INMUNIDAD. Normas de relaciones diplomáticas blindan a la Embajada de China del escrutinio del Estado peruano.
El lunes 15 de febrero, Germán Málaga Rodríguez, entonces jefe del estudio clínico de la vacuna de Sinopharm de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), confirmó un detalle revelador ante la Comisión Fiscalizadora del Congreso. “De 3.200 dosis para 1.600 personas, aproximadamente el 37%, 1.200 dosis, fueron para la Embajada China”, dijo. En otras palabras, la tercera parte de las dosis adicionales se entregaron a dicha entidad.
Mario Saenz, adjunto de docencia de Derecho internacional en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), sostuvo que por las normas de la diplomacia la Embajada de China no tiene obligación de proporcionar detalles sobre las dosis que recibió.
“El Perú no podría hacerse de locales, archivos y documentos [de la Embajada], sin el consentimiento de China”, dijo. Según el especialista, la misión diplomática de dicho país puede reservar la lista de los 600 vacunados, si así lo decide, pues los tratados internacionales sobre las relaciones diplomáticas la amparan.
Días después de la presentación de Málaga Rodríguez, el viernes 19, el contralor general de la República, Nelson Shack, informó que se reuniría con el canciller Allan Wagner para conversar sobre una solicitud de información a la Embajada de China. Sin embargo, el último domingo por la noche, Armando Canchaya, vocero de la Controlaría, dijo a OjoPúblico que este tema todavía no se ha tratado y no es seguro si sucederá en las próximas reuniones.
Ante el Congreso, además, Málaga Rodríguez, aseguró que desconoce el uso que tuvieron las 1.200 dosis. “Hay que tener en cuenta que estas son las vacunas que un laboratorio privado le envía a una universidad. Las envía con un propósito. El primer propósito es ‘de estas dosis que estoy mandando, dale 1.200 dosis a la Embajada China’. De nuevo, es un privado que le dice a otro privado ‘manda estas 1.200’. De lo cual nosotros no tenemos ninguna capacidad de discernimiento”, planteó.
MEDIACIÓN. El embajador peruano en China, Luis Quesada Incháustegui, tuvo comunicaciones con Sinopharm y el Minsa para tramitar el lote extra de vacunas.
Foto: Andina
Sin embargo, la información que brindó el investigador no es precisa. Como reveló OjoPúblico días atrás, el Instituto Nacional de Salud (INS) aprobó, el 26 de agosto de 2020, la ampliación de los suministros para el ensayo clínico, solicitada por la propia Universidad Cayetano Heredia, con fines de estudio.
Esta precisión fue confirmada por la Digemid y el Comité Nacional Transitorio para la Evaluación y Supervisión Ética de los Ensayos Clínicos de la Enfermedad Covid-19 (CNTEI-Covid-19) el miércoles 16, a través de dos comunicados. Es decir, que aunque las vacunas hayan sido enviadas de un privado a otro, ingresaron al país en el marco de un ensayo clínico, cuando su uso aún no estaba aprobado fuera de ese contexto de investigación.
El 7 de agosto de 2020, CNBG (Sinopharm) ofreció al Perú un número de vacunas para el personal peruano que trabajaría en el proyecto del ensayo clínico “del gobierno, UPCH, etc”. Unos días después, el 21 de agosto, Cancillería informó que, luego de hacer las consultas, se requerían 2.000 dosis (mil vacunas). Poco después, el 24 de agosto, el embajador peruano en China, Luis Quesada Inchaústegui, escribió una carta al presidente de Sinopharm, por orden del Ministerio de Salud, solicitando esas 2.000 vacunas extras.
La Cancillería, además, participó en la tramitación de las 1.200 vacunas para la Embajada, de acuerdo a un reportaje de El Comercio. Estas dosis fueron solicitadas directamente por la Embajada a Sinopharm, como lo han confirmado ante el Congreso la premier, Violeta Bermúdez, y el canciller, Allan Wagner.
Ahora sabe que esas vacunas fueron trasladadas de la Universidad Cayetano Heredia hasta la sede de la Embajada de China.
