INSEGURIDAD ALIMENTARIA. Los aumentos de precios de los alimentos afectan, sobre todo, a los más pobres.
Por Ana Swanson
En un intento por proteger su economía destruida por la guerra, Ucrania ha limitado sus exportaciones de aceite de semilla de girasol, avena y ganado. Rusia ha prohibido la venta de fertilizantes, azúcar y granos a otros países. Indonesia, nación que produce más de la mitad del aceite de palma de todo el mundo, ha detenido los envíos al extranjero. Turquía ha frenado las exportaciones de mantequilla, carne de res, cordero, cabras, maíz y aceites vegetales.
La invasión de Rusia a Ucrania ha desencadenado una nueva oleada de proteccionismo al tiempo que los gobiernos, preocupados por garantizarles a sus ciudadanos el suministro de alimentos y otros bienes en medio de los desabastos y las alzas de precios, establecen nuevas barreras para detener las exportaciones en sus fronteras.
Las medidas casi siempre tienen buenas intenciones, pero los expertos advierten que, al igual que las compras inducidas por el pánico que vaciaron los anaqueles de los supermercados en diversos momentos de la pandemia, la actual oleada de proteccionismo no hará más que agravar los problemas que los gobiernos están tratando de atenuar.
Las restricciones a las exportaciones están encareciendo los granos, los aceites, la carne y los fertilizantes".
Las restricciones a las exportaciones están encareciendo los granos, los aceites, la carne y los fertilizantes (los cuales ya estaban en su nivel máximo de precios), y haciendolos aún más difíciles de conseguir. Eso supone que el problema sea todavía mayor para las personas pobres, quienes ahora están gastando un mayor porcentaje de su salario en alimentos, lo que aumenta el riesgo de disturbios sociales en los países que carecen de seguridad alimentaria.
Desde inicios de este año, los países han impuesto un total de 47 restricciones a las exportaciones de alimentos y fertilizantes. Y, según un seguimiento de Simon Evenett, profesor de Comercio Internacional y Desarrollo Económico en la Universidad de San Galo, se han puesto en práctica 43 de ellas desde la invasión de Ucrania, a fines de febrero.
MÁXIMOS HISTÓRICOS. El aumento de precios de los fertilizantes genera, a la vez, un incremento en el costo de la producción agrícola.
Foto: Brendan Hoffman / The New York Times
“Antes de la invasión, no había muchos intentos por restringir las exportaciones de alimentos y fertilizantes”, señaló Evenett. “Después de la invasión, se observa un repunte gigantesco”.
La cascada de nuevas barreras comerciales se desata cuando la guerra en Ucrania y las sanciones impuestas a Rusia por parte de Occidente ejercen todavía más presión sobre las cadenas de suministro, que ya estaban muy afectadas por la pandemia.
Rusia es el mayor exportador de trigo, fundición de hierro, níquel y gas natural del mundo, y un importante proveedor de carbón, petróleo y fertilizantes. Ucrania es el mayor exportador de aceite de semilla de girasol del mundo y un importante exportador de trigo, fundición de hierro, maíz y cebada.
Desde inicios del 2022, los países han impuesto 47 restricciones a las exportaciones de alimentos y fertilizantes".
Como los países están enfrentando amenazas considerables por el desabasto de productos básicos, rápidamente muchos legisladores dejaron de abogar por la apertura de los mercados y han comenzado a pronunciarse en favor de un enfoque más proteccionista. Las recomendaciones van desde crear cadenas de suministro seguras para ciertos materiales indispensables en países amigos, hasta cerrar las exportaciones y “repatriar” las fábricas del extranjero, regresando las operaciones a sus países de origen.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo en un discurso que la pandemia y la guerra habían puesto de manifiesto que, aunque las cadenas de suministro de Estados Unidos eran eficientes, no eran ni seguras ni resistentes. Si bien alertó acerca de “una orientación totalmente proteccionista”, aseveró que Estados Unidos debe trabajar para reorientar sus relaciones comerciales hacia un grupo grande de “socios confiables”, aun cuando eso signifique que, en cierto modo, las empresas y los consumidores tengan que pagar costos más elevados.
Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), sostuvo en un discurso que, “de manera justificada”, la guerra se había sumado a las dudas sobre la interdependencia económica. Pero exhortó a los países a no llegar a conclusiones equivocadas sobre el sistema de comercio mundial, argumentando que este ayudó a impulsar el crecimiento global y que proporcionó mercancías importantes a los países, incluso durante la pandemia.
Los países están enfrentando amenazas considerables por el desabasto de productos básicos".
“Aunque es cierto que las cadenas globales de suministro pueden ser susceptibles a perturbaciones, el comercio también es fuente de fortaleza”, comentó.
Desde los primeros días de la pandemia, cuando los países, incluyendo Estados Unidos, comenzaron a presentar restricciones a la exportación de cubrebocas y artículos médicos y no las eliminaron sino de manera gradual, la OMC se pronunció contra el cierre de exportaciones.
Ahora, la invasión de Rusia a Ucrania ha desencadenado una oleada similar de prohibiciones que se concentran en los alimentos. “Es como una déjà vu constante”, señaló Evenett.
