VIDAS. La malaria mata alrededor de 500.000 personas cada año, la mitad de ellas niños en África.
Por: Apoorva Mandavilli
La Organización Mundial de la Salud respaldó esta semana la primera vacuna para prevenir la malaria (paludismo), y así presentó una herramienta que podría salvar la vida de decenas de miles. Se trata de una de las enfermedades infecciosas más antiguas y mortíferas que se conocen. Cada año, mata alrededor de medio millón de personas en todo el mundo, gran parte de ellas en el África subsahariana, entre ellas a unos 260.000 niños de menos de 5 años.
La nueva vacuna, fabricada por GlaxoSmithKline, incita al sistema inmunitario de los niños a obstaculizar el Plasmodium falciparum, el más mortal de los cinco patógenos de la malaria y también el más común en África. La vacuna no es solo una pionera para el paludismo, también es la primera que se desarrolla para una enfermedad parasitaria.
En los ensayos clínicos, la vacuna tuvo una eficacia de alrededor del 50 % contra la malaria grave en el primer año, pero cayó a casi cero el cuarto año. Los ensayos no midieron el impacto para prevenir la muerte, lo que ha llevado a que algunos expertos cuestionen si es una inversión que vale la pena en países que tienen otros innumerables problemas intratables.
Pero el paludismo grave representa hasta la mitad de todas las muertes atribuidas al paludismo y se considera “un indicador proximal confiable de la mortalidad”, dijo Mary Hamel, la doctora que lidera el programa de implementación de la vacuna para la malaria de la OMS. “Anticipo que veremos ese impacto”.
Un estudio de modelado el año pasado calculó que si la vacuna se administra en los países con las mayores incidencias de malaria, podrían prevenirse anualmente 5,4 millones de casos y 23.000 muertes en niños de menos de 5 años.
Los parásitos son mucho más complejos que los virus o las bacterias y la búsqueda de una vacuna para el paludismo se ha extendido durante cien años".
Y un ensayo reciente combinó la vacuna con fármacos preventivos que se administraron a niños durante las temporadas de alta transmisión y halló que el enfoque doble era mucho más efectivo para evitar la enfermedad grave, la hospitalización y la muerte que el uso de cualquiera de los dos métodos por separado.
Contar con una vacuna para el paludismo que es segura, moderadamente efectiva y lista para la distribución es “un acontecimiento histórico”, dijo Pedro Alonso, el médico que dirige el programa global de la malaria de la OMS.
Los parásitos son mucho más complejos que los virus o las bacterias y la búsqueda de una vacuna para el paludismo se ha extendido durante cien años. Alonso agregó: “Es un gran salto desde el punto de vista de la ciencia contar con una vacuna de primera generación contra un parásito humano”.
El parásito del paludismo es un enemigo particularmente traicionero, porque puede atacar a la misma persona en repetidas ocasiones. En muchas zonas del África Subsahariana, incluso en aquellas donde la mayoría de las personas duermen bajo mosquiteros tratados con insecticida, los niños sufren en promedio seis episodios de malaria al año.
Incluso si la enfermedad no es fatal, el ataque repetido al organismo deja a sus víctimas débiles y vulnerables a otros patógenos al alterar de manera permanente el sistema inmunitario.
La investigación sobre el paludismo está plagada de posibles vacunas que nunca lograron superar los ensayos clínicos. Los mosquiteros, la medida preventiva más ampliamente utilizada, reducen las muertes por malaria en niños menores de 5 años solo en un 20 por ciento.
En dicho contexto, incluso con una eficacia modesta, la nueva vacuna es el mejor avance disponible en la lucha contra la enfermedad en décadas, según algunos expertos.
“El avance contra la malaria realmente se ha estancado en los últimos cinco o seis años, particularmente en algunos de los países más afectados del mundo”, dijo Ashley Birkett, el médico que lidera los programas de paludismo en PATH, una organización sin fines de lucro especializada en la salud global.
Con la nueva vacuna “hay aquí el potencial para un impacto muy, muy significativo”.
incluso con una eficacia modesta, la nueva vacuna es el mejor avance disponible en la lucha contra la enfermedad en décadas".
De nombre Mosquirix, la nueva vacuna se aplica en tres dosis entre los 17 meses y los 5 años con una cuarta dosis 18 meses más tarde. Después de los ensayos clínicos, la vacuna se probó en tres países –Kenia, Malaui y Ghana— donde se incorporó a los esquemas de vacunación de rutina.
Se han aplicado 2,3 millones de dosis en dichos países, cubriendo a más de 800.000 niños. Con ello, el porcentaje de niños protegidos de alguna manera contra el paludismo aumentó de menos de 70 por ciento a más de 90 por ciento, dijo Hamel.
“La capacidad de reducir las inequidades en el acceso a la prevención de la malaria, eso es importante”, dijo Hamel. “Fue sorprendente ver que esto podía llegar a niños que actualmente no tienen protección”.
La creación de un sistema eficiente para distribuir los mosquiteros tratados con insecticida a las familias demoró años. En comparación, integrar Mosquitrix a la inmunización rutinaria fue sorprendentemente fácil, añadió Hamel, incluso durante la pandemia de coronavirus, que perturbó las cadenas de suministro y causó suspensión de actividades.
“No vamos a tener que pasar otra década intentando averiguar cómo llevar esto a los niños”, dijo.
Esta semana, un grupo de trabajo de expertos independientes en paludismo, epidemiología infantil y estadística, así como el grupo consultivo de vacunas de la OMS se reunió para revisar los datos de los programas piloto y hacer una recomendación formal a Tedros Adhanom Ghebreyesus, el médico que dirige la OMS.
El siguiente paso es que Gavi, la alianza global de vacunas, determine si la vacuna es una inversión que vale la pena. Si el directorio de la organización aprueba la implementación de la vacuna —algo que no está garantizado, dada la eficacia moderada de la vacuna y otras prioridades— Gavi compraría las vacunas para los países que la soliciten; se espera que dicho proceso demore al menos un año.
Pero, igual que con la Covid-19, los problemas de producción y abastecimiento podrían retrasar considerablemente el avance. Y la pandemia también ha desviado la atención y los recursos de otras enfermedades, dijo Deepali Patel, líder de los programas de vacuna de malaria Gavi.
“La covid es una gran interrogante en términos de la capacidad actual de los países y el despliegue de las vacunas para la Covid-19 es un gran esfuerzo”, dijo Patel. “Vamos a tener que ver de verdad cómo se desarrolla la pandemia el próximo año para saber cuándo estarán listos los países para retomar todas estas otras prioridades”.