LENTO AVANCE. En la provincia de Datem del Marañón (Loreto), varios distritos no han superado el 25 % de la meta de vacunación.
Mientras en zonas urbanas se aplican dosis de refuerzo contra la Covid-19 al personal de salud, la vacunación en más de 30 distritos de todo el país aún tiene coberturas por debajo del 25 %. Las cifras, presentadas en el Repositorio Único Nacional de Información (Reunis) del Ministerio de Salud (Minsa), revelan un avance heterogéneo de la campaña de vacunación nacional.
Aunque han transcurrido más de ocho meses desde el inicio de la inmunización al personal de primera línea, y más de siete de la vacunación por grupos etarios, estos distritos, ubicados principalmente en la Amazonía peruana, aún se encuentran lejos de igualar el promedio nacional. Hasta el 21 de octubre, la cobertura de la vacunación completa (dos dosis) en él ámbito nacional, era de 51,4 %, según información del Reunis, una plataforma que se basa en el sistema de información integrada del Ministerio de Salud (HIS Minsa). Este porcentaje considera una meta de más de 28 millones de peruanos, que incluye a los mayores de 12 años.
La lista de distritos con menor alcance de la inmunización Covid-19 es liderada por jurisdicciones de las regiones Loreto, Amazonas, Ucayali, Junín y Puno, donde se encuentran comunidades indígenas. Ya en julio de este año, un reportaje de OjoPúblico alertó que la vacunación en estos territorios, además de iniciar con retraso, se encontraba en riesgo por la falta de información sobre los beneficios de la vacuna.
Hay vacunas, pero ¿cómo las harán llegar a las comunidades?", señala Berlín Diques.
A pesar de que en la actualidad no prevalecen los problemas de escasez de vacunas o falta de brigadas, las autoridades de salud consultadas para este artículo indican que en algunas localidades, aún no se ha superado el rechazo a la inmunización, ya sea por costumbres locales o por injerencia de grupos antivacunas. Los funcionarios también advierten de otros factores, como recientes conflictos sociales.
Además, en los territorios de difícil acceso, incluso en aquellos donde se ha logrado una mayor aceptación de los antígenos, se requieren recursos adicionales para el desplazamiento del personal de salud. “Hay vacunas, pero ¿cómo los profesionales las harán llegar a las comunidades? A algunas se llega en embarcación, a otras en vuelos y, para eso, se necesita presupuesto. El Estado tiene la responsabilidad de identificar cada una de las particularidades”, sostuvo el líder indígena, Berlín Diques, presidente de la Organización Regional Aidesep de Ucayali (Orau).
Rechazo y conflictos en Datem del Marañón
Ubicada en la región amazónica de Loreto, en el límite entre Ecuador y la región de Amazonas, Datem del Marañón es una de las provincias con los indicadores más bajos de vacunación en el ámbito nacional. Según el Reunis, en Datem del Marañon solo 9.058 personas, de un total de 56.533 habitantes aptos para la inmunización, han recibido por lo menos una dosis de la vacuna contra la Covid-19. Esto representa una cobertura del 16 %, que es solo superior a la de la provincia vecina de Condorcanqui (Amazonas), que ha logrado un alcance del 15,8 %.
En Datem del Marañón se combinan una serie de factores que complican el avance de la vacunación. El más reciente, explica Carlos Calampa del Águila, médico y director regional de salud de Loreto, está relacionado con las protestas de organizaciones indígenas por la actividad petrolera. Estas se encuentran en paro desde inicios de octubre y han recurrido a medidas de fuerza en la Estación 5 del Oleoducto Norperuano.
De acuerdo al funcionario, las manifestaciones han limitado la actividad de las brigadas de vacunación, que en condiciones normales, además, deben lidiar con la violencia a causa del narcotráfico y la tala ilegal. “La mayor parte del circuito petrolero está en la zona del Datem del Marañón y, cuando la zona está en conflicto, es preferible no entrar”, dijo Calampa del Águila.
Cuando la zona está en conflicto, es preferible no entrar”, señaló Carlos Calampa.
A este factor se suma el rechazo de la población local a la vacunación. Según Calampa del Águila, esta actitud no solo se manifiesta en los antígenos contra la Covid-19, sino en las inmunizaciones del calendario general. “Históricamente, casi no se aceptan las vacunas”, precisó el funcionario.
