (en ese entonces legislador por el partido fujimorista Fuerza Popular y vinculado al movimiento Con mis hijos no te metas), quien en junio de 2013 invitó a representantes de Creho al Congreso de la República para dictar la conferencia “Identidad y Reorientación Sexual”.
Discurso contra la ciencia
Hace 30 años, la OMS retiró la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales y enfatizó su rechazó a las terapias de cambio de orientación sexual, por carecer de justificación médica y científica; además de representar una grave amenaza para la salud y el bienestar de las personas que son sometidas a estas prácticas.
Por el contrario, la edición 2020 de la revista oficial de la asociación mundial de psiquiatría (WPA) destaca que “uno de los peores errores en la historia de la psiquiatría fue la identificación de la homosexualidad como un trastorno”.
En el Perú, sin embargo, no existen leyes que tipifiquen a estas prácticas como formas de tortura o que las prohíban de manera expresa. Como indica el congresista Alberto de Belaunde (Partido Morado), quien impulsa un proyecto de ley para sancionar estos métodos, la invisibilización de estas pseudoterapias ha originado su naturalización en algunos consultorios.
En Perú no existen leyes que prohíban las 'terapias de conversión sexual' de manera expresa.
“Aunque es un tema que está presente en la comunidad, muchas personas se sienten avergonzadas de haber pasado por ese tipo de experiencias y no quieren hablar. Es urgente contar con una norma que las prohíba explícitamente porque sabemos que son tratos crueles, inhumanos y degradantes, que van en contra de los derechos de las personas LGTB”, explicó a OjoPúblico.
El Centro de Restauración de Homosexuales-Creho, institución peruana a la que está vinculada Exodus, está a cargo de María Elena Mattos Copari, fundadora y directora de este lugar desde el año 2000 y miembro de la Coordinadora Nacional ProFamilia. Esta organización ofrece a través de su sitio web y redes sociales “consejería, acompañamiento y entrenamiento sobre temas como la Atracción por el mismo sexo (ASM)”, y aseguran ser un grupo “confiable y responsable”.
Mattos Copari dice haber creado el centro luego de lo que ella llama “su experiencia homosexual”. En sus charlas públicas, afirma que un “homosexual es una persona infeliz, no solo por los problemas que aquejan a todos los seres humanos, sino por la represión y rechazo que reciben por parte de la sociedad”.
El sitio web de la institución peruana indica que tienen dos sedes. Una, correspondiente a su local principal, en el distrito de Surquillo, en Lima; y otra en Pucallpa, a cargo de Fidel Rengifo. Consultados por la dirección en Surquillo, la oficina de Desarrollo Empresarial de la Municipalidad de Surquillo informó a OjoPúblico que en el domicilio declarado solo se registra una casa. No hay ningún negocio, oficina o centro con autorización o licencia de funcionamiento para algún uso que no sea solo vivienda.
Durante la pandemia, Creho ha ofrecido sus servicios de orientación y apoyo a través de llamadas telefónicas o charlas virtuales. Son frecuentes, también, sus conferencias públicas. No obstante, no son los únicos que promueven ideas contra la identidad sexual y de género de las personas.
En junio del 2019, por ejemplo, en la Parroquia San Pío X ubicada en Lima desarrollaron un ciclo de conferencias a cargo de Lola Sheen Vergara, una psicóloga que trabaja como profesora principal del Seminario Mayor de la Diócesis de Chosica, y asegura contar con una certificación internacional en la aplicación de terapias reparativas y otras técnicas para el tratamiento de la homosexualidad por la Universidad de Utah.
Durante la pandemia, Creho ha ofrecido sus servicios de orientación y apoyo a través de llamadas telefónicas o charlas virtuales.
Sheen Vergara tiene la colegiatura inhabilitada, de acuerdo a la información pública del sitio web del Colegio de Psicólogos del Perú, en la sede de las regiones Cusco y Madre de Dios. Consultados sobre las causas de esta inhabilitación, en el Colegio solo respondieron que podría tratarse de la falta de pago de la mensualidad por la afiliación. Luego aseguraron que brindarían información exacta, pero no respondieron la segunda comunicación.
En agosto de este año, además, participó en el “Congreso Mariano”, desarrollado por la Diócesis de Catamarca (Argentina), para dar una conferencia vía Zoom denominada “Alienación parental”, donde compartió mensajes que califican a la homosexualidad como un trastorno, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) la excluyó de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud hace 30 años, en 1990. Incluso, el año pasado la Asociación Psicoanalítica de Estados Unidos pidió perdón por calificar a la homosexualidad como una enfermedad mental.
