El Perú se aleja de una democracia y enfrenta en los últimos años la transición hacia un sistema autoritario, promovido por el Congreso y el Ejecutivo, sostiene el doctor en Historia y docente universitario Joseph Dager Alva. “[Ocurre algo] muy curioso que no ha sucedido antes en nuestra historia y que no es muy común en el mundo; es decir, un autoritarismo gobernado por el Congreso”.
En entrevista para OjoPúblico, el investigador subraya que ambos poderes del Estado no solo concentran la más baja popularidad, sino las mayores contrarreformas a lo largo de los años. Analiza también las desigualdades, el negacionismo y los crecientes intentos por “reescribir la historia”; así como la gestión de Dina Boluarte que —en su opinión— puede ser comparable con el gobierno de Alberto Fujimori.
Dager Alva, vicerrector académico de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, también ha sido presidente ejecutivo del Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú (IRTP), secretario general de la Sunedu y jefe institucional del Archivo General de la Nación. Esta última está a punto de ser trasladada a un local en el Callao, por lo que el historiador alerta sobre la “responsabilidad histórica” del Gobierno para evitar la pérdida de la memoria del Estado.
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El Perú tiene más de 200 años como república, aunque su democracia aún es joven, como usted alguna vez comentó. Pero, de cara a la realidad, ¿estamos siquiera ante una democracia? ¿Cuál es el diagnóstico del país en estos 203 años?
Yo creo que es una república más o menos antigua. Es una república con más de 200 años, pero efectivamente una república que ha tenido ensayos democráticos en donde quizá ha primado el ensayo-error. Es decir, ha primado intentos de democracia, avances de democracia e inmediatamente retrocesos. Y los intentos de democracia nunca han llegado a ser plenamente ejercicios democráticos. Siempre hemos estado en sistemas democráticos precarios y, luego de algunos años, hemos pasado a un autoritarismo o a una dictadura. Prefiero llamarlo autoritarismo, porque “dictadura” requiere de algunas definiciones.
Ahora mismo estamos en un momento, quizá, podríamos decir de transición a un sistema más bien autoritario, porque no podríamos definir exactamente lo que hoy tenemos como una democracia. Estamos en frente de una coalición gobernante entre el Ejecutivo y el Congreso, pero con un Ejecutivo muy débil, que parece estar más bien dominado o sometido por el Congreso. Es una cosa muy curiosa que no ha sucedido antes en nuestra historia y que no es muy común tampoco en el mundo, es decir, un autoritarismo gobernado por el Congreso.
Estamos frente a una coalición gobernante, pero con un Ejecutivo muy débil que parece estar dominado por el Congreso".
Un régimen, digamos, más autoritario promovido por el Congreso, con el silencio del Ejecutivo.
Con el silencio del Ejecutivo, con la aceptación del Ejecutivo, con probablemente el no poder hacer otra cosa. En lo personal, con la complacencia del Ejecutivo. Lo que pasa es que el Ejecutivo tiene como principal norte —digamos— no un proyecto nacional, no un gran plan de gobierno, sino durar. Y tiene como gran norte durar, porque sabe muy bien que cuando se acabe su periodo, Dina Boluarte va a tener que enfrentar a la justicia y va a tener que enfrentar procesos legales.
(...) Está tan comprometida en tantas cosas que evidentemente no le conviene el adelanto de elecciones, le conviene a ella, por los procesos legales que va a enfrentar, tratar de terminar el 2026.
Nuestra historia ha estado llena de desigualdades, discriminación, desprecio cultural e, incluso, de corrupción. ¿Eso también ha afectado la consolidación plena de la democracia?