Privilegios e inmunidad
¿Para qué y a quiénes se enviaron esas dosis a la Embajada de China? Las respuestas involucran un complejo panorama pues, si los funcionarios de este país no colaboran voluntariamente, será complicado conocer los usos y destinos que tuvieron estas dosis. Como señalan expertos en derecho internacional, las normas diplomáticas apoyan esta reserva.
“Según la Convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas de 1961 -de la cual China y Perú forman parte- los Estados operan bajo la inviolabilidad de locales, archivos y documentos”, explica el especialista en Derecho internacional, Mario Saenz.
Consultada sobre el tema, la abogada y excanciller del Perú, Eda Rivas, tuvo una interpretación similar. “Es un tema de Derecho internacional, las embajadas son representación de otros Estados dentro del Estado peruano, y tienen un estatus particular. La Embajada China no tiene la obligación de decir nada. Si lo hacen, ya dependerá de su voluntad”, dijo.
Además, existen privilegios e inmunidades de ejecución y jurisdicción para los Estados (y por extensión para sus embajadas). “El Perú no puede demanda a China ante tribunales nacionales ni embargar sus bienes”, dice Mario Saenz. No obstante, Cancillería o incluso el propio presidente podrían solicitar cooperación de parte de la misión diplomática de China en el país.
Pero “el hecho de hacer esa solicitud podría dañar las relaciones internacionales. Muchas veces las consecuencias políticas de ciertos actos son más grandes que las consecuencias judiciales”, explicó el especialista.
Eda Rivas, excanciller: Las embajadas son representación de otros Estados dentro del Estado peruano, y tienen un estatus particular".
Para el politólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú, José Incio, si bien la Embajada de China no tiene la obligación legal de dar información al Gobierno peruano, este sí debería solicitarla dada la gravedad de la situación "tienen que pedir información [el Gobierno], solicitarla de una manera bastante diligente", dijo.
El pasado viernes, ante el Congreso, la premier Violeta Bermúdez aclaró la información que había brindado días antes en una conferencia de prensa. Según Bermúdez, no quiso decir que el Gobierno chino no puede colaborar. Remarcó que, de acuerdo a la información que manejan, las 1.200 dosis fueron solicitadas directamente por la Embajada de China.
"Evidentemente si ellos pidieron dosis para la Embajada China creo que, por la relación que tenemos de cooperación con el Gobierno chino y por transparencia, de manera amigable se les puede solicitar que ellos compartan la información, y me imagino que no van a tener ningún problema en hacerlo", dijo.
OjoPúblico intentó comunicarse con la Cancillería para confirmar si han tenido algún contacto con dicha embajada. Luego de varias llamadas y mensajes, nos pidieron hacer la solicitud a través de su correo institucional. Así lo hicimos, pero hasta el cierre de este artículo no obtuvimos respuesta.
De acuerdo a la información disponible hasta la fecha, el INS es el único ente del Estado que ha solicitado información sobre el tema, para corroborar la versión de la UPCH (que afirma desconocer la identidad de los inoculados con las 1.200 dosis que fueron a la Embajada de China). Dicho pedido, sin embargo, no se remitió a la Embajada, sino “al señor Juan Miyahira Arakaki, representante legal del patrocinador del ensayo [la UPCH]”, el 17 de febrero. Así lo indicó el ministro de Salud, Oscar Ugarte, este último lunes ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso.
DESTINO. El 29 de setiembre de 2020, la Universidad Cayetano envió 1.200 vacunas a la Embajada de China, en San Isidro.
Foto: Google Street View
La Embajada de China en el Perú, por su parte, solo se ha pronunciado una vez sobre el asunto: el lunes 15 de febrero, horas antes de las declaraciones de la premier, la misión diplomática publicó un comunicado en el que indicaron que la fase 3 del ensayo clínico de la vacuna Sinopharm “se ha desarrollado con éxito en el Perú” y con el aval de las autoridades del país. En el documento rechazaron, además, el uso de los términos “vacunas de cortesía, donaciones o prebendas”, pero no hicieron ninguna referencia a las 1.200 dosis que fueron destinadas a la Embajada.
