Inflación y desempleo amenazan a América Latina en el tercer año de la pandemia

La Cepal estima que la producción en la región se verá afectada por la disminución del comercio global y la inflación sostenida, lo que impactará en una menor generación de empleo. Por su parte, la Organización Internacional para el Trabajo (OIT) ha duplicado sus proyecciones de desempleo mundial para este año. En Perú se prevé un crecimiento de la economía del 3%, pero la inversión pública podría verse afectada por las elecciones regionales y locales, periodo en que se compromete un mayor uso de recursos sin asegurar la calidad del gasto.

INCERTIDUMBRE. Este año será complejo para América Latina, por una incertidumbre financiera, volatilidad cambiaria y menor productividad.

INCERTIDUMBRE. Este año será complejo para América Latina, por una incertidumbre financiera, volatilidad cambiaria y menor productividad.

Ilustración: Claudia Calderón.

Los analistas internacionales coinciden en que este 2022 será el año de la desaceleración del crecimiento productivo. La semana pasada el Banco Mundial hizo público el informe que destaca las asimetrías que experimentarán los países desarrollados y emergentes, debido a la reducción de la demanda y de los apoyos fiscales; mientras que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) difundió las proyecciones económicas que confirman los retos que afrontará la región por la reducción del comercio.

El reporte del organismo de las Naciones Unidas coincide con el Banco Mundial en que este año será complejo para América Latina, con un crecimiento heterogéneo entre sus países que alcanzará un 2,1% en promedio, a diferencia del pico de 6,2% al que llegaron en conjunto en 2021, tras el efecto rebote. Estos indicadores permitieron que 11 de los 33 países de la región recuperarán los niveles de Producto Bruto Interno (PBI) previos a la pandemia, pero para el 2022 se espera que solo tres se sumen a esta lista.

La Cepal recoge los datos de los bancos centrales y confirma que la inflación –que es global y multicausal– se mantendrá por encima del rango meta establecido, e impactará en la renta disponible y en el gasto de los hogares. En tanto, el costo de alimentos se reducirá levemente, y el precio de las materias primas –cuya alza favoreció a países exportadores como Perú, productor de cobre– detendrá su curva ascendente o, en el mejor de los casos, igualarán las cifras del 2021.

“Para 2022 se espera una leve baja de los precios de los productos básicos, de alrededor de un 3,2%. Los metales y minerales serían los que bajen un 8,4% comparado con el nivel promedio de 2021. Ello se explicaría por la desaceleración económica, sobre todo en China y en su sector de construcción, que ha mostrado problemas. En el caso de los productos energéticos y los productos agropecuarios, se proyecta que sus precios permanecerán bastante estables, con poca variación respecto del nivel promedio de 2021”, señala el informe.

 

 

El economista y presidente de Dorado Investment, Melvin Escudero, explicó que el cambio de la matriz energética en el mundo ha empujado la demanda de los metales como el cobre, y si bien el precio se regulará este año, este seguirá siendo altamente competitivo para países como Perú, que son productores. El experto considera que este fenómeno ayudará al país a mantener o superar sus expectativas de crecimiento. 

“Si el Perú hace bien su tarea, debemos crecer por encima de lo proyectado en 2022. Toda inversión en energías limpias y cambio de matriz energética será rentable para los próximos 50 años, pero la gran inversión privada requiere del respaldo interno, sin ruidos políticos. La estabilidad macroeconómica y el crecimiento de infraestructura deberían ser un consenso en todas las fuerzas políticas (...) Este año, la generación de empleo y la promoción de la inversión privada serán tan importantes como cumplir con los esquemas de vacunación”, añadió.

Por su parte, el Global Economic Prospects del Banco Mundial estima que el precio de la energía global sea más alto que el año pasado, mientras que el costo del gas natural y el carbón deberán estabilizarse a medida que disminuyan las restricciones en las cadenas de suministro. “Se espera que los precios de los alimentos bajen levemente, aunque los altos precios de los fertilizantes representan un riesgo al alza”, señala el estudio.

 

Pero a diferencia de otros commodities, el petróleo ya ha despegado al alza: el martes 18 de enero, la agencia AFP reportó que el crudo cotizó su precio más alto en siete años. Cada barril alcanzó los USD 87,2, cifra a la que no había llegado desde el 30 de octubre de 2014, cuando se tuvo el pico de USD 86,7.