El asesoramiento espiritual que promueve Exodus Global, Creho y otros grupos religiosos y civiles vinculados, no es otra cosa que una terapia de reconversión sexual. Se denomina así a aquellas prácticas en las que se intenta cambiar la orientación sexual de las personas gay, lesbianas y bisexuales (a heterosexuales), transgéneros o de géneros diversos (a cisgéneros). Para ese fin utilizan distintos métodos que vulneran la identidad de género de las personas LGTBIQ+, y pueden incluir episodios de violencia física y psicológica, como reportó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en 2015.
El experto independiente de las Naciones Unidas Víctor Madrigal-Borloz detalla, en el informe “Práctica de las llamadas terapias de conversión”, las intervenciones a las que son sometidas las personas LGTBIQ+ en todo el mundo. Dentro de ellas, identifica terapias religiosas, consultas seudomédicas y de salud mental. Algunos curanderos y líderes de organizaciones confesionales realizan incluso rituales y exorcismos para expulsar “el mal”. Otro tipo de método popular en nuestro país, explica Madrigal-Borloz, es la recomendación de masturbarse fantaseando con personas de otro género.
Historias que persisten
Las terapias de reconversión o reparación de identidad sexual, como estas agrupaciones las llaman, no son exclusivas de grupos religiosos, de acuerdo al testimonio anónimo de una joven de 28 años de edad recogido para esta investigación de OjoPúblico, a quien llamaremos Mariela. Cuenta que, cuando tenía 15 años, sus padres la llevaron al consultorio de un conocido psicólogo de la capital peruana para supuestamente tratar su orientación sexual.
“Era un psicólogo caro. Cada sesión costaba alrededor de 100 dólares. Me sentía muy mal de no curarme, y que mis papás tuvieran que gastar ese dinero en mis terapias. Me acuerdo que cuando fui me dijo que no tenía comportamientos de una chica, y me dio una medicación que supuestamente iba a ayudar a que mis pensamientos no fueran orientados al lesbianismo”, cuenta Mariela.
Recuerda también que el psicólogo le dijo que la atracción que ella sentía por las personas de su mismo sexo podía ser un Transtorno Obsersivo Compulsivo (TOC). Para ello, le prescribió medicamentos como el Haloperidol, que según recuerda, solo le provocaba mucho sueño.
Una atención psicológica debe buscar reafirmar la identidad de la persona sin ningún tipo de presión", explica el psicólogo Carlos Tacuri
En noviembre de 2019, el colectivo Más Igualdad Perú presentó el estudio de “Salud mental y población LGTB”, que identifica y denuncia la realización de este tipo de terapias de reconversión sexual en el Perú.
A partir de la pregunta ¿alguna vez has asistido a un servicio de salud mental que haya intentado cambiar tu orientación sexual o tu identidad de género?, se identificó que casi el 40% de las personas que participaron del estudio habían sido sometidas a estas prácticas.
De este grupo, el 5% manifestó haber sido internado y cerca del 62% del total de víctimas que respondieron que habían sido sometidas a métodos, atravesaron estos episodios siendo menores de edad. Otro dato revela que el 90% de las personas sometidas a estas terapias tenían menos de 25 años.
En una entrevista con OjoPúblico, la directora ejecutiva de Más Igualdad, Alexandra Hernández, cuestionó que sean precisamente los profesionales de la salud quienes desarrollen estos falsos tratamientos. “Con ese estudio pudimos identificar que son psicólogos o psiquiatras, formados en una práctica que debería ser científica, pero que anteponen su fe y llevan a cabo estos métodos, que son considerados negligentes y, en algunos casos, [incluyen] violencia o tortura”.
Por otro lado, el psicólogo Carlos Tacuri, miembro del equipo de Empatía LGTB, un equipo especializado que brinda servicio psicológico en el desarrollo emocional de personas LGTB, indicó que distintos pacientes -principalmente adolescentes y jóvenes - le han reportado incidentes de malas experiencias con psicólogos que tienen algún tipo de creencia religiosa. “Una atención psicológica debe buscar reafirmar la identidad de la persona, ayudar a descubrirla sin ningún tipo de presión, con el espacio y la libertad para que esa persona vaya conociéndose”, explica el especialista.
Responsabilidades
En 2019, la Defensoría del Pueblo solicitó al Colegio de Psicólogos del Perú investigar la práctica de terapias de conversión sexual en el país y sancionarlas, además de fijar una posición institucional respecto a estos métodos.
La respuesta del gremio fue ambigua: “Nos comprometemos a realizar, dentro de lo posible, la identificación de aquellos casos en los que miembros de nuestra orden pudieran estar involucrados [en las terapias de conversión] y previo procedimiento correspondiente, adoptar las medidas correctivas, conforme a nuestro código de ética y deontología”, indica el documento firmado por el decano nacional Luis Pérez Flores. Desde entonces, no hubo ninguna manifestación sobre el tema por parte del colegio profesional.