Sin lugar a dudas. La democracia es el sistema de los ciudadanos. Una de las características de la ciudadanía es que pueda desarrollarse en igualdad. Esa igualdad no es algo que se consigue de la noche a la mañana, es algo que tuvo que conseguirse a lo largo de los siglos XIX y XX. Pero uno de los principales problemas en nuestra historia no es que no hayamos tenido buenos momentos, buenos gobiernos (...) sino que hemos tenido avances y retrocesos. Y en esos momentos de retroceso se ha retrocedido mucho en el avance de la ciudadanía y hemos tenido momentos donde nos ha costado mucho, como Estado, como país y como nación, abandonar herencias coloniales como el racismo, la discriminación, aceptar al otro tal cual.
(...) Lo que estamos viviendo ahora también es un retroceso respecto a asuntos que creíamos que habíamos logrado asumir como sociedad. Por ejemplo, (...) valores de no discriminación o asumir que determinados momentos, como el conflicto armado interno, tuvieron como una de sus razones la discriminación. Hoy estamos más bien reviviendo algunas tesis negacionistas sobre ese momento, como si no hubiese ocurrido matanzas, masacres, no solamente de parte de los terroristas, que por supuesto existieron, sino también de las Fuerzas Armadas y del Estado.
DOLOR. Las protestas sociales y la atención a los deudos fuera de Lima ha sido una evidencia de la desigualdad que aún persiste en la historia del Perú.
Foto: OjoPúblico / Aldair Mejía
El informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) también hace mención —ya que hablamos de desigualdad— a las muertes en Lima y las que ocurrieron en otras regiones. Y eso trae a colación las protestas sociales contra el gobierno de Dina Boluarte y del Congreso. Un reciente informe de Amnistía Internacional ratificó que hubo graves violaciones de derechos humanos. Usted comentaba que el abuso de los derechos humanos es lo menos democrático que existe. Entonces, volvemos al inicio, ¿de qué tipo de democracia hablamos? Ratifica lo que usted comentaba.
Efectivamente, yo creo que el ejemplo que pones es muy significativo, porque me parece que la conclusión 8 o 9 de la CVR nos dice que la población vivió, asumió, y el Estado mismo asumió de distinta manera las muertes ocurridas en el interior del país que las muertes en Lima, en el periodo del conflicto armado interno. Y yo me pregunto si no es lo mismo que pasó en diciembre y enero en las protestas contra Dina Boluarte si comparamos, por ejemplo, con lo que sucedió en las protestas contra [Manuel] Merino. Eso es terrible, porque han pasado décadas, estamos, por lo menos 20 o 30 años, y hay cosas que no han cambiado.
(...) Veinte años después, vemos que alguien dice que Puno no es el Perú, que estas protestas son hechas por terroristas, por ronderos terroristas, sin recordar que Puno fue uno de los lugares en donde no llegó Sendero [Luminoso], sin recordar que los ronderos combatieron al terrorismo y entonces uno dice ‘como que estamos retrocediendo’.
(...) Parece que en estos últimos tiempos hay un avance de una ideología radical, negacionista, que se siente empoderada, que está mucho más presente, que damos mucha más visibilidad que la que tenía antes y es preocupante.
Hay un intento de negacionismo, de reescribir la historia, un intento desesperado de hacerlo todo en este momento".
¿Qué tanto estamos retrocediendo?
Con los ejemplos que estoy dando creo que es algo como para preocuparnos. Tenemos que pensar si es dable, por ejemplo, que tengamos congresistas que estén utilizando su poder para beneficiar a particulares. O si, por ejemplo, en este momento tenemos a la presidenta ejecutiva del canal del Estado que decide utilizar los recursos del Estado para publicitar el programa de estudios de una universidad. O incluso para publicitarse ella misma. Es decir, esto es intolerable.
Me habla de beneficios particulares. Uno puede recordar los Congresos anteriores en temas como transporte, educación y también se veía el interés por beneficiar a ciertos sectores. ¿Cuál sería la diferencia de este Congreso?
Yo diría que el grado. Quizá antes ya se veía, antes había uno que otro, pero había otros que salía a denunciarlos, que salían a criticarlos. Ahora, el número de congresistas que están en contra de las barbaridades que hacen los otros es mínimo y eso nos tiene que preocupar, y, sobre todo, a los votantes nos tiene que llevar a pensar qué es lo que vamos a hacer en el 2026.
