PREOCUPANTE. El rubro de la inversión minera que más cambios negativos muestra es la exploración.
En los últimos 10 años, el sector minero representó el 23,3% de la inversión extranjera directa en el país, según el Ministerio de Energía y Minas (Minem). En 2021, contribuyó el 9,7% del Producto Bruto Interno (PBI) y concentró el 63,9% de las exportaciones y el 11,5% de la inversión privada total. A nivel mundial, Perú es el segundo productor de cobre y zinc, el tercer productor de plata y el décimo de oro.
Teniendo en cuenta este potencial, el auge en los precios del cobre y otros minerales y materias primas que inició el año pasado —algunos analistas llegaron a pronosticar incluso un nuevo superciclo— se presentaba como una oportunidad para la recuperación de la inversión minera después de la pandemia.
Los comunicados oficiales indican que la inversión del sector está repuntando en el país. El último reporte del Minem muestra que, entre enero y mayo pasado, esta aumentó 12% respecto al mismo periodo del año anterior. Asimismo, la memoria anual de 2021 de la cartera registró USD 5.242 millones de inversión total: USD 917 millones más que en 2020.
Aunque estas cifras comprueban un crecimiento importante, la inversión minera del año pasado —USD 5.242 millones— fue 11% menor que la de 2019 —USD 5.908 millones—. Ante este panorama, los analistas consultados por OjoPúblico advierten que la recuperación registrada no será suficiente para alcanzar los niveles previos a la covid-19.
Además, apuntan los expertos, el actual rebote de la inversión en el sector no continuará en los siguientes meses del 2022 ni durante el 2023, entre otros motivos por el descenso del precio de los minerales, en especial el cobre ―cuyo valor sigue alto, pero es menor al de inicios de año― y el clima político nacional. En medio de este panorama, hace unos días, el ministro de Economía, Kurt Burneo, anunció en una columna de opinión una probable recesión en Perú.
Para Esteban Valle Riestra, coordinador del programa Industrias Extractivas y Fiscalidad de Propuesta Ciudadana, la inversión minera de 2022 debería estar por encima del promedio debido a los precios de los minerales. “Antes de la pandemia no teníamos precios tan altos y la inversión minera estaba recuperando sus niveles”, dice .
Entre todos los minerales, el alza del precio del cobre —que comenzó a notarse en plena pandemia— se presentó como una gran ocasión para Perú. El país es el segundo productor mundial luego de Chile (desde 2016 produce más de dos toneladas por año) y, en febrero pasado, este mineral alcanzó su máximo histórico: USD 4,94 la libra. Sin embargo, la cotización comenzó a disminuir desde junio de 2022, hasta llegar a USD 3,23 la libra en julio.
Según César Flores Unzaga, investigador de CooperAcción, una de las potenciales causas de este retroceso es el anuncio de escenarios de posibles recesión por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. También se encuentra el descenso de la demanda de China por los commodities, debido al confinamiento por la covid-19 de hace unos meses.
Por otro lado, el oro tiene un ciclo particular, que lo mantiene en precios altos desde antes de la emergencia sanitaria. “Por todos los temas de incertidumbre global que han empezado antes de la pandemia y por cuestiones geopolíticas, el oro es un activo de refugio bastante valorado por los inversionistas, al que acuden cuando hay incertidumbre y tensiones a nivel internacional”, explica Flores Unzaga.
Para el exministro de Economía, Alonso Segura, la baja en el precio del cobre afectará el futuro de la inversión minera en el país. “En la última parte del año lo que vas a ver, ya con menores precios de minerales, por la coyuntura externa que no sabemos cuánto va a durar, es un entorno menos propicio para la inversión”.
Otro de los factores que, de acuerdo a algunos especialistas, repercuten negativamente en la inversión minera es la situación política del país. “El Gobierno actual no ha generado un clima de confianza para que los inversores emprendan inversiones importantes y en volumen en el que se esperaría”, dice Esteban Valle Riestra, de Propuesta Ciudadana.