El banco de inversión Goldman Sachs ha estimado que el crudo bordeará los USD 100 en el tercer trimestre de este año, lo que redundará en la inflación para los países que no son productores. Entre los factores que están propiciando este incremento se encuentran las bajas reservas, la alta demanda asiática, el estallido social en Kazajistán, y la interrupción de la producción entre Libia, Nigeria, Angola, Ecuador, Canadá.

La presión inflacionaria que continuará en el mundo ha motivado que, desde diciembre, la Reserva Federal de Estados Unidos anunciara el retiro de los estímulos monetarios y el alza de la tasa de interés de referencia, un hecho que ha encendido las alertas del Fondo Monetario Internacional (FMI) porque se fortalecerá el dólar y se endurecerán las condiciones para los países emergentes con altos niveles de deuda.

 

Desempleo y brechas de género

Los analistas de la Cepal destacan que este contexto internacional empujará a América Latina a una incertidumbre financiera, con volatilidad cambiaria, menor productividad y baja inversión, lo que tendrá como consecuencia una menor generación de empleo. Hasta el cierre del 2021 no se había logrado recuperar el 30% de puestos de trabajo perdidos al inicio de la pandemia, y aquellos que sí lograron reposicionarse en el mercado laboral lo hicieron a costa de ampliar las brechas de género.

El organismo de las Naciones Unidas estima que en 2022 la tasa de desocupación en la región será de 11,5% para las mujeres, tres décimas menos a lo registrado el año pasado, pero muy lejos del 9,5% en el que ellas se encontraban antes de la crisis. Solo para tener una idea: a Perú le tomó una década reducir un punto porcentual de esta brecha laboral. Para los hombres, en tanto, la cifra de desocupación en América Latina será de 8%, a diferencia del 2019, en que bordeaba el 6,8%. 

“En el 2021, más de un 38% de los trabajos ocupados por mujeres que se destruyeron durante la crisis no se recuperaron. En el caso de los hombres este número es un 21%. En 2020 y 2021 la desocupación y la caída en la participación laboral afectó más a las mujeres, en particular a aquellas que viven en hogares con menores de 5 años, debido a la mayor carga de cuidados”, señaló la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, durante la presentación del informe.

 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) también actualizó sus proyecciones debido a la incertidumbre por la continuidad de la pandemia, y duplicó la cifra de empleos perdidos prevista a mediados del 2021. En el documento se estima que hasta el cierre del 2022, la covid-19 habrá provocado la pérdida de horas trabajadas equivalente a 52 millones de puestos de trabajo. En el reporte de mayo, la entidad proyectaba un déficit equivalente a 26 millones de empleos. 

“El desempleo mundial se mantendrá por encima de los niveles anteriores al coronavirus hasta el 2023. Se estima que en 2022 se situará en 207 millones de desocupados, en comparación con los 186 millones de 2019 (...) Chile, Colombia, Ecuador y Perú se vieron igualmente afectados por la crisis (...) Si bien el crecimiento económico de la subregión se reanudó en 2021, el crecimiento del empleo sigue siendo limitado y ha sido impulsado en gran medida por el trabajo informal”, señala el informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2022

Marlene Molero, de la organización GenderLab, señala que, pese a que las mujeres son poco más de la mitad del talento humano y productivo, las empresas no incluyen el enfoque de género en sus planes de reactivación porque no comprenden los beneficios para al economía a mediano y largo plazo. Si bien el último año más mujeres han logrado cada vez más tomar posición en el mercado laboral, la experta refiere que el 2022 ellas se enfrentan a un nuevo reto con el regreso a clases y posibles brotes de la pandemia.

“Debemos preguntarnos qué va a pasar cuando, luego que reabran los colegios, se suspenda un aula por algún caso de covid-19. El niño o niña deberá volver a casa, y eso, para la mayoría de hogares, implica que la madre deba realizar trabajo remoto o descuidar sus labores en la empresa. Quien asumirá las cargas adicionales es la mujer, poniéndola en riesgo de afectar el puesto laboral que recuperó, pues no todos los empleadores dan las facilidades para ello. El trabajo doméstico y del cuidado seguirá siendo una carga para ellas este año”.

