FONDO IMPACTADO. Casi la totalidad de afiliados está en el fondo 2, donde el 45% de los ahorros puede ser reinvertido por las AFP dentro y fuera del país.
En los últimos dos meses, los afiliados al sistema privado de pensiones han constatado la reducción de sus ahorros en sus estados de cuenta. Esto debido a que el dinero –gestionado por las cuatro Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) que operan en el país– fue invertido en acciones y bonos que se desplomaron por la crisis económica generada por el coronavirus.
Nueva información analizada por OjoPúblico permite conocer a cuánto ascienden las pérdidas en cada AFP, qué tipo de fondo se perjudicó más y por qué el grupo de adultos jóvenes de 26 a 35 años resultó ser el más golpeado.
La base de datos construida con información de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) muestra que los ahorros de los trabajadores se redujeron un 2% en febrero, cuando aparecieron los primeros casos de coronavirus en América Latina. Pero a fines de marzo, cuando el Perú ya estaba en Estado de Emergencia, la caída llegó a 10,75%. Esto significó una pérdida de más de S/18 mil millones en los fondos previsionales que a la fecha registran un acumulado de S/153 mil 314 millones.
El mayor número de afectados se concentra en el grupo de personas de 26 a 35 años que tienen sus ahorros en el denominado fondo 2. En este grupo se permite que las AFP dispongan del 45% del dinero con miras a reinvertirlo en empresas y entidades financieras, nacionales o extranjeras, de su elección. La rentabilidad que obtiene dicho fondo depende del valor de los bonos y de las acciones de dichas compañías, las mismas que se fueron a la baja en los primeros meses de pandemia. Al cierre de abril las cifras seguían en rojo.
El 91% de los afiliados a Integra, Profuturo, Prima y Habitat están en el fondo antes mencionado: 6 millones 891 mil de personas para ser exactos. Este grupo vio reducirse sus ahorros en un total de S/13 mil 614 millones. Sus aportantes –entre los que también hay un importante bloque de usuarios de 36 a 45 años– perdieron entre un 8,8% y un 11,5% de su dinero, siendo la AFP Prima la más perjudicada.
En un contexto en que el Ejecutivo ha planteado la reforma del sistema previsional debido al alto cobro de comisiones y bajas pensiones, el debate no ha incluido la evaluación del desempeño de las inversiones que realizan las AFP, o si estas cuentan con medidas para frenar la pérdida de capital ante posibles colapsos del mercado financiero.
Al respecto, Giovanna Prialé, presidente de la Asociación de AFP, dijo que el golpe económico de una pandemia no es predecible y que el único seguro que tienen las gestoras de fondos de pensiones es esperar que la economía se recupere y las inversiones a largo plazo se reactiven. Según explicó, en el argot financiero a la disminución de los fondos se le denomina pérdida de rentabilidad y su condición es temporal.
“Hoy estamos viendo que los mismos instrumentos y acciones donde se invierten los fondos se están recuperando porque estas se realizan no para uno o dos meses, sino a largo plazo. El escenario en que se desenvuelven las AFP está pensado en 40 años de aportes. El fondo 2 concentra a los más jóvenes porque se entiende que por su edad pueden invertir de manera más arriesgada, ya que tienen más años para recuperar o aumentar sus fondos. A mayor riesgo, mayor retorno. Estas variaciones son temporales y hay que pensarlas en un escenario de varios años”, dijo.
El otro grupo que fue afectado por la crisis es el llamado fondo 3 dado que tiene el 80% de sus ahorros está bajo la modalidad variable. Si bien aquí la caída es mayor –los clientes de AFP Prima vieron reducidos sus ahorros en un 16,3%, y los de Integra y Profuturo en un 14%– este solo alberga a 252 mil afiliados, principalmente de entre 36 a 45 años.
Una caída similar se registró en el fondo 1, donde el 50% de sus 301 mil usuarios son adultos mayores de 60 años. En marzo, la pérdida para este sector llegó a un pico de 10,7%, lo que significó una reducción total de S/2 mil millones, pero en abril las inversiones lograron recuperarse.
Una situación diferente es la del fondo 0, que no reportó saldos negativos durante los meses de febrero y marzo porque aquí los ahorros se manejan como una cuenta a plazo fijo; solo un 10% se reinvierte. Esta característica tiene como objetivo darle más estabilidad a sus principales clientes: adultos mayores que están en edad de jubilación. Los mayores de 65 años pasan automáticamente a integrar este fondo, aunque los adultos de 60 a más también pueden hacerlo previo trámite. El 96% de los 76 mil pensionistas que están en este grupo tienen ese rango de edad.
Las pérdidas no son compartidas
Si analizamos la totalidad de los fondos, el golpe fue más evidente para los afiliados a AFP Prima, subsidiaria de Grupo Credicorp y vinculada a la familia Romero, pues la empresa registró una caída del 11,74% de sus fondos en marzo. En la lista le sigue Integra, miembro del colombiano grupo Sura; y la peruana Profuturo, del Grupo Scotiabank, cuyos clientes tuvieron pérdidas de 10,74% y 10% respectivamente. Mientras que la empresa de capitales chilenos, Habitat, reportó una disminución del 9% de los fondos.
Al cierre de abril, las cifras empezaron a mostrar una mejora de entre el 0,3% y S/2,1%, excepto para Profuturo que se mantuvo en rojo con -0,21%. En dinero, esta recuperación equivale a S/587 millones que volvieron a ingresar a los fondos de pensiones.
Sin embargo, la reducción de los fondos de los aportantes no impacta directamente en las ganancias de las cuatro AFP, las cuales acumularon un total de S/498 millones en utilidades al cierre del 2019. Sus ingresos provienen de la comisión que se les descuenta a cada trabajador de su sueldo mensual, a cambio de administrar su dinero.
La Ley del Sistema Privado de Pensiones obliga a las AFP a invertir un monto equivalente al 1% de lo acumulado en cada fondo, como respaldo ante las operaciones que realicen. Este pozo se denomina encaje legal y también registra una caída de S/187 millones a fines de marzo, pero, según Prialé, esta reducción tampoco se considera una pérdida a menos que sus accionistas se vean obligados a venderlas en este contexto.