Por su parte, Alonso Segura sostiene que la oportunidad para la inversión que brindó el récord de los precios no habría sido del todo aprovechada por el Gobierno, pues “hay un contexto interno de incertidumbre y negativismo [hacia la minería] muy fuerte por razones políticas”, dice.
Segura se refiere a “las promesas, discursos, propuestas y decisiones” que el presidente Pedro Castillo —durante su campaña política y, luego, en el Gobierno— ha tenido en torno a la tributación minera, el control de los recursos naturales o la Asamblea Constituyente. El Congreso, añade, ha apoyado la desconfianza con “una serie de medidas poco responsables”.
Asimismo, Fernando Patzy, economista boliviano del Natural Resource Governance Institute (NRGI), señala la caída del Perú en la encuesta del Instituto Fraser, que recoge las respuestas de más de 2.000 empresas mineras del mundo. En el ranking de países atractivos para la inversión minera, Perú ha caído ocho puestos, ubicándose en el 42 de 88.
César Flores Unzaga: "El precio es el factor más importante para las inversiones mineras".
Aunque esta encuesta no es determinante para la inversión, dice Patzi, puede dar algunas señales sobre los ánimos del sector privado. “Pero, si observamos el potencial minero, Perú califica muy bien en el ranking, tiene un gran potencial y tradición, está en el puesto 24”, agrega el experto.
César Flores Unzaga propone una lectura distinta sobre esta situación. Para el investigador de CooperAcción la principal razón de la caída de la inversión en el país es la disminución de los precios internacionales. De acuerdo a Flores Unzaga, para los inversionistas “el precio es el factor más importante al momento de tomar decisión sobre sus inversiones. Es decir, la rentabilidad de la inversión que van a realizar”.
En ese sentido, añade el investigador, “cada vez que los precios de los minerales suben en las principales bolsas del mundo, automáticamente las inversiones en el Perú empiezan a aumentar y también en todo el resto de países que tienen un desarrollo minero importante”, dice. Por el contrario, cuando los precios de los minerales comienzan a caer internacionalmente, las inversiones también se reducen.
Flores Unzaga explica que el aumento sostenido de la inversión minera se lograría con un superciclo más prolongado, como ocurrió entre 2003 y 2014. Los precios récord de estos últimos tiempos han llegado a durar, por ahora, solo un par de años. Además, coincide con Valle Riestra y Segura, la inversión minera se desacelerará en la segunda mitad del 2023. “De mantenerse una caída de precios, el próximo año no sería favorable para el sector”, dice el especialista.
Los conflictos sociales
Así como la minería ha traído divisas al país, también ha ocasionado una serie de conflictos sociales con las comunidades que son impactadas por las actividades de las compañías. En julio de 2022, de acuerdo al reporte de la Defensoría del Pueblo, había 208 conflictos sociales en Perú. De estos, 138 casos (67,1%) eran por motivos socioambientales. Dentro de esta categoría, 87 casos se debían a la actividad minera.
¿La conflictividad social también afecta la inversión en la minería? Esteban Valle Riestra considera que es un factor importante, mas no el principal. “Los conflictos sociales son problemas de gestión que tienen las empresas con entornos locales, que finalmente logran ser superados”, afirma. “En términos de inversión son otros los factores los que importan a la hora de decidir dónde poner el dinero”, añade.
“En algunos casos en particular [los conflictos sociales] sí generan algún grado de afectación, pero sobre todo en ciertas operaciones que ya tienen una larga historia de conflictividad, como Las Bambas”, dice Valle Riestra.
En los dos últimos años, uno de los conflictos sociales más grandes en torno a la minería ha sido el de Las Bambas, mina de cobre en Apurímac que estuvo paralizada por casi 60 días, hasta el 11 de junio, debido a las protestas de comunidades aledañas. Según el reporte de medio año de MMG, compañía china a cargo de la operación, la mina ha presentado 55% menos ganancias que en el mismo periodo de 2021. Incluso así, obtuvo un ingresos operacionales de casi USD 117 millones.
En julio de 2022, 87 conflictos sociales en Perú se debían a la actividad minera, según la Defensoría".
