Una pintora acudió al Hogar de la Madre para dar a luz a su primer hijo en una cesárea programada y terminó expuesta a un parto natural que causó daños irreversibles y la posterior agonía del niño. Un administrador de empresas se hizo operar de una inflamación a la vesícula en la Clínica Montefiori, pero el cirujano no estaba acreditado y lo dejó peor: con una lesión biliar y deudas que apenas puede pagar. Una asistente legal buscó ayuda por una molestia en el ojo derecho en la Clínica Ricardo Palma, pero recibió un tratamiento que le desprendió la retina y ahora ha perdido la vista de ese lado. Ninguna de estas víctimas de negligencia médica en servicios privados de salud en el Perú ha recibido reparación alguna por los daños causados a su salud. Las penas a los responsables han sido menores, o ninguna.
Ojo-publico.com reconstruye en un video especial estas tres historias contadas por los propios afectados: Rosa Rosales, Gilmar Pacahuala y Consuelo Castañeda. Ellos reportaron sus casos a nuestra plataforma Cuidados Intensivos, la primera radiografía integral sobre el negocio privado de salud que permite a cualquier persona interesada ingresar sus quejas y denuncias sobre malas prácticas de atención médica en los establecimientos de salud del país. Además, pone a disposición de todos, los perfiles detallados de los médicos en el Perú y de las empresas que prestan servicios de salud para alertarlos sobre las multas y denuncias que estos acumulan.
Lo que pasaron Rosa, Gilmar y Consuelo podría ocurrirle a cualquiera, si nadie actúa para corregir estas prácticas. La primera estrategia para tener mejores servicios privados de salud es garantizar el acceso a la información. Crear un espacio de alerta. Una herramienta contra la impunidad. A esto apunta Cuidados Intensivos.