VARIEDAD. Sitio web incluye, además de información sobre jugadores, datos de más de 100.000 directores técnicos, entrenadores, visores y representantes.
Por Adam Simpson
Hay un consumo conspicuo que corre por las venas del mercado de transferencias multimillonarias del fútbol. Los ejecutivos de los clubes sostienen reuniones en las suites de lujo de los mejores hoteles de Londres, Monte Carlo y Milán: el Connaught, el Méridien, el Palazzo Parigi. Ahí, regatean cuotas de transferencia de escándalo, salarios copiosos y comisiones altísimas con representantes ataviados en trajes hechos a la medida.
Los jugadores a la venta se apoltronan en los lujosos asientos de piel de los jets privados para viajar entre clubes, antes de firmar contratos de decenas de millones de dólares en suntuosas y vanguardistas instalaciones de entrenamiento. No obstante, muchas de las cifras que hacen girar ese mundo —las inmensas sumas que cambian de mano por un jugador, las comisiones que se le deben a un representante, el dinero que volverá rico a un atleta— se pueden rastrear a un lugar muy alejado de todo ese glamour y opulencia: un ordinario edificio de oficinas en una tranquila calle suburbana de Hamburgo, Alemania.
Los medios suelen citar, sin objetar, las cifras que se deciden ahí. Las citan los presidentes de los clubes y sus directores ejecutivos. Una investigación del sitio web neerlandés Follow the Money encontró que varios equipos de Europa las usaban en sus documentos financieros oficiales o en prospectos enviados a inversionistas potenciales. Incluso se han convertido en la base de procedimientos legales; en un caso reciente, casi 1 millón de dólares dependieron de su exactitud.
Provienen del sitio web Transfermarkt y el edificio de oficinas al que este llama hogar podría parecer que está a un mundo de distancia de la imagen pública de la industria que cubre. En realidad, está en el corazón mismo de ella.
Describir un sitio web es, invariablemente, restarle importancia. Reddit es tan solo un lugar donde la gente habla sobre cosas. Instagram es donde suben fotografías de sus desayunos. Pinterest es donde te imaginas cómo podría lucir tu baño. En resumidas cuentas, Transfermarkt es igual de decepcionante: es un sitio en el que la gente va a encontrar y debatir información sobre futbolistas. Parte de esta información es básica: fechas de nacimiento, edades, clubes anteriores. Otra parte es un poco más avanzada: por ejemplo, te puede decir qué posición ocupó Lionel Messi en cada uno de sus juegos de la temporada pasada con el Barcelona y cuántos de los goles que anotó su nuevo equipo, el Paris Saint-Germain, involucraron a Kylian Mbappé.
El Mundial de 2006 fue el punto en el que la trayectoria constante de Transfermarkt se volvió exponencial.
Todavía más impresionante es que puede brindar el mismo nivel de detalle sobre unos 840.000 de los colegas profesionales de Messi en todo el mundo. Los datos de Transfermarkt se extienden desde las luces enceguecedoras de la Liga Premier de Inglaterra hasta el más alto nivel de Mozambique. Sus datos también incluyen mucho más que jugadores, pues tienen información sobre más de 100.000 directores técnicos, entrenadores, visores y representantes. En algunos casos, Transfermarkt puede decirte quién conduce el autobús del equipo.
El sitio fue diseñado para esto: ofrecer una fuente de conocimiento, un punto de referencia y, por medio de sus bulliciosos chats, un lugar para que se junte una comunidad de individuos con gustos en común (léase: un poco nerd). Sin embargo, no se le conoce por eso, no es lo que lo ha hecho famoso.
Querer darle un valor específico a un futbolista individual es como capturar la belleza de un amanecer. El frenético negocio de la compra y venta en el deporte es, en palabras de Thomas Lintz, el director gerente de Transfermarkt, un “mercado sin muchos de los clásicos factores de un mercado”. Un jugador puede ser invaluable para un club e inservible para otro. Los valores pueden subir y bajar con base en el capricho de un director técnico, un mal juego o la aparición de un rival superior.