Las paralizaciones vinculadas a conflictos sociales, según el Instituto Peruano de Economía, provocaron una caída de la producción minera de 10,7% entre enero y mayo de 2022. El investigador César Flores Unzaga, en cambio, sostiene que hasta el momento no se ha podido establecer una relación tan clara entre el contexto interno y las inversiones mineras.
En ese sentido, considera que el precio es el factor que sigue teniendo más peso. “Independientemente del nivel de conflictividad social, si los precios son buenos, tú observas que en la mayoría de proyectos que son viables los inversionistas aceleran la inversión”, detalla.
Perú continúa siendo una plaza atractiva para las inversiones mineras por sus “resultados notables” en la producción de cobre, zinc y también de oro, de acuerdo con el economista Fernando Patzy. “Pero si empezamos a ver qué está pasando, lo que se sabe de Perú son conflictos grandes, como Las Bambas o el caso que afecta a Southern en Moquegua”, agrega.
En el Índice de gobernanza de los recursos naturales, un informe elaborado por el NRGI que mide la gobernanza de los países en la minería, el petróleo y el gas, Perú califica con un puntaje 75 de 100, considerado “bueno”. “Pero el índice de gobernanza también señala que hay algunos vacíos [en el caso de Perú], especialmente en los temas que tienen que ver con los impactos locales, sociales y ambientales”, señala Patzy.
La exploración y otros rubros
Entre los distintos rubros de la inversión minera ―planta beneficio, equipamiento, infraestructura, desarrollo y preparación, exploración― el que presenta una mayor caída es exploración. De acuerdo a la memoria 2021 del Minem, el año pasado este alcanzó los USD 329 millones. Es decir, USD 113 millones más que en 2020, pero USD 27 millones menos que en 2019.
Esta situación no es exclusiva del contexto de pandemia: desde 2012, cuando se llegó a USD 905 millones, se evidencia que la baja de la exploración minera ha sido casi progresiva. Para Esteban Valle Riestra, esa caída de la inversión en la exploración es preocupante, porque este rubro es el que “luego va a dar frutos a largo plazo”.
Según el especialista de Propuesta Ciudadana, no hay una sola explicación de esta contracción regular, pero una de ellas puede ser, en sus palabras, que “el sector [minero] ha ido perdiendo confianza en las instituciones peruanas, en la posibilidad de desarrollar inversiones en el país y mantenerlas a largo plazo”.
Por su parte, el exministro de Economía, Alonso Segura, opina que, inclusive si el contexto internacional mejora ―es decir si no se cumplen los escenarios de recesión en el exterior― y los precios de los minerales suben, la exploración minera no crecerá si el país continúa bajo las mismas condiciones coyunturales: conflictos sociales en torno a la minería, crisis de gobernabilidad. “Si seguimos con potenciales cambios de reglas de juego y con toda esta conflictividad en torno a los proyectos, no se va a generar nueva exploración”, sostiene.
Los rubros de inversión minera que sí han tenido un crecimiento entre 2019 y 2021 son los relacionados con la construcción de las operaciones mineras: planta beneficio ―lugares donde se procesan los minerales― e infraestructura, aunque este no fue muy significativo. De acuerdo al análisis de Propuesta Ciudadana, en 2021, ambos tuvieron un crecimiento del 5% a comparación de 2019.
Si se hace la comparación de 2020 a 2021, sin embargo, el crecimiento es mayor. Esteban Valle Riestra advierte que “todas estas cifras de inversión están ligeramente distorsionadas porque hay una inversión masiva que se está llevando a cabo en el país, que es Quellaveco”.
En ese sentido, las inversiones en equipamiento, planta beneficio, desarrollo e infraestructura, explica, están condicionadas por esa gran inversión, la principal en Perú: Quellaveco, de la compañía Angloamerican, es el quinto yacimiento de cobre más grande del mundo, ubicado en la región de Moquegua.
