A SEGUNDA VUELTA. José Antonio Kast logró congregar el apoyo de toda la derecha chilena.
El 25 de octubre de 2020 Chile votó mayoritariamente a favor de redactar una nueva Constitución que reemplace a la que heredaron de la dictadura. En ese momento, solo un porcentaje menor (21,72%) rechazó ese cambio. Dentro de ese grupo estaba José Antonio Kast Rist (55), abogado, padre de nueve hijos, fundador del Partido Republicano y político que representa a la ultraderecha chilena. A más de un año de aquel plebiscito, en las recientes elecciones Kast alcanzó la segunda vuelta a la presidencia como el candidato más votado (27,9%). El segundo lugar fue para el candidato de izquierda, Gabriel Boric (25,83%)
Kast reivindica públicamente el legado de la dictadura de Augusto Pinochet, promueve una agenda económica liberal en extremo y ultraconservadora en derechos; rechaza, por ejemplo, el aborto y el matrimonio igualitario. “Si estuviera vivo (Pinochet) votaría por mí”, ha dicho. Es hijo de un desertor nazi que escapó a Chile luego de la Segunda Guerra Mundial, haciéndose pasar como miembro de la Cruz Roja. Y durante la dictadura, entre 1973 y 1989, miembros de su familia ayudaron activamente a los organismos de persecución secreta de Pinochet.
El discurso de Kast contra los migrantes es similar al de Donald Trump en Estados Unidos. Ha prometido, por ejemplo, construir una zanja en el límite norte (más de mil kilómetros), que separa a Chile de Perú y Bolivia, como una medida para detener la migración. Según el candidato, el proyecto –al que ha bautizado como “la barrera del orden”– costaría “cerca de 10 millones de dólares dependiendo de la cantidad de kilómetros”.
“Lo primero que tenemos que evitar es la confrontación persona a persona, entre un migrante y los Carabineros de Chile o la fuerza policial que esté conteniendo a estas personas. Si usted hace una zanja de 3 metros, compro cercos para que nadie se caiga, ni los animales de las personas que se dedican a la ganadería en el lugar, es factible y bastante económico”, dijo el candidato en un debate presidencial de octubre pasado.
El candidato también impulsa propuestas ultraconservadoras que afectan los derechos de la mujer. Ha hablado de otorgar incentivos económicos solo para mujeres casadas, eliminar el Ministerio de la Mujer y derogar la legislación que permite en Chile abortar en tres causales (si la vida de la mujer está en riesgo, si el embrión o feto padece una patología incompatible con la vida extrauterina y en casos de violación).
Ha prometido, por ejemplo, construir una zanja en el límite norte (más de mil kilómetros), que separa a Chile de Perú y Bolivia.
Stéphanie Alenda, autora del libro “Anatomía de la derecha chilena” y directora de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello, dice que estas propuestas van en el sentido contrario a las grandes demandas de los últimos 30 años, en la valoración de las libertades individuales y el rol del Estado.
“El auge de la derecha radical en Chile se debe mucho a una ventana de oportunidad que fue aprovechada por el candidato del Partido Republicano. No es que los Chilenos hayan mayoritariamente empezado a adherir a ideas de ultraderecha”, sostiene la académica.
¿Los resultados que obtuvo Kast representan votos a favor del legado de la dictadura de Pinochet? “Los votantes de Kast no son masas pinochetistas. Son personas que votan sobre un problema específico, por ejemplo, la inmigración o cierta búsqueda de orden luego del estallido social del 2019”, dice a OjoPúblico Julieta Suárez-Cao, profesora del Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile y que ha estudiado a las organizaciones de derecha.
Stéphanie Alenda, sostiene que Kast logró capitalizar ese “sentir más crítico de la ciudadanía'' –reflejado en las encuestas– respecto a la capacidad de la Convención Constitucional de mejorar la situación del país. “Las encuestas de los últimos meses reflejan, en efecto, una disminución del apoyo a las protestas en relación a octubre de 2019 y un aumento del rechazo a la violencia. En eso, el contexto jugó a favor de Kast”, sostiene la investigadora.
El discurso extremista del candidato alcanza a las relaciones internacionales del país. En su programa de gobierno ha planteado que de ganar las elecciones retirarán a Chile de las Naciones Unidas. También han puesto en duda el cambio climático, al señalar en su programa que se buscará validar “fehacientemente la postura climática dominante, que hasta ahora no se aprecia, pues ese basa en simples correlaciones recientes”, asegurando que evitarán “las consecuencias de una salida acelerada de centrales térmicas de corta edad por supuestas razones climáticas”. Esto a pesar de que existe un consenso científico que evidencia la crisis climática con la actividad humana.
Los votantes de Kast no son masas pinochetistas. Son personas que votan sobre un problema específico".
Según la información oficial del Servicio Electoral, Kast dominó en los lugares donde esos temas están causando estragos, como las primeras dos regiones del norte del país y en el centro sur, especialmente en La Araucanía. Algo que ha provocado que todos los partidos de la derecha chilena se cuadren frente a él.
Uno de estos partidos es el que lo vio crecer políticamente. La Unión Demócrata Independiente (UDI) fue el primer conglomerado en darle su apoyo luego de la primera vuelta. El partido heredero de la dictadura de Pinochet y en donde entró por convencimiento de Jaime Guzmán, el autor intelectual de la Constitución que está siendo cambiada hoy.