No obstante, durante años, Transfermarkt ha intentado brindar una guía del costo más aproximado de todos los jugadores, desde Messi hasta Mozambique, pasando por algo que llama sus Valores de Mercado: un estimado del valor con base en el trabajo de miles de voluntarios y filtrado por los 80 miembros del personal que operan en el sitio.
Ese único detalle —en el fondo, simplemente la suposición de un valor gracias a las contribuciones de una multitud— ha transformado a Transfermarkt, de un solo punto de luz en la gran constelación digital del fútbol a algo parecido a una Polaris; ha convertido, inexorablemente, a un sitio diseñado para reflejar la escena siempre efervescente de las transferencias del deporte en uno que, ahora, la define.
Comunidad
El viaje de Bremen a Hamburgo dura poco más de una hora. A finales del siglo pasado, para Matthias Seidel era mucho más lejos. Seidel, un ejecutivo del mundo de la publicidad y aficionado febril del Werder Bremen, su equipo local, se había mudado a Hamburgo, la capital alemana de los medios, para trabajar.
No obstante, estar al tanto del destino de su amado Werder demostró ser casi imposible. El internet seguía en su infancia como un recurso de noticias. La prensa de Hamburgo apenas mencionaba todo el chisme de las transferencias que se cubrían de una manera muy extensa en los periódicos de Bremen.
Seidel decidió encargarse del trabajo. Creó un sitio web, en un inicio diseñado para monitorear a los jugadores que se habían vinculado para ser contrataciones del Werder, ya fuera en los medios locales o nacionales. Ingresó sus nombres en una hoja de cálculo, agregó los escasos detalles con los que podía contar y la publicó.
Pronto, se topó con extraños que se ponían en contacto con él para resaltar los errores y sugerir que había catalogado mal medios de contención como medios por la banda o remarcar que hacía poco tiempo ciertos jugadores habían celebrado sus cumpleaños. Seidel comenzó a publicar formatos de corrección, para que los usuarios pudieran enviar actualizaciones.
Los datos de Transfermarkt se extienden desde la Liga Premier de Inglaterra hasta el más alto nivel de Mozambique.
El sitio web que creó, Transfermarkt, se iba a convertir en una piedra angular de la era digital del fútbol. Sin embargo, sus orígenes —como sitio para aficionados del Werder Bremen— sin duda fueron análogos.
“En aquella época, había solo una pequeña comunidad interesada en el fútbol italiano y solo la Serie A era parte de la base de datos, pero bastaba para mantenerme ahí. Lo importante era la mezcla de la base de datos, la comunidad y el hecho de que podías ser parte de todo eso”, comentó Jatin Dietl, quien ahora es el administrador de área para el fútbol italiano en el sitio.
Lintz identifica el Mundial de 2006, celebrado en Alemania, como el punto en el que la trayectoria constante de Transfermarkt se volvió exponencial. (Dietl no tiene una explicación definitiva de por qué pudo pasar eso, pero parece razonable suponer que la gente en Alemania de pronto buscó información sobre jugadores con los que no se había encontrado antes).
Todo pasó rápido después de eso. Un año más tarde, el gigante editorial de Alemania Axel Springer compró una participación mayoritaria del sitio. En 2009, comenzó a expandir su oferta, empezando por los jugadores, equipos y ligas de Austria y Suiza —“no teníamos que traducir nada”, comentó Lintz— y luego se movieron a Inglaterra, Italia y Turquía, los mercados que ofrecían la mayor parte del tráfico de Transfermarkt.
Más de una década después, tiene sitios que dan servicio en 22 países. Hace poco abrió dominios en Argentina, Malasia y México. Lintz ahora tiene un personal de 80 miembros, entre ellos no solo quienes actualizan la información de los jugadores y moderan los tableros de debate, sino también un equipo de periodistas. La cantidad de “visores de datos”, los voluntarios que ingresan información en el sitio, ronda los cientos.