 

Perú: elecciones regionales y mayor gasto

En las proyecciones que difundió Cepal en octubre pasado, el Perú –luego de liderar los índices de recuperación en la región– se proyectaba como la cuarta economía con más crecimiento latinoamericano para el 2022, con un 4,4% de mejora en su PBI. Sin embargo, el reporte actualizado de la entidad rebaja las expectativas para el país a un 3%, colocándolo en el puesto 11. La estimación actual es similar al 3,2% señalado por el Banco Mundial y al avance de 3,4% estimado  por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).

La economista y especialista en inversión pública, Silvana Huanqui señaló que si bien el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha buscado crear un escenario positivo para dinamizar la demanda, los factores internos y externos ponen en riesgo el crecimiento de la producción local. En este sentido, subraya que el impulso de la inversión privada será clave para ayudar a la economía.

“El 2021 fue un año ‘rebote’. Tuvimos el crecimiento más alto de la región, sí, pero porque tuvimos una de las caídas más grandes. En realidad solo crecimos un 5%. Ahora tenemos factores internos y externos que no permiten tener un escenario optimista: las variables de la Covid-19, la desaceleración de la demanda de Estados Unidos y China, la inflación y el ruido político inclinarán la balanza”, sostiene.

El organismo de las Naciones Unidas destaca que dos de las acciones que deberán emprender los países para enfrentar este 2022 es aumentar los niveles de recaudación tributaria, mejorando la estructura fiscal; y aplicar una "mirada estratégica" del gasto público. "Se debe resguardar la inversión pública, que fue la principal variable de ajuste en la última década, para realizar inversiones intensivas en empleo decente en sectores estratégicos con igualdad de género", señala la Cepal.

Durante las elecciones hay un mayor dinamismo económico, pero también un riesgo de obras paralizadas".

Sin embargo, a los indicadores internacionales, el Perú sumará la presión de un contexto electoral, por los comicios municipales y regionales que se celebrarán en octubre. Un hecho que la Contraloría General de la República y expertos advierten como una posibilidad de mayor dinamismo económico, pero también de un riesgo de caer en una menor calidad en el gasto público.

El lunes 17 de enero, en su presentación ante la Comisión Especial Multipartidaria Pro-Inversión del Congreso, el contralor Nelson Shack señaló que 2.369 obras –valorizadas en S/ 22.453 millones– están paralizadas en todo el país, y el 72% de estas es responsabilidad de los gobiernos locales. Para el funcionario, el ingreso de nuevas autoridades y el recambio de prioridades en la gestión pública pueden incrementar estos indicadores.

“Al cierre del año van a cambiar todas las autoridades regionales y locales, y lo más probable es que varias obras se paralicen en el próximo cuatrimestre porque van a cambiar las prioridades. Las nuevas autoridades serán electas para cumplir determinadas obras que le prometieron a la población, y como quedan muchísimos proyectos inconclusos de la anterior gestión, la probabilidad de que reorienten los recursos públicos es muy grande, y eso terminará ralentizando la ejecución de las obras iniciales y paralizándolas”, señaló.

La economista y docente de la Universidad del Pacífico, Silvana Huanqui, explicó que el último año de gestión de los gobiernos regionales y locales suele ser el de mayor actividad de inversiones, lo que podría ser favorable para la economía local por el dinamismo de la moneda y mayores ingresos. No obstante, advirtió que por conveniencias políticas no siempre se priorizan las obras urgentes, sino las que pueden captar más votos.

“Hay que poner atención a la calidad del gasto público que se hará. Hay que poner los reflectores en las inversiones regionales y locales de este año, no solo para ver el impacto posterior a su construcción, entrega o paralización, sino para saber en qué están gastando. Debemos ver los mecanismos de ejecución del gasto y si forma parte de una estrategia para cerrar la brecha de infraestructura. Los estudios del Plan nacional de Infraestructura deben ser usados para que exista sinergia entre la obra pública y la inversión privada”, añadió.

El economista Melvin Escudero coincide en que el país ingresa a un año electoral que puede complicar el desarrollo económico con proyección a mediano y largo plazo. “El ciclo político siempre ha reducido la priorización de la infraestructura en los gobiernos regionales y locales. Debemos entender que la inversión pública, por ejemplo, diseñar una carretera, tiene repercusión en las empresas y trabajadores del sector privado que se consolidan alrededor. Un monumento no lo hará. Por eso es importante saber en qué se destinará el dinero”, puntualizó.

 

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