MERCADOS. El efecto global de la inflación se siente en los mercados de la región.
“Precio del pollo por las nubes”, titula un conocido sitio de noticias. "El precio del gas que usamos para cocinar está subiendo a diario”, señala otro medio periodístico al citar la opinión de una mujer que trabaja en la preparación de alimentos. Ambas historias podrían referirse a Perú, pero ocurren en México, país donde el precio del pollo, combustible, limones, lechuga, palta e, incluso, de las tortillas, viene aumentando en los últimos meses. El incremento en los precios de algunos productos se registra también en otros países, incluido el nuestro.
En el caso de México ha generado un alza inflacionaria de 5,8 %, la segunda más alta de la región después de Brasil, que registra un 9 % de inflación por la subida en los precios de los alimentos, combustible y electricidad. Argentina escapa de este comparativo porque buena parte de su inflación, que llega al 51,8 %, es motivada por políticas fiscales y monetarias anteriores a la Covid-19. Después de ellos aparecen Chile y Colombia, con un incremento de 4,5 % y 4 %, respectivamente. En quinto lugar está Perú, con un alza de 3,8 %, que ya se refleja en los mercados e insumos básicos.
La inflación recorre América Latina y el mundo. Este aumento generalizado en el precio de bienes y servicios es, principalmente, una consecuencia de la paralización de actividades económicas en el primer año de la pandemia. Un suceso que los expertos denominan efecto rebote o látigo, y que consiste en un incremento exponencial de la demanda luego de un periodo donde la producción se redujo o se paralizó.
Los expertos denominan a este fenómeno efecto rebote o látigo, por el incremento exponencial de la demanda".
El reinició de actividades en diferentes sectores económicos y el mayor poder adquisitivo de las personas ha hecho girar la rueda de la economía a un ritmo inesperado. Algunos pedidos no logran ser cubiertos con los bienes existentes o en tránsito, las solicitudes de las comercializadoras se retrasan o no llegan nunca. La demanda está superando a la oferta.
Ante la imposibilidad de estimar el volumen de productos que se iban a necesitar en este segundo año de pandemia, no solo los bienes finales son limitados. Los grandes desajustes en la demanda real de los consumidores y en los insumos que necesitan los actores de cada fase de la cadena productiva generó un quiebre en la cadena de suministros. Como consecuencia, el stock se reduce.
Por ejemplo, los problemas en las cadenas de suministros globales han ocasionado que, desde febrero, se registre una escasez mundial de semiconductores. Estos chips electrónicos son indispensables para la fabricación de automóviles y se requieren en artefactos como lavadoras, refrigeradoras, teléfonos, ordenadores y otros dispositivos eléctricos, por lo que la disponibilidad de estos productos también se verá afectada.
Silvana Huanqui Valcárcel, docente de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico, señala que los países han aumentado el gasto público para incentivar sus economías y, producto de ello, hay más dinero fluyendo y mayor posibilidad de compra. Sin embargo, este fenómeno es de corto plazo y, si no se acompaña de un incremento de la oferta, deviene en un alza de precios.
“La recuperación económica y la contracción de la oferta es un fenómeno actual en varios países. A esto se suma el incremento de los commodities (minerales, insumos agrícolas, combustible), que generan un alza adicional en la cadena productiva. Por ejemplo, la subida del petróleo repercute en los productos que se fabrican con este insumo, pero también en el valor de las exportaciones porque los traslados serán más onerosos”, explica.
La demanda rebasó la oferta
Un ejemplo de esta multiplicidad de factores en la inflación es el alza en el precio del pollo. En la primera etapa de la pandemia, el cierre de restaurantes, hoteles y bares hizo que las redes de suministro agroalimentarias redujeron sus actividades relacionadas a la crianza de aves de corral, para no sufrir mayores pérdidas económicas. Con la reactivación económica, en varios países se incrementó la demanda a una velocidad superior a la producción.
En países como Canadá, Estados Unidos, México —que añadieron nuevos hábitos de consumo y se vieron afectados por factores laborales y climáticos— se empezó a registrar una escasez de este alimento. Para aumentar su producción, Estados Unidos y China hicieron compras extraordinarias de maíz, alimento básico para estas aves y uno de los principales commodities del mercado internacional. Ello derivó en una reducción de ese stock y un posterior incremento en el precio del insumo para el resto de países.
“Definitivamente el comportamiento de la demanda de China y Estados Unidos afecta los precios internacionales. Si ellos compran grandes volúmenes en un corto periodo de tiempo, hay menor oferta para el resto. Eso, por sí solo, impacta en el costo final. Y también hay que ver la moneda en que se adquiere el producto. En este caso, al provenir del exterior, su valor es en dólares, cuyo precio ha sufrido incrementos por otros factores”, explica la economista Huanqui Valcárcel.
Según los precios de referencia internacional, publicados por el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), el maíz se incrementó en 62 % respecto a diciembre de 2019. El petróleo se elevó en un 43 % en lo que va del año, y el trigo y la soja aumentaron en 54 % y 96 %, respectivamente, en comparación con sus cifras prepandemia.
El presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), Julio Velarde, explicó este fenómeno, el pasado 6 de agosto, y dijo que era coyuntural, global y que se normalizará en los próximos meses. No obstante, José Carlos Lumbreras, gerente de investigación de la editora Perú Top Publications, especializada en grupos empresariales, señala que la desinformación persiste cuando se describe como único factor de la inflación al escenario político nacional.
“Nunca antes habíamos visto tantas noticias sobre el precio del pan y del emoliente, pero la explicación que le dan al alza se limita a señalar el escenario político peruano, cuando este es un factor más en la fluctuación del dólar, pero no en la inflación. La inflación tiene otras explicaciones globales. Sin importar el gobierno que hubiera tenido el Perú, igual estaríamos en esta situación. La reactivación ha derivado en un rebote muy fuerte, y se espera que el próximo año se reduzca”, indicó.
El escenario político peruano es un factor más en la fluctuación del precio del dólar, pero no en la inflación".
El último boletín del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), con datos del 4 al 11 de agosto, da más luces sobre las conexiones globales de este impacto en los mercados peruanos. Según el informe, el precio internacional del petróleo aumentó 1,6 % respecto a su semana anterior por las tensiones en el Medio Oriente y la proyección de una mayor demanda en Europa y en Estados Unidos. Esto debido a que el Senado estadounidense aprobó un paquete fiscal por USD 3,5 billones para impulsar su economía, lo que incrementará los pedidos de fábricas que dependen del insumo petrolero.
La cotización del maíz importado, en tanto, se vio afectada por una alerta del Departamento de Agricultura de Estados Unidos que informó de un deterioro en la condición de sus cultivos y, por lo tanto, se prevé un menor stock mundial. Lo mismo sucede con el precio del trigo que registró un alza de 2,4 % tras la pérdida de las cosechas en Europa y Rusia, y por una posible reducción de cultivos en Estados Unidos y Canadá. En el mismo periodo el zinc aumentó 1,5 % y el cobre se redujo en 0,9 %, influenciados por las decisiones de China.
“El incremento en el precio del zinc se asoció a la menor producción en China debido a los recortes de energía que afectan a las fundiciones, en un contexto de bajos inventarios en el país. La moderación en el precio del cobre reflejó los temores de una menor demanda en este país debido a [que registran] el mayor brote de Covid-19 desde el inicio de la pandemia, a lo que se sumó la apreciación del dólar”, indica el informe del BCRP.
De acuerdo con los datos de esta entidad, esas cotizaciones internacionales generaron el actual incremento en los precios de los alimentos de la canasta básica familiar, como el pan, fideos, pollo y el aceite vegetal. A ello se suma el aumento en los costos de los combustibles, que ha impactado en mayores precios de transporte; y el alza en los valores de los fletes de importación, sobre todo de China, debido a una escasez mundial de contenedores.
“Pese a estos factores, la inflación de Perú se mantiene como una de las más bajas del continente (3,8 % a julio). En Estados Unidos la inflación subió a 5,4 % en julio, la más alta en 13 años. En Alemania, pasó de niveles negativos en diciembre de 2020, de -0,3 % a 3,8 %, tasa superior a la meta de 2 % de la Eurozona”, añade el documento.
En el informe “Perspectivas de la Economía Mundial”, publicado en julio pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte de esta problemática y estima que se normalizará el próximo año. "Se prevé que la inflación regrese a los rangos que se registraban antes de la pandemia en la mayoría de los países en 2022, una vez que estas perturbaciones vayan quedando reflejadas en los precios, pero persiste una gran incertidumbre. También se prevé que la inflación sea elevada en algunas economías emergentes y en desarrollo debido, en parte, al alto nivel de los precios de los alimentos”.
Credicorp y la fuga de capitales
Mientras que la inflación tiene un origen externo y se presenta en todo el mundo, el alza del dólar está vinculado al incremento del precio de los commodities y a los planes económicos de Estados Unidos respecto a su moneda. Desde junio, las divisas de países consolidados y en desarrollo se deprecian frente al dólar, por la inflación que registra Estados Unidos y la decisión de la Reserva Federal de ese país de elevar las tasas de interés y cancelar su programa de compra de bonos antes de lo previsto.
Esto se suma al frágil contexto internacional. El lunes 16 de agosto, por ejemplo, las bolsas de valores y los principales mercados internacionales recogieron información de una reducción en la actividad productiva de China, la segunda mayor economía del mundo. “La producción de las fábricas y el crecimiento de las ventas al por menor de China desaceleraron bruscamente y no cumplieron las expectativas en julio, debido a que los nuevos brotes de Covid-19 y las inundaciones interrumpieron la actividad empresarial”, señala Reuters.