Las medidas proteccionistas se han sucedido de un país a otro de una manera que resulta evidente, sobre todo, en relación con el trigo. Rusia y Ucrania exportan más de la cuarta parte del trigo del mundo que, en forma de pan, pasta y comida envasada, alimenta a miles de millones de personas.
Las medidas proteccionistas se han centrado, sobre todo, en relación con el trigo".
Evenett explicó que la oleada actual de barreras comerciales para el trigo había comenzado cuando los protagonistas de la guerra frenaron sus exportaciones. Los países que se encuentran a lo largo de una importante ruta comercial del trigo ucraniano, entre ellos Moldavia, Serbia y Hungría, comenzaron después a restringir sus exportaciones de trigo. Finalmente, los importadores principales, a los cuales les preocupaba la seguridad alimentaria, como Líbano, Argelia y Egipto, pusieron en marcha sus propias prohibiciones.
Evenett señaló que esta dinámica “seguía en desarrollo” y que era probable que empeorara en los próximos meses. La temporada veraniega de cultivo de trigo en Ucrania se está viendo afectada pues los combates hacen que los agricultores se alejen de sus campos y que los trabajadores se marchen a la guerra.
Además, los supermercados de España, Grecia y Reino Unido ya están restringiendo la cantidad de cereales o aceite que la gente puede comprar. “En Europa, ya estamos sintiendo la presión de las limitaciones de los suministros de estos productos básicos”, comentó.
INDONESIA. El mayor productor de aceite de palma del mundo ha detenido sus exportaciones.
Foto: Kemal Jufri / The New York Times
El incremento en los precios de los alimentos se ha sentido con especial intensidad en países pobres de Medio Oriente y África Subsahariana, los cuales dependen de los alimentos importados.
El jueves, en una publicación de su blog, Abebe Aemro Selassie, director del departamento africano del Fondo Monetario Internacional, y Peter Kovacs, un economista del departamento, escribieron que el África Subsahariana estaba sufriendo un fuerte impacto por el aumento de los precios de los alimentos y el petróleo, que desacelerá el crecimiento económico, endeudará a los gobiernos y erosionará los niveles de vida.
Explicaron que, en el África Subsahariana, la comida representa cerca del 40% del gasto del consumidor y alrededor del 85% del suministro de trigo de la región es importado.
Algunas organizaciones internacionales se han comprometido a ofrecer más apoyo para obtener suministros de alimentos de emergencia y otros tipos de ayuda, pero la magnitud del problema es abrumadora.
Me preocupa mucho la crisis alimentaria en puerta”, dijo Okonjo-Iweala, directora general de la Organización Mundial del Comercio.
Okonjo-Iweala mencionó que estaba exhortando a los miembros de esta organización del comercio a que se abstuvieran de limitar las exportaciones y que compartieran cualquier reserva de alimento para evitar que los precios aumenten. Afirmó que menos del 10% de los miembros de la OMC habían impuesto restricciones a las exportaciones, y que les había dejado en claro que prohibiciones de ese tipo no harían más que agravar los problemas actuales.
“Me preocupa mucho la crisis alimentaria en puerta y las medidas que debemos tomar”, le dijo el martes a un grupo de periodistas en Washington D. C.
Okonjo-Iweala, quien hace poco estuvo en Brasil, un importante exportador agrícola, comentó que el presidente Jair Bolsonaro había manifestado preocupación acerca de la capacidad de su país para conseguir fertilizantes, que generalmente proceden de la región del Mar Negro.
Okonjo-Iweala señaló que había presionado a Bolsonaro para saber si Brasil contaba con aceite vegetal o granos adicionales que pudiera ofrecer a los mercados globales. Bolsonaro le dijo que ya tenía contratos para los productos del país, pero que, para la siguiente temporada, intentaría tener una mayor producción, afirmó.
Muchos de los incrementos de precios están interrelacionados".
Una guerra prolongada, o añadir nuevas sanciones, podría dar como resultado que los precios suban más. Pero, aunque no haya esa tendencia, tal vez sea difícil revertir los factores que han hecho que suban los precios.
En un informe del martes, el Banco Mundial dijo que la guerra en Ucrania había modificado los patrones del comercio de maneras que los precios de las mercancías seguirían aumentando hasta fines de 2024.
Para no comprarle a Rusia, los países han comenzado a buscar otras alternativas para ciertos productos (por ejemplo, comprar carbón más caro a países más lejanos, como Colombia y Estados Unidos).
Además, muchos de los incrementos de precios están interrelacionados. Los costos más elevados de la energía están subiendo el precio de los fertilizantes, el cual se produce con gas natural. Eso, a su vez, está haciendo que aumenten los precios de los productos agrícolas debido a que sembrar se vuelve más caro. Puesto que la gente está buscando alternativas, el alza en los precios del trigo también está haciendo que suban los precios del arroz.
El Banco Mundial calculó que, este año, los precios de productos no energéticos, como los agrícolas y metales, aumentarían casi el 20% y, luego, se establecerían en los próximos años, mientras se espera que los precios del trigo aumenten más del 40% y lleguen a su nivel máximo, este año.