Aunque en otros contextos han existido donaciones de vacunas de Sinopharm, estas se han efectuado desde el Gobierno chino, y de forma oficial. Ese ha sido el caso, por ejemplo, de los envíos a Zimbabue, Laos y Camboya.
Las inmunizaciones irregulares con las vacunas de este laboratorio, sin embargo, no se han dado solo en territorio peruano: otro incidente similar ocurrió en Filipinas, en diciembre de 2020. Entonces, se vacunó a la guardia del presidente Rodrigo Duterte y alrededor de 100 mil empleados de casinos de nacionalidad china, en Filipinas. Hasta hoy no se sabe cómo llegaron esas dosis al país asiático.
Por su lado, Sinopharm -la farmacéutica que envió las vacunas y placebos a pedido de la UPCH, para fines de investigación- tampoco se ha pronunciado por el caso peruano.
Almacenamiento y aplicación
Mientras tanto, la cadena de sucesos, desde el pedido de las 3.200 vacunas adicionales, hasta su autorización, arribo al Perú y distribución, queda cada vez más clara: el 24 de agosto de 2020, Cancillería, el Ministerio de Salud y Sinopharm tuvieron una serie de comunicaciones para pedir y autorizar las dosis extra.
Dos días después, el 26 de agosto, la Universidad Cayetano Heredia solicitó la ampliación de suministros y, ese mismo día, el INS la autorizó. Una semana más tarde, el 2 de setiembre, arribaron a Perú todas las vacunas y placebos (24.600 vacunas y placebos para los ensayos, y las 3.200 inmunizaciones extra). Tres semanas después (el 25 de setiembre), el embajador chino, Huang Xu, le pidió a la UPCH que les envíen las 1.200 vacunas, de acuerdo a información de El Comercio.
Estas llegaron en dos tandas a la Embajada de China, ubicada en San Isidro, el 29 de setiembre. Ambos envíos, según indicó el ministro Ugarte ante el Congreso, los recibió el primer secretario de la Embajada, Huang Xu.
Otra interrogante, además de la identidad de las 600 personas eventualmente inmunizadas con las dosis de la embajada, es dónde se almacenaron los productos y cómo se aplicaron; pues las vacunas necesitan un ambiente propicio para su conservación.
Según Marcial Torres, exdecano del Colegio de Químicos Farmacéuticos del Perú, el almacenamiento y la aplicación de un tipo de vacuna como la de Sinopharm no son técnicamente complicados. Sobre todo, si consideramos que los frascos deben refrigerarse en temperaturas de entre 2 ºC y 8 ºC, a diferencia de la vacuna de Pfizer o Moderna, que requieren guardarse a temperaturas bajo cero.
Sin embargo, de acuerdo a Jesús Anampa, investigador clínico del Albert Einstein College of Medicine de Nueva York, la conservación de las dosis no es tan simple. Aunque es cierto que la temperatura de almacenamiento de la vacuna de Sinopharm puede ser proporcionada por cualquier refrigeradora, el problema es que estos electrodomésticos no brindan temperaturas uniformes. Y tampoco, añade, permiten llevar la cuenta ni controlar los grados centígrados, que deben ser muy precisos y monitoreados para no dañar al producto.
“No es como guardar verduras o una gaseosa, que si se encuentra bajo grados más o grados menos, no sufre problemas. Este es un producto que si sale del límite de temperatura permitido, se degrada y ya no funciona. Debe estar en un medio donde no se desnaturalice”, señala.
En cuanto a su aplicación, Anampa, afirma que si bien esta no es difícil, también debe realizarse por personal capacitado. “Es una vacuna nueva. Para su administración, la empresa manda una guía de pasos a seguir -dice- y debe aplicarla personal entrenado especialmente para ello”.
Hasta ahora tampoco se sabe si la Embajada China cuenta con la infraestructura y el personal indicados para este procedimiento o si contrató los servicios de algún laboratorio o empresa y, de ser el caso, cuál o cuáles fueron.