En Perú, la incertidumbre política y los temores surgidos en cierto sector de la población tras la juramentación de Pedro Castillo, suman a la variación del dólar y está provocando una salida inusual de divisas. La economista Silvana Huanqui explica que, ante un contexto de inestabilidad, las personas que acumulan riqueza buscan refugiarse en una moneda más fuerte y, a medida que la demanda del dólar continúe, el tipo de cambio seguirá incrementándose.
Los reportes enviados por el holding peruano Credicorp a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, Securities and Exchange Commission (SEC), revelan que esta empresa afiliada al Grupo Romero incrementó en 55,8 % sus ganancias por el concepto de conversión de moneda. Según los documentos, entre abril y junio de este año facturaron S/ 232,6 millones, en comparación con los S/ 149,3 millones que obtuvieron en el mismo periodo de 2020.
GANANCIAS. Los reportes financieros de Credicorp confirman el incremento en el traslado de fondos al exterior y mayores operaciones de cambio de divisas.
Captura: OjoPúblico.
El reporte presentado por Credicorp, matriz de una de las entidades financieras más importantes del país, el Banco de Crédito del Perú (BCP), detalla las operaciones vinculadas a cuentas nacionales. "Los resultados positivos [son] producto de la mayor ganancia neta en operaciones de cambio debido a un mayor volumen de operaciones dada la incertidumbre política del país", indica el documento al que accedió OjoPúblico.
No solo facturaron más por la venta de dólares. Entre abril y junio la empresa incrementó en un 82,1 % sus ingresos por comisiones de transferencias bancarias realizadas entre cuentas de peruanos y su subsidiaria Atlantic Security Bank (ASB Bank Corp.), ubicada en el paraíso fiscal de Panamá.
Las ganancias de Credicorp variaron de S/11,8 millones, entre enero y mayo, a S/21,5 millones, entre abril y junio. "Los rubros que mostraron mayor incremento fueron ASB, generado por las comisiones cobradas a los clientes que ingresaron a plataformas internacionales a través de esta subsidiaria, luego de una migración de fondos hacia el exterior”, añade el informe.
“Hasta ahora hemos visto una salida de capitales líquidos, pero hay otros, como activos financieros y bonos, o la venta de una casa o una empresa, que demoran meses o semanas en movilizarse. Hemos empezado con una primera migración de activos, pero lo peor que podría pasar es que se cierren las fronteras financieras, ya lo vimos en la década del 80. Eso solo genera un mercado negro y sobre exceso de demanda”, sostiene Huanqui Valcárcel.
Credicorp incrementó en 82,1% sus ganancias por transferencias de cuentas peruanas a su banco en Panamá".
La semana pasada, la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) alertó de esta fuga de capitales. A través de una nota de prensa, la entidad informó que personas naturales y jurídicas están organizando “eventos privados en los que ofrecerían y gestionarían la apertura de cuentas en bancos extranjeros”. OjoPúblico solicitó una entrevista con la entidad, pero indicaron que el tema está en investigación y por el momento no pueden dar más detalles.
La captación de dinero efectuada por ciudadanos o instituciones no autorizadas para realizar actividades financieras en Perú constituye un delito, y está penado con tres a seis años de cárcel, según el artículo 246 del Código Penal. Para el especialista José Carlos Lumbreras, la fuga de divisas está vinculada con un escenario de riesgo posible, pero que se acentúa por rumores, y donde el principal afectado es el consumidor final.
“El principal afectado con estas fluctuaciones de los precios es el consumidor, no las empresas. Tenemos, por un lado, la inflación global; y por otro la devaluación de la moneda motivada por factores externos, pero maximizada por temores internos. [Entonces], el dinero sale a países con economías más estables dentro del juego económico, que es empujado por informaciones parciales o temores. Los efectos más nocivos de este panorama son la especulación y el acaparamiento, fases en las que no estamos”, añadió Lumbreras.
En agosto, el sol peruano se depreció tanto como el peso mexicano: un 0,3 %. Sin embargo, ambas monedas fueron las que menos se afectaron en el mes, en comparación del peso chileno que cayó 4 %. En un artículo de la consultora británica Capital Economics, Nikhil Sanghani, economista especializado en América Latina, considera que la inflación en Perú se mantendrá por encima del tope normal de 3 % hasta mediados de 2022.
“Con los nuevos casos de virus relativamente bajos y menos restricciones, las perspectivas económicas están mejorando (...) Pero seguimos pensando que las tasas regresarán a su nivel prepandémico de 2,75 % a mediados de 2022. Los riesgos se inclinan hacia un ajuste más agresivo si la inflación sigue en alza o mayores riesgos políticos ponen a la moneda bajo nueva presión”, estimó.
Para intentar frenar la inflación transitoria, los bancos centrales en América Latina han decidido elevar los valores referenciales de sus tasas de interés. Estas cifras definen el valor de los intereses que fijarán los bancos, cajas municipales y financieras a los préstamos y servicios que brindan a los usuarios, y habían sido puestas a la baja en el primer año de pandemia. Debido a la coyuntura actual han empezado a revertir esta tendencia. Perú lo hizo la semana pasada, añadiendo 0,25 % a su cifra base.