Emir Masegkai Jempe, alcalde provincial de Datem del Marañón, explica que en algunas localidades prevalece la confianza en los saberes tradicionales, antes que en la ciencia occidental. “Nuestras comunidades no creen en las vacunas, creen en medicinas tradicionales. En Cahuapanas, la mayoría no quiere [vacunarse]. Las brigadas que han llegado han sido rechazadas”, explicó la autoridad, quien a la fecha tampoco ha recibido ninguna dosis, a pesar de padecer diabetes.
Eliseo Tuwits, docente de la comunidad nativa de Caupan, ubicada en el distrito de Cahuapanas, a un día y medio de viaje desde Yurimaguas, sin embargo, no descartó que la población acepte las vacunas en un mediano plazo. "Sí hay confianza, pero nos hemos tratado con medicina natural, y no queremos combinar [las propiedades] (...) No nos han explicado para qué ponernos las vacunas y preferimos, ahora, no arriesgarnos", dijo a este medio.
En Datem del Marañón se ubican Andoas, Manseriche y Cahuapanas, tres de los distritos con el menor porcentaje de inmunización en el ámbito nacional. Según información del Reunis, en este último distrito, localizado a 10 horas de viaje en deslizador desde Yurimaguas, solo 340 personas (4,5 %) han recibido la primera dosis, entre una población objetivo de 7.574 habitantes. La cobertura de la segunda dosis es aún menor: solo 167 (2,2 %) personas han sido inmunizadas completamente.
En Andoas, de acuerdo a la misma fuente de información, 893 personas han recibido la primera dosis (8,5 %) y 629 (6 %) ambas dosis, de un total de 10.472 ciudadanos aptos para la vacunación. Mientras que, en Manseriche, 1.098 (12,3 %) ciudadanos fueron inmunizados parcialmente y 783 (8,7 %) completaron el esquema de vacunación, de una meta de 8.966 personas. En los tres distritos, la población vacunada es principalmente indígena, y el mayor número de dosis aplicadas corresponden al laboratorio Sinopharm.
La diferencia es grande en comparación con lo que ocurre en ciudades de la costa. Por ejemplo, en el distrito de San Jacinto, en la región Tumbes, donde hay una población similar a Manseriche, (8.057 ciudadanos), ya se ha logrado una cobertura de más del 80 %, con al menos una dosis.
En Andoas, Manseriche y Cahuapanas, las coberturas de vacunación no superan el 15 %.
Aunque Carlos Calampa advierte que los reportes del Minsa sobre vacunación muestran un desfase debido a que muchas zonas no cuentan con servicios de internet, los datos de la Diresa Loreto revelan indicadores similares al Reunis para estos tres distritos. La mayor diferencia corresponde a Manseriche, donde según información de la Diresa, al 20 de octubre, 1.226 pobladores recibieron la primera dosis (13,67 %) y 890 ambas dosis (9,9 %).
Las cifras presentadas en Reunis, a su vez, difieren de la información de la plataforma Datos Abiertos, sobre vacunación contra la Covid-19. Según esta última base de datos, los distritos con menos personas vacunadas en el ámbito nacional son Pillpinto, Mosoc Llacta, Colcha y Paccaritambo, todos ubicados en la región Cusco y con registros de entre 8 y 10 vacunados, cada uno. De acuerdo a Reunis, en cambio, estos distritos mantienen porcentajes de cobertura de entre 60 % y 70 %.
OjoPúblico solicitó información a la Oficina General de Tecnologías de la Información del Minsa sobre la diferencia en las cifras de inmunización. Sin embargo, hasta el cierre de este artículo no se obtuvo respuesta.
Dificultades en el acceso
Desde el inicio de la vacunación, las zonas más remotas de la sierra y la selva han planteado retos adicionales a las autoridades sanitarias debido a las distancias, dificultades en el acceso y ausencia de servicios básicos, como luz eléctrica, con los que funcionan los equipos que permiten conservar las vacunas.
“En Loreto, uno de los problemas más serios es que no hay carreteras y las trochas son, muchas veces, inaccesibles. Para llegar a algunos territorios, las brigadas tienen que caminar días, y no pueden alejarse mucho porque los termos [donde se trasladan las vacunas] son pequeños”, explica Calampa del Águila, director de Ssalud de Loreto.
Esto ocurre, por ejemplo, en el distrito de Balsapuerto, ubicado en la provincia de Alto Amazonas. Esta jurisdicción ocupa, de momento, el tercer lugar en la lista de distritos con menores índices de vacunación, en el ámbito nacional. En este territorio, solo 1.810 personas (11,68 %) han recibido la primera dosis, de un total de 15.494.
