PROYECCIÓN. Las recientes elecciones presidenciales movieron levemente el valor de las acciones.
La estabilidad comercial y económica de un país tiene dos termómetros visibles: el índice general de la Bolsa de Valores de Lima (BVL) y el precio del dólar. Sus cifras suelen registrar variaciones, en alza o a la baja, cada vez que ocurren hechos sociales o políticos relevantes. Por ejemplo, el lunes 12 de abril, luego de conocerse que el candidato de izquierda Pedro Castillo, del partido Perú Libre; y la postulante de derecha Keiko Fujimori, de la agrupación Fuerza Popular, irían a segunda vuelta, el dólar presentó una leve reducción de 0,11% y la Bolsa de Valores cerró con una reducción del -1,8%.
Esta tendencia a la baja ya se evidenciaba desde los días previos a la jornada electoral y se recuperó al día siguiente. El lunes 19 de abril, luego de conocerse la primera encuesta que coloca a Castillo arriba en las preferencias de la segunda vuelta, la Bolsa volvió a descender y cerró con -3,35%. Esta vez existe un factor internacional que influenció al resultado: Wall Street y el índice bursátil Dow Jones iniciaron la jornada con indicadores negativos.
En poco más de dos décadas, el mercado bursátil local ha registrado varios momentos de caídas y recuperaciones asociados al contexto local e internacional. Según la información disponible en el Banco Central de Reserva (BCR), desde 1997 a la fecha, este mercado bursátil se desplomó 18 veces con cifras históricas, mayores a -6%.
La mayor caída ocurrió el 6 de junio de 2011, cuando el candidato Ollanta Humala ganó la presidencia del Perú en segunda vuelta. El índice general se precipitó a -12,4%, y las autoridades bursátiles se vieron obligadas a suspender las operaciones por algunas horas para evitar mayores pérdidas.
El segundo y tercer mayor desplome del mercado nacional están asociados a factores externos: la crisis financiera global de 2007 y 2008, que acumula otras 11 jornadas históricas a la baja; y cuando el Gobierno peruano anunció el primer caso de Covid-19, el pasado 12 de marzo de 2020. Ese día, los indicadores marcaron -10,4%.
Pero hubo otro momento clave que impactó en la Bolsa de Valores y fue provocado por una crisis política interna, cuando el Congreso impulsó y aprobó la vacancia del entonces presidente Martín Vizcarra. Aquel 10 de noviembre de 2020, las cifras llegaron a -6,5%.
En plena crisis sanitaria y económica, y a cinco meses de las elecciones generales, seis partidos políticos promovieron su desafuero y dieron inicio al breve régimen de Manuel Merino que fue rechazado por marchas ciudadanas y una violenta represión que ocasionó la muerte de Inti Sotelo y Bryan Pintado.
Para entender el mercado de valores
Miguel Jaramillo, investigador principal de Grade, explica que la Bolsa de Valores de Lima es un reflejo imperfecto pero necesario para saber cómo marcha nuestra economía, pues aunque no reúne a la mayoría de empresas, muestra en tiempo real el valor de los activos fijos de las compañías, fondos de inversión y propiedades inmobiliarias.
“Cuando esta sufre fuertes variaciones el impacto directo recae en la gente que tiene títulos adquiridos en estas compañías, pero no son los únicos. Aquí también se cotiza el ahorro de los trabajadores, los seguros. No es que la Bolsa reúna solo el dinero de los ricos. Por eso es importante que sus cifras se mantengan óptimas. Su lectura es limitada para medir el mercado laboral, pero siempre tienen relación, ya que es incompatible que esta vaya en rojo y el empleo suba”, sostiene.
Por ejemplo, los fondos de las AFP se cotizan en las empresas de la Bolsa para obtener mayor rentabilidad para sus pensionistas. De igual forma, la industria de seguros de salud y seguros de desgravamen hipotecarios invierte en estos valores para hacerlos crecer a los largo de los años. “En estos casos, el mercado de valores funciona como un gran banco. Si las acciones caen, la empresa inversora pierde rentabilidad y puede pasar dos cosas: los costos se trasladan al usuario o la compañía entra en insolvencia”, añade Jaramillo.
Pero también es cierto que, en un escenario volátil, existen inversores que esperan que las acciones bajen sus precios para tomar participaciones en empresas que tienen mayores probabilidades de recuperarse y, así, obtener algún margen de ganancia cuando los precios suban.
La Bolsa de Valores de Lima (BVL) tiene dos indicadores: el índice general, que involucra a 269 empresas; y el índice selectivo, conformado por las 15 empresas con más negociaciones en el mercado local. La primera es la más usada para analizar la tendencia económica del país, e incluye a compañías de los sectores minería, cemento, electricidad, retail, comercio, financiero y otros.
