VACUNAS. Argentina gastó más de 500 más de millones de dólares en la compra de vacunas de los laboratorios chinos.
A mediados del 2020, la desesperada búsqueda de vacunas era la situación que se imponía tanto en la Argentina como en toda América Latina. Era una necesidad para contener y frenar el avance de la pandemia por la Covid-19, pero a futuro, se convertiría también en un negocio de más de 500 millones de dólares para los laboratorios Sinopharm y CanSino, de origen Chino. En diciembre de ese mismo año el presidente de Argentina Alberto Fernández se había puesto ante las cuerdas al anunciar que la vacunación masiva en el país comenzaría.
Ante la escasez generalizada, los ensayos clínicos abrían la puerta para las futuras compras de vacunas. Así los laboratorios Sinopharm y Cansino comenzaron los ensayos clínicos de su candidata a vacuna en Argentina en el último trimestre de 2020. Sinopharm se convirtió luego en el mayor proveedor de vacunas de este país -junto con Sputnik V, desarrollada por el Instituto Gamaleya de Rusia-. En junio, el gobierno anunció la compra de 24 millones de dosis que llegarán al país hasta septiembre.
La vacuna de Sinopharm tiene el precio más alto entre las vacunas contratadas por el gobierno argentino. El Estado desembolsó 20 dólares por cada dosis en los primeros dos contratos y después el precio bajó a 15 dólares por vacuna por la gran cantidad de unidades adquiridas. Fueron, en total, cuatro contratos del Estado con la compañía china por 30 millones de vacunas.
A diferencia de lo que ocurrió con otras vacunas, que todavía no han sido adquiridas en el país, Argentina también firmó un contrato con CanSino, otra compañía de origen chino, que proveerá más de 5 millones de vacunas. Argentina es el único país que no negoció ni compró vacunas a Pfizer en la región.
Los ensayos clínicos se utilizaron en América Latina como una forma de asegurar la futura compra de vacunas en un contexto de escasez de estos antígenos, y fueron impulsados a través de negociaciones diplomáticas que involucraron a investigadores locales, pero también a funcionarios de los gobiernos. Así, por lo menos, ocurrió en distintos países de América Latina como Perú, México y Chile, tal como reveló OjoPúblico hace algunas semanas. Argentina no fue la excepción
Los ensayos clínicos en este país fueron impulsados tan cerca de la ciencia como de la política. Sinopharm y Cansino se vincularon a socios locales relacionados a la Casa Rosada para realizar sus estudios en el país: cuatro miembros del Comité de Expertos Médicos que asesoran al presidente Fernández participaron, con distintos roles, en los estudios clínicos de estos laboratorios.
Los investigadores que participaron de los ensayos clínicos de Sinopharm y Cansino son Pedro Cahn, su hija Florencia Cahn, Omar Sued y Eduardo López. Los primeros tres médicos son miembros de la Fundación Huésped, institución especializada en el estudio de pacientes con VIH con larga trayectoria en ensayos clínicos.
“Ninguno de los miembros del Comité de Expertos tiene nada que ver con la compra de vacunas. Nosotros asesoramos en términos epidemiológicos, básicamente las medidas que hay que tomar durante la pandemia”, sostuvo Pedro Cahn en una entrevista con OjoPúblico. Como explicó el infectólogo, el Comité de Expertos Médicos es un grupo de asesoría honorífica de consulta permanente por parte del presidente Fernández antes de tomar distintas medidas sanitarias. Su diálogo es cotidiano con el primer mandatario argentino y con la ministra de Salud, Carla Vizzotti.
Omar Sued, director de Investigaciones de Fundación Huésped y otro de los integrantes del Comité de Expertos, explicó su rol en un reportaje a la agencia estatal de noticias Télam. “Prácticamente desde el comienzo de la pandemia, en Fundación Huésped, tanto Pedro Cahn como yo, estamos trabajando como asesores del Ministerio de Salud y del presidente Fernández, además de participar en estudios de otras vacunas como la de Janssen, Sinopharm, ahora la de CanSino y vamos a hacerlo en otros más".
El primer ensayo clínico en Argentina estuvo encabezado por Sinopharm, en meses en que las vacunas eran un bien preciado y escaso. El 3 de septiembre de 2020 ingresaron las 10.496 dosis del estudio a través del aeropuerto internacional de Ezeiza, cuyo traslado y logística estuvo a cargo de la embajada china en la Argentina, como pudo confirmar OjoPúblico. “Hasta donde yo sé, no se entregó ninguna vacuna a la embajada china. Si lo hicieron, cometieron una incorrección”, dijo Cahn, que fue el investigador principal del ensayo clínico de Sinopharm.
En otros países, como Perú, Sinopharm ingresó al país 2.000 dosis adicionales de sus candidatas a vacuna para ser directamente enviadas hacia la Embajada de China en Lima. Hasta el cierre de la investigación de OjoPúblico en América Latina sobre las vacunas extras que Sinopharm y CanSino enviaron a la región, la embajada china no respondía sobre el destino de estas dosis usadas fuera del ensayo clínico y de manera irregular.
En Argentina, la Fundación Huésped reclutó a los voluntarios y utilizó los centros de la Fundación Vacunar para realizar la implementación del ensayo. La ministra de Salud, cuya responsabilidades incluye aprobar el uso de las vacunas en el territorio argentino, fue empleada de la Fundación Vacunar hasta abril de 2020, según registros previsionales.
En ese momento, al comienzo de la pandemia, la funcionaria se desempeñaba en el ministerio como secretaria de Acceso a la Salud. Hasta hace pocos días, Vizzotti aparecía como una de las integrantes del Comité Científico de la Fundación Vacunar, según constaba en el sitio web, y ahora aparece como miembro honorífico. La ministra de Salud, además, trabajó en la Fundación Huésped como consultora para el Análisis de Estrategias Sanitarias desde 2017, según comunicó la institución.
OjoPúblico le preguntó a la ministra de Salud por estos posibles conflictos de interés, pero no obtuvo respuesta.
El ensayo clínico de CanSino comenzó a principios de diciembre, en semanas en las que el gobierno aún buscaba dosis para comenzar la vacunación masiva. La Fundación Huésped, como sponsor de este estudio, importó 3.000 candidatas a vacunas (y 3.000 placebos). El investigador principal es el infectólogo Eduardo López, quien fue una voz discordante dentro del Comité de Expertos Médicos que asesora al gobierno argentino. El ensayo se implementó en los centros de la Fundación Dr. Mario Socolinsky-Proteger.
En el mismo orden que los ensayos clínicos, la vacuna de Sinopharm fue autorizada por las autoridades argentinas a fines de marzo y la de CanSino tuvo luz verde para usarse en Argentina el pasado 11 de junio. Días antes, el gobierno hizo público un acuerdo para comprar cinco millones de vacunas de CanSino, según informaron desde la Casa Rosada. La explicación estuvo en boca del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, que explicó el proceso en mayo durante una entrevista radial: “Cerramos la semana pasada un acuerdo con Cansino para la compra de vacunas. Es otro laboratorio que también hizo el ensayo clínico de la fase III en la Argentina durante el año pasado", explicó.