Kast fue concejal entre el 2006 al 2000 y luego dio un salto a la Cámara de Diputados. Ha sido tres veces diputado por la misma zona al sur de la Región Metropolitana (2001-2014) y luego, una vez, por el sector suroriente de la capital de Chile (2014-2018). Y aunque fue Secretario General de la Unión Demócrata Independiente (UDI) entre 2012 y 2014, el año 2016 se retira de este partido al que veía entonces como moderado. En abril de 2018, funda el movimiento "Acción Republicana", que en 2020 pasa a denominarse Partido Republicano de Chile, un partido aún más conservador que el anterior.
¿Cómo se reconfigura la derecha en Chile? “Existe una tensión dentro del espacio de derecha chilena, incluyendo la centro derecha y derecha liberal, por su identidad. Hay una parte que le dice a la derecha que se fue demasiado a la izquierda, que tomaron otras banderas, que hay que volver al conservadurismo. Y otra derecha que es más cosmopolita, centrista, que se sorprendió que le fuera tan mal (…) y por eso creo que sin meditarlo demasiado y con un horizonte muy cortoplacista, partes de la derecha más liberal abjura de muchas de sus creencias y se van con la extrema derecha”, dice la catedrática Suárez-Cao.
A dos días de las elecciones Kast recibió el apoyo completo de todos los partidos de derecha, logrando algo impensado hace un par de años: unir a toda la derecha desde la ultraderecha. “Todo este proceso implicó alejarse de lo que algunos consideran como la ‘verdadera identidad de la derecha’, lo que motivó efectivamente la renuncia de Kast a la UDI y la fundación del movimiento Acción Republicana en 2018. Es esta derecha sin complejos que sale victoriosa de las últimas elecciones tanto presidenciales como parlamentarias pues logra instalar a 15 diputados en el Parlamento”, asegura Stéphanie Alenda.
Reconfiguración del poder y alianzas
“Dicen que soy extremo. Y siempre les pregunto: ¿Extremo en qué? ¿En amar a Chile? ¿En amar a la patria? ¿En defender la familia? ¿En combatir el narcoterrorismo y la delincuencia? ¿En proteger nuestras fronteras de la inmigración ilegal? Lo verdaderamente extremo es que en Chile no se cumpla la Ley y que no podamos vivir en paz y que no podamos progresar en libertad”, ha dicho José Antonio Kast en campaña.
Este fenómeno, explican los analistas, se explica por la fragmentación del proceso político chileno. Tras quebrantar el bipartidismo, permitiendo la entrada de nuevos actores con un nuevo sistema electoral, las piezas políticas han ido cambiando. Si bien, los partidos tradicionales post dictadura siguen con representación, cada vez su porción del poder se debilita y disminuye.
No hay mejor ejemplo de esta nueva realidad que la Cámara de Diputados. En menos de cuatro años este poder del Estado pasó de ser dominado por dos grandes alianzas a cuatro grandes conglomerados. Por el lado de los partidos de derecha, Chile Podemos Más (conocida antes como Alianza por Chile y Chile Vamos), que aglutina a Renovación Nacional, Evópoli, UDI y el Partido Regionalista Independiente, pasó de tener 72 cupos a 53. El Frente Social Cristiano, alianza política de Kast, pasó de 2 a 15 diputados electos.
Este fenómeno con Kast se explica en parte por la fragmentación del proceso político chileno.
Por otro lado está la alianza centro izquierda, que ha visto caer a la Concertación (actualmente conocida como Nuevo Pacto Social). Esta fuerza ha llevado a la presidencia a Patricio Aylwin -el primero tras Pinochet-, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet; esta última en dos ocasiones. Y en el lado del conglomerado de izquierda Frente Amplio, están Convergencia Social (partido de Gabriel Boric), Revolución Democrática, Comunes, Unir, Fuerza Común y el Partido Comunista. Cada una de estas alianzas consiguió 37 escaños.
Si bien tuvo un buen resultado presidencial, el candidato de ultraderecha no tuvo un apoyo similar en el Congreso. Es por eso que para la analista Suárez-Cao, Kast está pasando por un momento súper volátil. “Sin importar quien salga presidente, ninguno tendrá la mayoría necesaria en el Congreso, lo que obligará a generar alianzas y moderación”, señala.
“Lo que muestran diferentes estudios sobre la ultraderecha en el mundo es que no se trata de un fenómeno en retroceso sino más bien en avance, al igual que la normalización de la derecha radical o populista, cada vez más conectada con la derecha tradicional”, dice Stéphanie Alenda.
Aunque Suárez-Cao es más cauta sobre ese avance, porque han existido votaciones muy desfavorables, y pone énfasis en las diferencias de participación que tuvieron las últimas elecciones versus las del plebiscito del año pasado. En Chile la votación no es obligatoria. “Recordemos que votó menos de la mitad de la población que puede hacerlo. Entonces, se trata de un núcleo bastante pequeño, que incluye el pinochetista, pero que supo leer el contexto para reunir más votantes”, explica la catedrática a OjoPúblico.
Por ahora, José Antonio Kast llegó de su viaje a Estados Unidos, donde se ha reunido con algunos líderes del Partido Republicano estadounidense y dueños de grandes empresas. Tras su llegada y vía Zoom, tuvo una conversación con el Premio Nobel de Literatura peruano, Mario Vargas Llosa, quien le expresó –como antes lo ha hecho con otros candidatos de derecha como Keiko Fujimori, en Perú– su apoyo de cara a la segunda vuelta del 19 de diciembre. “¿Cómo puede haber caído Chile en el comunismo?”, dijo el escritor.
Una de las propuestas más polémicas de Kast es la creación de un espacio de coordinación latinoamericana contra la izquierda. Es su propuesta número 245: "Lo que está pasando en Colombia no es casualidad. Se repite el modelo del estallido antisocial en Chile. Nos coordinaremos con otros gobiernos latinoamericanos para identificar, detener y juzgar a los agitadores radicalizados”.