Distritos más impactados por la Covid-19 son también los más afectados por tuberculosis

Durante nuestro último programa #OjoPúblicoPregunta los epidemiólogos Larissa Otero y Gabriel Carrasco, y el politólogo José Incio analizaron las cifras de la pandemia y coincidieron en que el impacto de esta enfermedad es mayor en distritos con niveles socioeconómicos más bajos.

Los focos más altos de tuberculosis en el país coinciden con las zonas más afectadas por la Covid-19 en Perú, son los distritos más pobres”, explica la epidemióloga Larissa Otero, investigadora de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Los invitados a la última edición de nuestro programa en vivo analizaron las cifras de la pandemia y coincidieron en que el impacto es aún mayor en distritos con niveles socioeconómicos más bajos.

Participaron también Gabriel Carrasco, epidemiólogo e investigador de la Universidad de California, y José Incio, politólogo y candidato a PhD en Ciencias Políticas en la Universidad de Pittsburgh, con la conducción de Nelly Luna Amancio, editora general de OjoPúblico.  


Estrategias y desigualdad
 

Durante el programa, Gabriel Carrasco dio una aproximación sobre los excesos de fallecidos reportados por el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef) e indicó que la diferencia de mortalidad no se debía de forma exclusiva a casos de Covid-19 sino también a enfermedades que se habían dejado de atender por la pandemia. 

“Es fácil inferir que con un sistema de salud frágil, las personas que ya tenían una salud bastante  resquebrajada se vean afectadas. Esta combinación de muerte por virus más muerte por dejar de atender otras enfermedades es el impacto global de la pandemia”, comentó el experto. 

Como parte de su análisis, Carrasco detectó que en Lima los distritos más afectados por la pandemia eran aquellos cuyos estratos socioeconómicos eran más bajos. “Si bien al inicio se decía que [la Covid-19] era bastante democrática porque no importaba si tenías dinero o no, e igual podrías infectarte, uno ve ahora que la enfermedad afectó de manera diferente a los distritos más pobres. Por ejemplo, San Isidro tiene una población en promedio de una edad más avanzada, en comparación a las poblaciones más jóvenes como San Juan de Lurigancho. Sin embargo, lo que habrían sido condiciones de vulnerabilidad para San Isidro, no lo fueron tanto durante la pandemia, la enfermedad afectó más a San Juan de Lurigancho, y eso es bastante preocupante en términos de salud pública”, explica. 



Grafico Gabriel

DIFERENCIAS. El epidemiólogo Gabriel Carrasco analizó las cifras oficiales sobre mortalidad de los últimos meses y encontró que los distritos con menores niveles socioeconómicos eran los más afectados por la pandemia. 
Visualización: Gabriel Carrasco.
 

Por su parte, la epidemióloga Larissa Otero analizó los hallazgos de su colega en el marco del tratamiento de la tuberculosis. “La tuberculosis es un reflejo del primer nivel de atención en salud pública. Los distritos más afectados por la Covid-19 son precisamente también los distritos más afectados por la tuberculosis. Y eso es un reflejo de muchas cosas”, señaló. 

Perú tiene 120 [personas con tuberculosis] por cada 100 mil habitantes, en promedio, y San Juan de Lurigancho tiene 250 por 100 mil. "Los determinantes sociales están más allá de las pruebas, están más allá de la plata o cómo se ha invertido y lo digo porque tal vez decimos está en el manejo de esta pandemia, pero los errores venían de antes”, sostuvo. 

Al ser consultado sobre qué tipo de estrategias se deberían impulsar en las regiones, José Incio señaló que el Estado debía implementar medidas en las que participen otros actores como organizaciones sociales. “Trabajar con ellas te va a permitir dos cosas. Primero, tener un poco de legitimidad. Como Estado, tú vas a una zona alejada en la cual, digamos, estás conversando con sus autoridades. Y segundo, puedes aprovechar un tejido social que te permitirá tener un mejor control y un mejor entendimiento de la zona”, dijo. 


Esta combinación de muerte por virus más muerte por dejar de atender otras enfermedades es el impacto global de la pandemia.


El investigador también indicó que las políticas públicas deben dejar de ser pensadas solo desde Lima. Incio planteó que algunas iniciativas podrían trabajarse de manera abierta y participativa en diferentes regiones o localidades que luego van a informar para poder plantear una política nacional más efectiva.

¿Qué medidas no funcionaron?
 

Al ser consultada sobre la actualidad de la pandemia en el Perú y las decisiones que no habían resultado, la epidemióloga Larissa Otero señaló que el país -y el sector salud- se encontraba en una situación muy difícil, incluso antes de la pandemia, pero que entre las limitaciones habían ciertos progresos como el incremento en los últimos meses de camas UCI. 

Respecto al avance de los casos, Otero sostuvo que no se habían acelerado como en la primera parte de la pandemia, pero ello no significaba que nos encontráramos en una curva descendente y en las próximas semanas se debía seguir alerta a esta situación. 


Acceso a pruebas


TASAS. La región Moquegua figura como la primera del país en número de pruebas Covid-19 por cada 10 mil habitantes, sin embargo, el politólogo José Incio señala que el análisis debe considerar otras variables como diferenciar el tipo de test usado. 
Gráfico: José Incio.


Para Gabriel Carrasco, esta crisis ha mostrado cómo a lo largo del país la pandemia impacta de modo distinto, no solo referente a indicadores geográficos, sino también por estratos de edad, socioeconómicos y otras variables. “La epidemia es muy dinámica y reacciona a las acciones que tomamos. Tiene una función diferencial en cada estrato. Hay personas muy jóvenes donde aparentemente el impacto con el exceso de muertes no ha sido tan grave como claramente lo es para personas mayores de 60”, explicó. 

