B.1.351. Esta variante del coronavirus, detectada originalmente en Sudáfrica, reduce la eficacia de algunas vacunas.
Por Josh Holder, Allison McCann y Benjamin Mueller.
Europa, el epicentro de la pandemia del nuevo coronavirus del otoño pasado, ha vuelto a llenarse de casos nuevos que están inundando algunos hospitales de la zona y provocando un preocupante aumento mundial de Covid-19.
No obstante, esta vez la amenaza es diferente: lo que está impulsando el aumento de casos nuevos es una variante del coronavirus conocida como B.1.1.7, que apareció por primera vez en el Reino Unido, la cual no solo es más contagiosa que el virus del año pasado, sino también más mortal.
En este momento, la variante se está propagando en al menos 114 países. Sin embargo, sus efectos devastadores no son tan visibles en ningún lugar como en Europa, donde miles de personas mueren diariamente y las economías de los países, de por sí perjudicadas, vuelven a verse afectadas por nuevas restricciones en la vida cotidiana.
Incluso cuando la variante apareció en el Reino Unido en diciembre, también estaba sembrando brotes en todo el continente y muchos de ellos pasaron inadvertidos tras un descenso general de los casos. Ahora esos brotes con la variante se han disparado. Mientras tanto, esta ha desplazado a otras versiones del virus y se ha vuelto predominante en más de una decena de países europeos.
La variante B.1.1.7 se ha vuelto predominante en más de una decena de países europeos".
También hay otras variantes preocupantes en Europa. Se ha descubierto que la B.1.351, que se detectó por primera vez en Sudáfrica, reduce la eficacia de algunas vacunas, incluida la de AstraZeneca, que se utiliza de manera generalizada en todo el continente.
Por su parte, la P.1, la variante que ha llevado a los hospitales de Brasil al límite, parece ser más contagiosa que la versión original del virus y también contiene una mutación que disminuye la eficacia de las vacunas.
A pesar de ver cómo la variante B.1.1.7 afectaba el Reino Unido, los legisladores de la Europa continental tardaron en reaccionar. A finales de enero, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, desafió el consejo de sus asesores científicos a favor de nuevas restricciones. Ahora la cifra de casos diarios se ha duplicado, los hospitales se están llenando de pacientes y Macron ha impuesto un tercer cierre nacional.
PROPAGACIÓN. En marzo, los casos de la variante B.1.1.7 comenzaron a incrementarse de manera acelerada en el continente.
Elaboración: Josh Holder , Allison McCann, Benjamín Mueller y Bill Marsh/The New York Times.
“Lo que me sorprende es cuántos países no anticiparon lo que provocaría la mutación B.1.1.7”, señaló Devi Sridhar, profesor de salud pública global de la Universidad de Edimburgo en Escocia. “La gente la subestimó, en lugar de pensar que debíamos aprender de lo que estaba ocurriendo” en el Reino Unido.
Lo que ocurrió en el Reino Unido fue una muerte masiva y un desbordamiento de los hospitales a una escala nunca antes vista en la pandemia. Desde que se detectó la variante B.1.1.7 a finales de setiembre, han fallecido 85.000 personas. Cuatro millones de personas (uno de cada 17 británicos) han registrado contagios.
En algunos aspectos, Europa está mejor preparada. Los países comenzaron a secuenciar las muestras de virus de manera más agresiva en enero y febrero. A pesar de los contratiempos en el suministro y de un sobresalto respecto a la seguridad de la vacuna de AstraZeneca, alrededor del 14% de la población ha recibido al menos una dosis de una vacuna. Las vacunas ofrecen una protección sólida contra la variante B.1.1.7, y los casos nuevos en toda Europa han disminuido ligeramente en los últimos días.
No obstante, la gran mayoría de la gente sigue siendo susceptible. Además, los científicos temen que una vez que las personas estén ampliamente protegidas contra la B.1.1.7, otras variantes puedan ganar ventaja al eludir en parte las respuestas inmunitarias.
Por esa razón, Francia ha tratado de impedir que la B.1.351 se afiance en el este del país y ha acelerado el proceso de vacunación. Se espera que todas las vacunas líderes prevengan la enfermedad grave y la muerte a causa de las variantes, lo cual provocaría que cualquier oleada futura en países donde la mayoría de la población está vacunada sea menos mortal.
OTRAS VARIANTES. Además de la B.1.1.7, en Europa se ha detectado la presencia de la B.1.351, identificada originalmente en Brasil, y la P.1, hallada en Brasil.
Elaboración: The New York Times.
“Creo que con la vacunación acabaremos controlando la variante B.1.1.7 en el Reino Unido”, afirmó Nicholas Davies , profesor adjunto de modelos matemáticos en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres . “Pero, por desgracia, en ese momento no es difícil que otra variante con algunas características le permitan evadir las respuestas inmunitarias o la protección de la vacuna comience a ser más dominante”.
No hay dos países que se encuentren exactamente en la misma situación. El índice de casos nuevos en Polonia se ha quintuplicado desde mediados de febrero, lo que ha obligado a cerrar la mayoría de los locales públicos. El índice de Alemania se ha duplicado y ha ocasionado la prohibición de las reuniones nocturnas en Berlín.
Los científicos afirman que las vacunas acabarán venciendo a las variantes, y las restricciones estrictas pueden reducir los casos de la B.1.1.7, como ha ocurrido no solo en el Reino Unido, sino también en Irlanda y Portugal, que se vieron afectados por la variante poco después del Reino Unido y desde entonces han empezado a reabrir de manera gradual.
EFECTOS DEVASTADORES. En Europa miles de personas mueren a diario y las economías vuelven a ser afectadas por restricciones.
Elaboración: The New York Times.
No obstante, ni siquiera esos países aún están fuera de peligro. “Tenemos que asegurarnos de que retiremos los bloqueos muy lentamente, y de que las vacunas aumenten y protejan a la mayor cantidad de personas posible, incluidos los niños”, comentó Stephen Griffin, virólogo de la Universidad de Leeds de Reino Unido.
Los científicos consideran que la variante es un 60% más contagiosa y un 67% más mortal que la versión original del virus, lo que hace que la batalla para contenerlo sea más lenta y difícil.
“Hemos visto en muchos países con cuánta rapidez puede llegar a ser dominante”, dijo Lone Simonsen , profesora y directora del Centro PandemiX de la Universidad de Roskilde, de Dinamarca. “Y cuando predomina, se necesita un esfuerzo mucho mayor para mantener el control de la epidemia que el que se necesitaba con la variante anterior”.