"El Estado está atentando contra sí mismo en su cumpleaños"
La historia del Estado peruano está en el Archivo General de la Nación (AGN), el mismo que va a tener que desocupar el sótano del Palacio de Justicia, después de un largo proceso judicial y con el allanamiento del Ejecutivo. Ya se ha conocido, por la Contraloría, que el depósito donde sería trasladado tiene serias deficiencias. Entonces, podríamos hablar quizá de desprotección y amenazas en lo físico, en lo estructural, ¿pero también sería alguna forma de interpretar nuestra historia actual, nuestra historia patria?
Yo creo que lo que está ocurriendo con el Archivo General de la Nación es un muy buen símbolo de lo que está ocurriendo con el Ejecutivo, con el Gobierno, con el país. Un muy buen símbolo en el sentido de que lo simboliza muy bien, pero es terrible. Hay que reconocer, en principio, que el Poder Judicial y el Archivo General entraron en un juicio y el AGN lo perdió. También habría que preguntarnos si existía la posibilidad de que no lo perdiese, porque el Poder Judicial demandaba y el Poder Judicial decidía. Han sido como cuatro o cinco años de juicio.
La responsabilidad no es solamente de este Ejecutivo, sino de, por lo menos, dos Ejecutivos anteriores. Porque si yo soy ministro de ese momento, o soy presidente de ese momento, apenas me entero que el Poder Judicial me ha hecho un juicio, obviamente tengo que saber que me lo va a ganar. No hay forma de que no me lo gane. Y en ese momento comienzo a construir un local para albergar esos papeles que van a ser desalojados de ese lugar.
PATRIMONIO. El Archivo de la Nación deberá trasladar más de 25 kilómetros de documentación a un local del Callao, con deficiencias detectadas por la Contraloría.
Foto: Andina
Que está en Pueblo Libre, desde hace muchos años se habla de eso.
El terreno existe y lo que falta es construirlo. El proyecto y parte del presupuesto existen, lo que falta es ejecutarlo. Pero lo que ha ocurrido es que el Archivo General ha perdido el juicio, el Poder Judicial ha dicho ‘desalojen’, y lo impresionante aquí es que la ministra de Cultura y el jefe del Archivo General de la Nación han dicho ‘sí, muy bien, desalojaremos’. No digo que no se deban respetar los fallos judiciales, pero también existe la posibilidad de llegar a una conciliación (...).
¿Por qué es el peor sitio? Porque lo han escogido en una zona industrial, es decir, puede suceder cualquier desgracia. Es vecina de productos de café, lejía, productos químicos, etc. En segundo lugar, es en el Callao, con una humedad mayor que va a dañar a los documentos antiguos. En tercer lugar, está próxima a un aeropuerto y todas las normas archivísticas te dicen que los archivos históricos nunca deben estar cerca de aeropuertos. En cuarto lugar, es un galpón, es un depósito, no tiene condiciones para albergar material histórico.
(...) Lo más irónico del tema es que estamos celebrando el Bicentenario. Son los 200 años de la historia del Perú que se cierran con la batalla de Ayacucho en diciembre y el AGN, lo que más alberga, es la memoria del Estado peruano. También tiene la memoria de la época colonial, pero lo que se quiere sacar es el archivo republicano. Es decir, el Estado peruano está atentando contra sí mismo en su cumpleaños.
"El gobierno de Boluarte podría compararse al de Fujimori"
En diciembre de 2022, usted en una entrevista citaba a Jorge Basadre y decía que el Perú es un problema, pero también una posibilidad. Y lo decía para referirse a Dina Boluarte, que asumía la presidencia. Era la primera mujer en hacerlo y, usted comentaba que tenía la posibilidad de convocar a un gabinete de amplia base, consensuar con el Congreso, comenzar a hacer cambios, en medio de la sequía, escasez agrícola y otros problemas. ¿Qué pasó? ¿Qué ocurrió con esa posibilidad que representaba en su momento Dina Boluarte?