En 2021, según el Minem, Quellaveco fue el principal inversor minero del país, con USD 1.312’065.022. Además, el primero en los rubros de planta beneficios (USD 364 millones) e infraestructura (USD 433 millones). En el top cinco del ranking de empresas que más invirtieron el año pasado en minería también se ubican Antamina, Southern Perú, Antapaccay y Chinalco Perú.
“Una vez que esas minas se agoten, si no hay suficiente exploración, no van a poder abrirse nuevos yacimientos que permitan continuar con la dinámica del sector, ni que siga proveyendo de dinero al país”, advierte Esteban Valle Riestra. Para César Flores Unzaga, en realidad, los yacimientos mineros de talla mundial, cada vez son más escasos tanto en Perú como en los demás países.
“A nivel mundial, en el corto plazo, estamos hablando de yacimientos más bien medianos y pequeños, los que abundan. Los yacimientos grandes, no digo que se hayan agotado, pero a la vista no hay yacimientos importantes en lo que es la exploración, que se han descubierto”, dice el investigador. Esta característica también podría explicar que las inversiones en la minería no crezcan tan rápido.
La cartera de proyectos de exploración minera del Minem de 2022, consta de 63 proyectos por un monto de USD 586 millones. De estos, 15 se encuentran en fase de exploración terminada. En los demás proyectos, la exploración está en ejercicio, por empezar o aún por aprobarse. De toda la inversión en exploración, el 43,4% corresponde al oro, 36,1% al cobre, 11,2% al zinc, 8,3% a la plata y 1% al estaño. Pero, desde la exploración hasta la etapa de producción, hay un largo trecho —inclusive varias décadas—, apuntan los especialistas.
Para este año, de acuerdo al Minem, se espera el inicio de la construcción ―etapa previa a la producción―de siete proyectos mineros con una inversión total de USD 4.417 millones. Entre ellos se encuentran los proyectos de cobre Magistral y Pampa de Cobre Río Seco, así como tres de oro: Optimización Inmaculada, San Gabriel y Yanacocha Sulfuros.
El canon
En junio pasado, el Minem anunció un récord histórico del canon minero: las transferencias superaron los S/ 7.800 millones. Las regiones que recibieron mayores montos fueron Áncash (S/ 2.086 millones), Arequipa (S/ 1.119 millones), Tacna (S/ 841 millones), Ica (S/ 828 millones) y Moquegua (S/ 574 millones).
“Lo que estás viendo ahora es la foto de los precios que había hace unos meses atrás, lo que tú vas a ver [en los próximos meses] es una caída en los recursos del canon”, dice Alonso Segura. En otras palabras, el canon de 2022 se vio beneficiado por los precios de los minerales de 2021.
Este récord de transferencias no se repetiría en 2023, proyectan los especialistas. “Yo soy de la idea de que este año, el canon hubiese podido ser mayor, si estos conflictos [Las Bambas] se resolvían o se gestionaban adecuadamente. La recaudación hubiera sido mayor y las transferencias también”, afirma Valle Riestra.
Las transferencias del canon tuvieron un récord histórico de S/7.800 millones en 2022".
Para Fernando Patzy, del NRGI, se debe matizar el éxito de las cuantiosas transferencias a los gobiernos locales, pues el descontento de la población continúa vigente. “Se distribuyen sumas importantes, pero sus resultados no se han traducido en beneficios o mejoras sustantivas de los indicadores económicos. En términos simples, en progreso para las comunidades”, señala.
Para eso, deben primar buenos acuerdos entre los gobiernos, las empresas y la población, dice Fernando Patzi: “El Gobierno debe capturar adecuadamente el impuesto a la renta o las regalías de las empresas. Debemos saber si se apropia de esta parte creciente que está recibiendo”.
En el caso peruano, el economista observa que los recursos del canon terminan convirtiéndose en gasto público. “Apoyando temas de infraestructura, carreteras, electricidad, se van diluyendo en lo que es gasto corriente, pero no terminan usándose como un mecanismo de inversión para promover las capacidades de los productores locales”, explica. Entonces, el uso del canon en muchos casos termina “con un criterio de mejorar la imagen política de la autoridad local y, en otros casos, hasta de crear clientela política”, concluye.