Su alcance también ha crecido. En un mes de este año, la variedad de sitios de Transfermarkt atrajo 39 millones de usuarios individuales y 672 millones de vistas de páginas, desde Azerbaiyán hasta Zimbabue. Tiene más o menos 680.000 usuarios registrados (aunque Lintz señaló que tan solo 50.000 eran considerados miembros activos, que contribuyen de forma regular con actualizaciones sobre los jugadores o comentan en los foros de discusión).
Sin embargo, los usuarios realmente están interesados en la métrica que se ha convertido en la tarjeta de presentación de Transfermarkt, a la cual llama “valor de mercado”. Para el sitio y su personal, esa cifra tan solo es una buena suposición del valor de un jugador. No obstante, para quienes trabajan en el fútbol, es algo más concreto, más preciso: un hecho.
El valor es volátil
Dos veces al año —antes de que abra el mercado de transferencias del fútbol europeo, en enero y a la mitad del verano—, el personal y los voluntarios de Transfermarkt comienzan el meticuloso proceso de reevaluar el valor de las transferencias de cada uno de los 800.000 jugadores que están en la base de datos del sitio.
Los usuarios debaten el valor de un futbolista, para sugerir si debe subir o bajar, con base en una variedad de factores: una racha de buenas actuaciones, un problema de lesión, un jugador similar que se mueve por una cifra mayor o menor de lo esperado y por lo tanto que cambia el mercado. Unos pocos son extremadamente meticulosos.
“Alguien puede decir que este jugador ha ganado un mayor porcentaje de duelos de cabeza que otro jugador, así que debe valer un poco más”, comentó Lintz. Los máximos árbitros del valor —el administrador de área de cada país y por último Christian Schwartz, quien supervisa todos los valores de mercado en el sitio— tan solo toman en cuenta los valores que se basan en evidencias sustentadas.
Sin embargo, aunque todos los argumentos son considerados, detallados e informados, y aunque las decisiones son revisadas y cotejadas, el sistema es —a fin de cuentas— humano.
En un mes de este año, la variedad de sitios de Transfermarkt atrajo 39 millones de usuarios individuales y 672 millones de vistas de páginas.
“No hay ningún algoritmo ni hoja de cálculo”, comentó Lintz. “Es una estrategia cualitativa. Sopesamos argumentos, nos reunimos con nuestros moderadores, llegamos a un acuerdo”.
El sistema se ha ido refinando con el paso de los años.
“Es muy fácil decir que juntamos a muchos usuarios para que nos digan sus opiniones y, de la nada, tenemos el valor de mercado perfecto”, comentó Dietl. “Es la mezcla de la opinión de los usuarios y nuestra experiencia la que hace que las cifras sean tan buenas”.
Lintz y sus colegas están orgullosos de la precisión que suelen tener sus cálculos educados. Lo toman como una reivindicación de su “sabiduría de la multitud”.
No obstante, también saben que hay una razón detrás de todo eso. Aunque Transfermarkt comenzó como un intento por reflejar el estado del mercado de transferencias —y, en el fondo, su diseño sigue siendo para eso—, ha llegado a ejercer un peso sobre este. En el deporte, el valor de un jugador en Transfermarkt no se considera un estimado, sino, en esencia, una etiqueta de precio: el punto de partida para negociaciones en acuerdos en los cuales cambian de manos decenas de millones de dólares, un ancla digital para un pago del mundo real.
En ese entorno, es natural que la gente cuyo empleo depende de su capacidad de encontrar —o al menos establecer— un valor deba buscar algún mecanismo para amortiguar esa volatilidad, para identificar una especie de señal en el ruido.
El objetivo de Transfermarkt no era darlo. Sin embargo, Lintz dijo: “Mucha gente en el mundo del fútbol no es profesional, como los cirujanos”. Ellos también simplemente están dando sus mejores suposiciones. Y en ese tipo de entorno, es fácil confundir un estimado con un hecho, escuchar la sabiduría de la multitud e interpretarla como verdad.
El fútbol se toma extremadamente en serio las valuaciones de los jugadores publicadas en el sitio web Transfermarkt, pero en realidad nunca se ha detenido a preguntarse de dónde vienen, según el columnista de The New York Times Rory Smith.