Aquí confluyen personas naturales y empresas, nacionales y extranjeros, que están dispuestos a vender o comprar los valores que allí se comercializan, sean acciones, bonos u otro instrumento de financiación. Son más de 10 mil inversionistas los que participan para acceder a distintos negocios y fondos.
Las AFP y las empresas de seguros invierten el dinero de sus afiliados en la Bolsa para obtener rentabilidad.
De acuerdo con Luis Chávez-Bedoya, economista y docente asociado de ESAN, el motivo de la fluctuación de sus indicadores -refiere- se debe a que el precio de estas acciones depende de lo que cada uno de ellos proyecta o cree que sucederá más adelante. Al ser instrumentos de inversión, su rentabilidad es variable porque dependerá de los resultados que obtenga la empresa en sus negocios.
“Una empresa va a generar dinero en el futuro a partir de sus ventas o utilidades. Si yo compro una acción seré partícipe de esa ganancia. Si existe la expectativa de que en el futuro esa compañía genere más dinero, entonces mi acción vale más y habrá un mayor número de interesados en comprar una participación. Pero, si por el contrario, creo que la empresa no logrará obtener ingresos, mi acción reducirá su valor y muchos querrán deshacerse de su parte”, explica el economista.
Chávez-Bedoya señala que en las semanas previas al triunfo de Ollanta Humala, en 2011, y el mismo día que se conocieron los resultados de la elección, se creó una gran incertidumbre sobre las políticas económicas que iba a aplicar en su gestión, y eso se reflejó en los precios bursátiles. Pero estos fueron mejorando cuando se anunció quiénes lo acompañarían en el Gabinete. “Esta semana no hubo alzas ni bajas muy fuertes porque se desconoce cómo marchará la actual segunda vuelta”, añadió.
ALCANCE. La Bolsa de Valores de Lima es pequeña comparada con otros países. Lo que la Bolsa de Sao Paulo negocia en un día, lo alcanza su par peruano en un año.
Foto: Andina.
Aunque el escenario internacional apunta al incremento del precio de metales, especialmente del cobre, el CEO del Dorado Asset Management, Melvin Escudero, señala que esto no será suficiente para paliar el resultado adverso que podrían provocar las elecciones en el mercado de valores. Ello se debe a que las cifras de las exportaciones no se reflejan en el día o a corto plazo, como sí fluctúan las acciones del mercado local.
“En el caso de Ollanta Humala, los índices se recuperaron cuando presentó una nueva hoja de ruta. Otra campaña con un fuerte impacto bursátil fue la de Alberto Fujimori, en 1990, quien fue electo con promesas económicas extremas. Ahora tenemos un escenario político donde uno de los candidatos ha anunciado la estatización de empresas; eso hace inevitable que los inversores evalúen vender sus acciones. Hay que escuchar las propuestas que ambos tienen y, cuando las encuestas perfilen a un próximo favorito, veremos cómo reacciona la Bolsa”, señaló el también economista de Pacífico Business School.
De acuerdo con el último estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI), Perú se ubica en un mejor escenario para este 2021, con la más alta proyección de crecimiento en América Latina y el Caribe (9%), y un Producto Bruto Interno (PBI) de 5,2% para el año 2022. Esta posible recuperación económica impactará en un país que incrementó sus brechas de desigualdad y pobreza, y cerró el año pasado con una caída en la producción de -11% y más de 2 millones de personas en desempleo.
El FMI ha previsto que este 2021 el Perú tendrá una mayor recuperación económica que sus pares de la región.
Escudero sostiene que, de no mediar inconvenientes, el proceso de reactivación durará cuatro o cinco años, siempre que se cumpla con el proceso de vacunación para que más sectores puedan reanudar sus actividades.
Por lo pronto, los candidatos de los partidos políticos que pasaron a la segunda vuelta mantienen ideas contrapuestas de gestión económica. En el plan de gobierno de Perú Libre se anuncia un "nuevo modelo económico" descentralizado, que estimule la redistribución de la riqueza, la industria ganadera y operaciones extractivas sostenibles. Además, plantea anular la tercerización laboral, reformular el reparto de utilidades de las compañías transnacionales y revisar los contratos ley, permitiendo la nacionalización de aquellas empresas que se opongan al cambio.
En tanto, el plan de Fuerza Popular propone mantener el diseño económico actual, continuar y agilizar los proyectos de extracción minera, simplificar el sistema tributario y financiero e, incluso, eliminar los topes a los beneficios tributarios que reciben las empresas. También propone formalizar a los pequeños negocios y facilitarles el acceso a crédito, generando empleo en una alianza entre el sector público y privado.