Desde su perspectiva política, José Incio destacó las medidas iniciales adoptadas por el gobierno de Martín Vizcarra, pero indicó que las estrategias posteriores para enfrentar la pandemia requerían otro tipo de análisis. “Creo que están tratando de tomar las mejores decisiones, pero también están con un Estado bastante limitado en capacidad para implementar las cosas. No solamente se debe reconocer algunos errores, sino qué se está haciendo para cambiarlos”, sostuvo. 


No solamente se debe reconocer algunos errores, sino qué se está haciendo para cambiarlos”, dijo Incio.

Frente a la postura que debería tomar el gobierno en torno al conocimiento científico, la doctora Otero indicó que en Perú no existía una cultura en el uso de datos y evidencia para desarrollar políticas públicas pero que a diferencia de otros países, sí se estaba siguiendo un camino correcto respecto a “no minimizar la epidemia” y que en ese punto la comunidad científica también debía realizar una autocrítica 

“Los académicos tenemos que hacer un poco de mea culpa. ¿Dónde estábamos nosotros antes? ¿Cuánto hemos trabajado conectados con la sociedad? ¿Cuántos estudios hemos hecho  que impacten directamente en la población? Sí, ser un académico en Perú es un reto. Han habido algunos progresos en los últimos años, pero creo que también nosotros tenemos que hacer más esfuerzos”, dijo. 

En esa línea, José Incio reflexionó sobre la importancia de las universidades y el rol que podían tener en la pandemia como fuente de conocimiento. “No creo en figuras mesiánicas, como que alguien que diga yo tengo el dato y ya está. No es una cosa sencilla. Si acá necesitamos apoyarnos en datos, en ciencia, recurre a tus universidades, recurre a esas instituciones que ya tienen un cúmulo de conocimientos macerados que te podrían informar para tomar mejores decisiones”, señaló. 

Desde su mirada, el investigador también consideró que no creía que se debía usar una retórica de guerra para que el Estado enfrente a la pandemia. “El primer ministro hablaba de las intervenciones Tayta y que envía un montón de gente. Te hace sonar a que envía un batallón, que va, mata al enemigo y regresa. Pero allí no termina el tema. Necesitas rastrear, construir instituciones, mejorar”, explicó. 

Asimismo, Larissa Otero señaló que no podía haber una certeza sobre alguna estrategia que no haya funcionado totalmente, pero consideró que en el caso de las pruebas rápidas su uso no debió extenderse al caso de personas asintomáticas. “La idea era usarlas en vigilancia poblacional y como un plan b. Para personas que están en el hospital y con varios días de síntomas, una prueba rápida podría ser útil, y evitas hacer la molecular, pero no es lo ideal. Pero para uso individual y para asintomáticos no tiene sentido alguno. Eso no lo recomienda nadie”, enfatizó. 


Rastreo de contactos


Los invitados también explicaron el desarrollo, importancia y retos en el Perú en la técnica del rastreo o trazado de contactos, basado en monitorear la salud de un grupo de personas para detectar posibles signos y síntomas de la Covid-19; y desacelerar la propagación del virus. La epidemióloga Larissa Otero -con experiencia en este tipo de investigaciones en Liberia- consideró que se trataba de una actividad compleja y con el uso de mucho recurso humano, pero era necesaria implementarla. 

“Probablemente [en el Perú], no va a tener mayor impacto en que vaya a reducir muchísimo los casos, porque son demasiados contactos. Ahorita pueden haber dos millones de contactos que tendríamos que seguir. Eso es imposible. Pero igual lo tienes que hacer para armar la capacidad, porque cuando tus casos bajen y ahí lo vas a necesitar”, explicó. 

Respecto a la forma digital de aplicar este método, a través de aplicaciones para celular, Otero señaló que esto no debería ser prioritario en Perú porque todavía existen problemas para aislar a población sospechosa. “¿Qué contacto vas a rastrear si no estás aislando el caso? Primero tienes que aislar al caso rápido, aislar a tus contactos, rastrear a los extradomiciliarios. Eso ya sería un montón”, sostuvo. 

Para Gabriel Carrasco, el mejor escenario sería que se empiece por fortalecer un sistema de trazado de contactos manual pero que no se piense solo para esta pandemia sino que se apueste por un fortalecimiento del sistema de salud posterior a la Covid-19. “Muchos países en Asia, cuando han sufrido varias pandemias, han fortalecido su sistema de salud, no para esa pandemia, sino su sistema de salud y su sistema de vigilancia”, dijo. 
 

Vacuna: expectativa versus realidad


Antes de culminar el programa, los invitados hablaron sobre el reciente mensaje del presidente Vizcarra respecto a los proyectos más avanzados de la vacuna contra la Covid-19. Todos coincidieron en que se debía tener cautela en el mensaje a la población para evitar la desinformación respecto al uso de estas dosis para la cura de esta enfermedad. 

José Incio indicó que era necesario establecer un equilibrio en el mensaje para evitar vender falsas esperanzas. “Esperemos que el Gobierno haya tenido una idea certera o más o menos certera, recopilado mucha información sobre estos plazos que ha dado, porque lo peor que puede pasar es que pasen estos meses y no se llegue a nada y ahí es, creo yo, el problema político más importante”, dijo. 

En su última intervención, Larissa Otero señaló que la comunicación era importante. La investigadora sostuvo, además, que también se debía ser conservador sobre las esperanzas que se tenía respecto a la vacuna. “Todo pinta relativamente bien, pero en la ciencia no se sabe. Esperemos lo mejor. Tanto como con una vacuna o con tratamientos que puedan reducir mortalidad o reducir infección”, puntualizó.
 

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