Bueno, como en muchos otros casos en el Perú, es una posibilidad fallida, es una posibilidad que no se dio. Es una verdadera lástima, porque decía también que una gran posibilidad era Pedro Castillo, porque a nivel de símbolo hubiese sido muy potente para integrarnos, para cambiar mentalidades, que el presidente del Bicentenario hubiese sido un maestro de origen rural (...). Pero no lo aceptamos, no nos dimos cuenta de eso y creo que ni siquiera el mismo Pedro Castillo fue consciente del papel histórico que le tocaba jugar.
Creo que el símbolo de Dina Boluarte estaba más o menos en el mismo nivel y hasta hubiera podido ser mejor, porque era mujer, sucedió constitucionalmente al presidente, quechuahablante y hubiese sido la posibilidad efectivamente. Además, creo que accedía a la presidencia con las expectativas de muchos. No lo hizo, se negó a hacerlo, no logró convocar un gabinete importante, se equivocó en el manejo de las marchas, se equivocó tanto que sus dos ministros más interesantes renunciaron de inmediato. Se equivocó doblemente, porque entonces al ministro responsable de la represión lo nombra primer ministro y a partir de ahí comienza a cometer los errores que todos sabemos (...).
ALINEADOS. Para Joseph Dager, el Legislativo ejerce el dominio y el Ejecutivo tiene como único gran norte sobrevivir y durar.
Foto: Presidencia del Perú
¿Con qué gobierno se podría comparar en la historia el actual gobierno?
En algunos casos podría compararse con el gobierno de [Alberto] Fujimori en el tipo de ministros que fueron poniendo, pero no en la debilidad. El gobierno de Fujimori fue un gobierno fuerte, que ejercía poder. Aquí tenemos un gobierno muy débil, que ni siquiera podríamos llamarlo autoritario. Es un gobierno con vocación autoritaria, que no tiene ningún convencimiento democrático, pero que tampoco tiene mucha posibilidad, mucho margen de ejercer una autoridad desde arriba. Es un gobierno que se tiene que apoyar en el Congreso y sin legitimidad. Estamos hablando de una coalición gobernante que por un lado tiene 5% de popularidad y 4% en el otro caso, y es un gobierno no solo sin legitimidad, sino sin representatividad.
(...) Dura porque no manda, como dice The Economist, repito, y dura porque los que realmente gobiernan, que son el Congreso, donde están básicamente los poderes de la derecha o de la izquierda radical, con Perú Libre y Cerrón. Son los que finalmente están detrás o al lado del gobierno.
¿Ese Ejecutivo y el Congreso son de los peores de la historia del Perú?
Yo me temo que sí, yo me temo que sí porque creo que nunca antes hemos visto reformas o cambios o leyes en tal número que no pretenden institucionalidad, sino todo lo contrario.
"La multitud puede aparecer"
Y ya que hablábamos de memoria, por parte del Congreso y el Ejecutivo están la ley para prescribir crímenes de lesa humanidad, el intento por revisar los textos escolares que mencionan el conflicto armado interno y que usaban otros términos. Entonces, ya no solo es un juego por los intereses, como mencionaba, sino también un intento por, quizá, reescribir la historia.
Hay un intento de negacionismo, de reescribir la historia. Hay un intento desesperado por hacerlo todo en este momento, porque en los últimos tiempos, vemos que el grupo político ganador no necesariamente tiene una presencia más o menos fuerte en el siguiente gobierno. Como tenemos partidos políticos cascarones, no hay carrera política, no tenemos clase dirigente, no tenemos políticos que cuiden ser políticos (...). Saben que pueden no salir reelegidos o que es la única vez que van a ser ministros, y entonces, muy probablemente hay grupos de poder que los están presionando para tratar de reescribir y de implantar una narrativa que obedece a intereses que no necesariamente son intereses propios de nuestra historia o propios de lo que realmente ocurrió.