Necesitamos transporte aéreo para esas zonas”, advierte Juan Salas Suárez.
Una situación similar ocurre en la provincia de Atalaya, en la región Ucayali, la cuarta con menor porcentaje de personas vacunadas. Juan Carlos Salas Suárez, director regional de Salud, advierte que para llegar a algunas localidades de Atalaya se requieren viajes de hasta tres días en chalupa, una embarcación pequeña. “Necesitamos transporte aéreo para esas zonas”, señaló.
Entre los distritos de Atalaya, los que presentan mayores dificultades son Tahuanía —que, en abril pasado, fue declarado en emergencia durante 60 días para facilitar la lucha contra el narcotráfico— y Yurua, ubicado en la frontera con Brasil. Ambos distritos también registran porcentajes inferiores al 15 % de personas vacunadas con una dosis contra la Covid-19.
En el caso de Tahuanía, hay un total de 9.055 ciudadanos aptos para la vacunación. De este total, solo 1.186 (13,1 %) han sido vacunados, en su mayoría con dosis de Sinopharm (891), pero también con Pfizer (156) y AstraZeneca (139). Mientras que, en Yurua, han sido vacunadas solo 269 personas (14,3 %), de un total de 1.883. En este caso, cerca del 80 % han recibido dosis de Sinopharm.
Oposición en otras regiones
Loreto no es la única región donde hay rechazo a la vacunación. Esther Marchena Gonzales, coordinadora regional de Inmunizaciones de Amazonas, explicó que en este departamento la oposición al proceso de inmunización predomina en las comunidades indígenas. A diferencia de lo que ocurre en zonas urbanas, donde hay reticencia a ciertas marcas de vacunas, en Amazonas hay desconfianza hacia cualquier tipo de antígeno, sostuvo la funcionaria.
“En las versiones recogidas, han indicado que la vacuna contiene chips, lleva ‘la marca de la bestia’, o es ‘un arma para eliminar su cultura’. Y no solamente ocurre con esta vacuna, sino en otras campañas que hemos tenido. Al final, no depende mucho del tipo, porque incluso con Pfizer no hay aceptación”, dijo.
En Amazonas se ubica Condorcanqui, la provincia con la proporción más baja de vacunados contra la Covid-19 en todo el país. En esta jurisdicción, solo 8.265 personas (15,8 %) han recibido una dosis, de una población objetivo de más de 52 mil habitantes. Marchena Gonzales contó, además, que se ha identificado actividad de grupos antivacunas, quienes a través de la difusión de panfletos, promueven la desinformación sobre los fármacos; así como la influencia de agrupaciones religiosas. “Sin embargo, cuando se entrevista a estos grupos o pastores, ellos niegan oponerse a la vacuna”, precisó.
Una situación similar se ha reportado en Ucayali y Loreto. El director de Salud de esta última región, Carlos Calampa, apunta a facciones de iglesias evangélicas, como impulsores del rechazo a la vacunación. Este tipo de agrupaciones cuenta con amplia influencia en la zona de triple frontera entre Perú, Colombia y Brasil.
Hay comunidades que nos dicen haber recibido órdenes de no aceptar [la vacuna]", advirtió Calampa.
“Hay comunidades que nos dicen haber recibido órdenes de no aceptar [la vacuna]. Eso nos crea graves conflictos, sobre todo en Yavarí (provincia de Mariscal Ramón Castilla) y Putumayo”, explicó el funcionario loretano. Mariscal Ramón Castilla también es una de las provincias que presenta los niveles más bajos de inmunización en todo el país. Según el Reunis, solo 2 de cada 10 habitantes han recibido una dosis de la vacuna contra la Covid-19. En esta provincia, hay más de 61 mil personas aptas para la inmunización.
Salas Suárez, de la Diresa Ucayali, por su parte, indicó que distintas instituciones regionales e internacionales, como Orau, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Unicef, vienen desarrollando planes de comunicación para reducir la desconfianza hacia la vacunación. “Ellos brindan apoyo, pues [estas actividades] no se están manejando con presupuesto propio”, indicó.
En Ucayali, según explica Berlín Diques, la estrategia se basó en realizar un primer viaje a las comunidades para presentar los beneficios de la vacunación, y un segundo para organizar el proceso. “Eso dio buen resultado, y era lo que las poblaciones exigían, pues antes había temor. Ahora, el principal inconveniente en Ucayali es el presupuesto para la movilización de las brigadas”, insistió el líder indígena.