En diálogo con OjoPúblico, Pérez Flores dijo ignorar que existan este tipo de denuncias contra alguno de los 38 mil psicólogos agremiados. “Desconozco que pasen estas cosas. Dentro de la comunidad psicoterapéutica, con plena seguridad, no pasa”, indicó. El también presidente de la asociación peruana de psicoterapia agregó que no es función del Colegio de Psicólogos investigar estas prácticas, en tanto que la labor del colegio profesional se basa en garantizar el cumplimiento ético y deontológico de los profesionales.
“Si una persona LGTB ha pasado por eso, tiene que indicar con puntos y comas de qué profesional se trata”, sostuvo. La Defensoría del Pueblo también quiso conocer si el Colegio Médico Peruano había recibido algún tipo de denuncias sobre estas terapias y si estas habían sido atendidas. La decana de esta institución, Liliana Cavani Ravello, les respondió que no tenían injerencia sobre el tema, dado que era de competencia del Colegio de Psicólogos del Perú.
OjoPúblico conversó con el miembro del Comité de Ética del Colegio Médico Peruano, Alfredo Celi, quien indicó que, “este punto [la práctica de terapias de conversión sexual] no ha sido materia de discusión o debate. Tampoco hemos recibido queja o denuncia de algún médico”, explicó.
Vacíos legales
La Defensoría del Pueblo plantea que se necesitan dos acciones concretas: una reforma legal que prohíba explícitamente este tipo de prácticas con una norma de carácter administrativa o penal -si se diera el caso- y que los colegios profesionales concernidos lo reconozcan como una falta a la ética profesional.
“Si no tenemos un marco claro que prohíba algún tipo de prácticas va a ser difícil obtener una sanción, más aún si de alguna manera son encubiertas”, explica el defensor adjunto para los Derechos Humanos y Personas con Discapacidad, Percy Castillo.
La actual Ley de salud mental, que tiene como finalidad brindar el marco legal para garantizar el acceso a los servicios en salud mental para todos los peruanos, hace un breve hincapié en la diversidad sexual. Sin embargo, no señala ningún tipo de sanción para los profesionales que incumplan la ley.
Actualmente la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud trabaja en una Norma técnica donde se hace mención a la orientación sexual de los adolescentes LGTBIQ+. Dicho enfoque responde a un detalle crucial: es en esta etapa donde la persona empieza a identificar su orientación sexual y, en algunos casos, puede tener dificultades para hablar del tema con su familia o su entorno.
Si no tenemos un marco claro que prohíba este tipo de prácticas va a ser difícil obtener una sanción”, dice Percy Castillo.
El director ejecutivo de la Dirección de Salud Mental del Minsa, Yuri Cutipé Cárdenas, indica que en 2019 derivó a la Superintendencia Nacional de Salud (Susalud), institución encargada de proteger los derechos en el ámbito de la salud de cada peruano, la consulta sobre los centros que ofrecen estas falsas terapias. “Susalud nos respondió que, como estas intervenciones se reconocen como seudo prácticas, están fuera de fiscalización y corresponde al Ministerio Público investigar”, señaló Cutipé.
OjoPúblico solicitó, a través del acceso a los canales de transparencia de Susalud, información sobre denuncias que impliquen a psicólogos en el uso de terapias de conversión sexual, pero señalaron que “no existen reportes de investigaciones y sanciones a clínicas o centros que brinden estas terapias”. Informaron que Susalud “no sanciona a los médicos o psicólogos, únicamente a instituciones cuando se vulneran los derechos del ciudadano, dentro del establecimiento de salud y la persona agraviada realiza la respectiva denuncia”. No obstante, remarcaron, no han recibido ninguna hasta la fecha.
Para el vocero de Empatia LGBTI+ Carlos Tacuri, con la ausencia de leyes que las prohíban, estas prácticas seguirán fomentando la humillación, discriminación y sentimientos de vergüenza y culpabilidad en sus víctimas. “Sobre todo, ante la inacción de las organizaciones responsables de velar por la salud de todos”, señaló.
El informe para las Naciones Unidas sobre las terapias de reconversión sexual concluye que se debe fomentar el diálogo entre los principales interesados en conjunto con los profesionales de la salud, las instituciones educativas y los distintos actores sociales, a fin “de generar conciencia acerca de las violaciones de los derechos humanos vinculadas a las llamadas terapias reparativas de identidad sexual”.
Es un tema pendiente, indica Tacuri porque, de acuerdo a su trabajo, lo peor que puede enfrentar una persona LGBTIQ+ tras atravesar estas experiencias, es rechazar su esencia y su vida. “Esto puede llevar a trastornos graves como la depresión, ataques de pánico, abuso de sustancias e, incluso, puede llegar hasta el suicidio”, señala el especialista.
*Este artículo forma parte del especial "Niéguese a sí mismo", una serie de reportajes investigativos coordinados por la Agência Pública de Periodismo en alianza con OjoPúblico en Perú, El Surtidor en Paraguay, Mexicanos contra la corrupción y la impunidad, y la reportera Desirée Yépez de Ecuador.