Nos ha costado mucho como Estado, país y nación abandonar herencias coloniales como el racismo, la discriminación, aceptar al otro".
La subcomisión de acusaciones constitucionales rechazó tramitar la denuncia contra la presidenta Dina Boluarte por las muertes durante las protestas, pero sí por el caso Rolex. ¿Desde cuándo la vida de los peruanos ha empezado a perder el valor para la clase política?
Eso es impresionante. Un Rolex vale más que 60 muertos. Eso es impresionante y refleja que esa comisión lo que está haciendo no es salvar a la presidenta, sino salvar a los que podrían caer con la presidenta si es que entra en esa acusación. En cambio, con los Rolex caería solamente ella. Y eso es terrible, porque el mensaje que enviamos a la población es que no nos importa el otro, no nos importa nuestro conciudadano, no nos importa nuestro connacional. Y eso es terrible.
La ciudadanía muestra su hartazgo, la desconfianza por las autoridades, por lo menos en las cifras, vemos el tema de la desaprobación, pero no sale a protestar a las calles. ¿A qué se debe? Hay una crisis económica, la gente tiene que trabajar y también, quizá, tiene miedo.
Yo creo que se explica un poco por todo eso. La ciudadanía salió a las calles. Salió en diciembre y salió en enero. No en Lima, pero salieron a las calles.
Me temo que sí [son el peor Congreso y Ejecutivo]. Nunca antes hemos visto leyes en tal número contra la institucionalidad".
Masivamente…
Muy masivamente. Por momentos, tuvimos 20 regiones que estaban protestando. Pero creo que en Lima no empatizamos con esa protesta, no la entendimos. Y creo que en Lima asociamos esa protesta con infiltrados, con ‘terrucos’, con agitadores. No niego que en algunos casos puedan haber habido infiltrados y agitadores.
ACCIÓN. En 2023, ciudadanos de otras regiones llegaron a Lima para movilizarse. No se descarta que las multitudes vuelvan a aparecer, según Dager Alva.
Foto: OjoPúblico / Jonathan Hurtado
Como en muchas marchas
Como en todas las marchas. Pero obviamente si no hay una multitud que está protestando, el agitador se queda solo. Entonces, creo que también es cierto que la gente probablemente se frustró, porque no prendió en Lima y estas protestas tienen que prender en Lima. No prende en Lima, entre otras cosas, por el día a día, porque estamos en una situación económica difícil, las cifras del aumento de la pobreza son irrebatibles y en zonas urbanas, y además creo que también por miedo. [Jorge] Basadre dice que la multitud en la historia del Perú aparece de repente. Está muy callada y de repente aparece. Y suele aparecer con violencia. Esto no es un deseo (...) ¿Qué gatilla, qué hace que esa multitud aparezca? Una serie de circunstancias. No tenemos aquí la varita mágica o la receta para decir qué es lo que puede ocurrir. Usualmente son varias circunstancias.
Lo que sí quizá podemos ensayar es una explicación de por qué no aparece. En primer lugar, porque no hay una clara figura que logre aglutinar. En segundo lugar, porque hay demandas contrapuestas. Y necesitamos que haya algo que sea más transversal.
¿Cómo qué?
Eso es lo que tendríamos que ver. Por ejemplo, algo que afecte mucho lo electoral. Quizá lo de los movimientos regionales, que en algún momento se habló. Quizá incidir más en el hecho de la reelección de los congresistas, que no ha sido muy bien entendido, pero claro, eso perjudicaría a muchos, ¿no? Entonces, ¿quién va a tener el caballito de batalla con eso? La multitud puede aparecer, ha aparecido en nuestra historia, no creo que no vaya a aparecer, podría aparecer antes del 2026, podría no aparecer efectivamente, pero es un elemento que está ahí presente.