SIN DATOS. Walmart dijo que es difícil medir con precisión las contribuciones de carbono de sus muchos proveedores.
Por: Michael Corkery y Julie Creswell
Durante casi 30 años, el gigante farmacéutico Bristol Myers Squibb ha proclamado que ha establecido y cumplido objetivos ambiciosos en torno a la energía y las emisiones de gases de efecto invernadero. Hoy en día, esos objetivos incluyen ser “neutro en carbono” para 2040.
El fabricante de equipos Caterpillar, Texas Instruments, Exxon Mobil y The Walt Disney Company han hecho afirmaciones similares sobre la sustentabilidad de sus operaciones y se han fijado objetivos para reducir las emisiones.
Pero en estos nobles objetivos corporativos falta algo: cualquier tipo de contabilización de las emisiones significativas de sus cadenas de suministro o los desechos de sus productos. Para algunas compañías, estas pueden llegar a sumar hasta el 95 % de sus contribuciones totales a los gases de efecto invernadero.
Una mirada más cercana a las afirmaciones corporativas de Estados Unidos de que está acelerando los esfuerzos para abordar la crisis climática —realizadas en presentaciones de mercadeo y para inversores— revela que muchas de estas afirmaciones siguen siendo bastante limitadas y no logran hacer mella en la mayor fuente de emisiones de carbono: las cadenas de suministro global que impulsan la economía moderna y que se han convertido en conversaciones casuales en medio de interrupciones masivas este año.
Las emisiones de las cadenas de suministro y los desechos son “enormemente importantes”, dijo Tom Cumberlege, director asociado de The Carbon Trust, que trabaja con empresas, gobiernos y otros para crear planes de reducción de carbono. “Cualquier compañía que no esté midiendo el valor de la cadena completa no está encarando una pieza fundamental de su impacto”.
Angel Hsu, profesora adjunta de la Universidad de Carolina del Norte y fundadora del Data-Driven EnviroLab, creó una base de datos utilizando divulgaciones corporativas sobre el clima y otras fuentes, y descubrió que 1858 empresas de 2000 se han comprometido a llegar al cero neto. Pero solo 210 de las compañías reportaron las emisiones de las cadenas de suministro o de los desechos de los consumidores.
En otro análisis, Hsu descubrió que cerca de dos tercios de las empresas que afirmaron estar encaminadas a cumplir con los objetivos de reducción de emisiones fijados para 2030 habían establecido objetivos bajos o poco ambiciosos. “En general, soy escéptica de una compañía que dice haber alcanzado o superado sus objetivos en este momento”, mencionó Hsu.
Por ejemplo, Amazon dijo que las emisiones de fuentes indirectas aumentaron un 15 por ciento en 2020 con respecto al año anterior. La compañía ha señalado que cuando sus emisiones se miden en relación con sus ventas en auge, su huella de carbono ha ido disminuyendo. Sin embargo, algunos expertos climáticos dicen que este cálculo, llamado intensidad de emisión, oculta el hecho de que la empresa sigue generando una cantidad cada vez mayor de carbono.
Cada vez más empresas están intentando cuantificar el problema. El número de compañías que presentan de forma voluntaria sus informes de emisiones y objetivos de reducción ante la iniciativa Science Based Targets, una organización sin fines de lucro que evalúa y aprueba los objetivos de las empresas, se duplicó este año a más de 2000, dijo Alberto Carrillo Pineda, cofundador de la iniciativa.
“Al planeta no le interesa la intensidad de emisión”, sentenció Roland Geyer, profesor de Ecología Industrial en la Universidad de California, campus Santa Bárbara. “Al clima le están perjudicando las emisiones absolutas”.
La semana pasada, la organización dio a conocer los criterios que las empresas deberán cumplir para alcanzar los objetivos del “cero neto” más adelante, e incluyen severas reducciones en las emisiones de las cadenas de suministro. Carrillo Pineda señaló que las empresas proporcionan los datos de manera voluntaria, por lo que “no hay garantía total de que una empresa siempre incluya todas las emisiones”.
Con el tiempo, las empresas podrían verse obligadas a hacerlo. La Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por su sigla en inglés) está sopesando la idea de exigirles a las empresas divulgaciones más rigurosas sobre sus emisiones, y cita una creciente demanda por parte de los inversores de que haya mayor transparencia.
EMISIONES. Target dijo que el auge de las ventas durante la pandemia contribuyó a un aumento del 16,5 por ciento en las emisiones de su cadena de suministro.
Foto: Nitashia Johnson / The New York Times
En julio, el presidente de la SEC, Gary Gensler, dijo que le había solicitado recomendaciones a su equipo sobre si debía comenzar a exigirles a las empresas que revelen las emisiones generadas por sus proveedores para darles a los inversores una contabilización completa de su huella de carbono.
“Las empresas podrían anunciar planes para alcanzar el “cero neto”, pero sin proporcionar ningún dato que respalde eso”, dijo Gensler en un discurso este verano.
Sin embargo, obligar a las empresas a divulgar de forma más completa sus huellas de carbono es solo una parte del desafío. Reducir las emisiones de manera significativa en sus cadenas de suministro podría entrar en un conflicto fundamental con sus modelos comerciales.
Tomemos como ejemplo a la industria minorista. Cuantos más productos vendan los minoristas, más emisiones generarán con la producción y el transporte de esos productos. Target afirmó que las ventas durante la pandemia —las cuales se incrementaron 15.000 millones de dólares en 2020, más que su crecimiento total de ventas durante los 11 años anteriores— contribuyeron a un aumento del 16,5 por ciento en las emisiones de su cadena de suministro.
“Los desafíos históricos y las necesidades específicas del sector minorista impulsadas por la dinámica de 2020 tuvieron un impacto innegable en nuestro negocio a medida que cumplíamos con la creciente demanda de los consumidores”, dijo Target en su informe de sostenibilidad más reciente. “A su vez, nuestras emisiones también tuvieron un mayor impacto”.