LIDERESA. "Muchos jóvenes no valoran a los líderes ambientales, queremos que los reconozcan", dice.
A pocas horas de recibir uno de los reconocimientos ambientales más importantes del mundo, el Premio Goldman, la lideresa indígena Liz Chicaje Churay (39) conversó con OjoPúblico para hablar sobre el trabajo que desempeña desde hace más de 20 años en su comunidad Boras de Pucaurquillo, ubicada en la región Loreto, en la Amazonía de Loreto. Es la tercera peruana en recibir este galardón luego de que Ruth Buendía y Máxima Acuña también obtuvieron la mencionada distinción en 2014 y 2016, respectivamente.
Su impulso y fortaleza, hizo que Liz Chicaje obtenga también el 2019 del Premio Franco Alemán en derechos humanos. Durante los últimos años promovió sin tregua la creación del Parque Nacional Yaguas, un área natural protegida ubicada muy cerca de la frontera con Colombia. Pero su lucha no ha estado exenta de obstáculos y amenazas, contra ella y su comunidad. “En mi cuenca también había trabajo ilegal de coca. Yo le pedía a diosito que les hiciera entender cúal es la mejor forma de trabajar sin arriesgar nuestras vidas. Los patrones me ofrecían muchas cosas”, dijo a OjoPúblico.
¿Cómo recibiste la noticia de que habías obtenido Premio Goldman y qué representa para tu comunidad?
Recibí la noticia del Premio Goldman muy contenta. Agradezco a mis comunidades indígenas y a los líderes que hoy están a cargo de muchas organizaciones. En diciembre del 2020 tuvimos un evento en mi comunidad y cuando estábamos en la feria sonó mi celular, contesté y escuché una voz extraña, que no entendí. Era la noticia del equipo del Premio Goldman. La persona que me habló me comenzó a decir que este premio era por todo el trabajo que hicimos en la creación del Parque Nacional Yaguas. En ese momento me quedé muy sorprendida y con un compromiso más porque se tenía que trabajar un documental en todo este proceso. Yo siempre digo que el premio es de todos, pero lamentablemente cuando representas recae en uno. Estoy muy agradecida también porque mi gente, mis comuneros, me dieron la oportunidad de estar en esta diligencia. Y logré hacer estas pequeñas cosas, pero que son grandes para muchos.
"Logré hacer estas pequeñas cosas, pero que son grandes para muchos".
Luego de este reconocimiento mundial, ¿qué otros planes tienen en tu comunidad?
Estamos trabajando con instituciones públicas y privadas porque hay muchos que le interesa el tema del bosque. Yo siempre felicito mucho a la Sociedad Zoológica [de Fráncfort Perú - FZS Perú], porque siempre está apoyando a las comunidades indígenas. También al Instituto del Bien Común (IBC), que año tras año trabaja preocupándose y protegiéndonos a los líderes. Ahora mi anhelo es seguir dando capacitaciones y talleres. Muchos jóvenes no conocen ni valoran a los líderes indígenas ambientales, queremos que los reconozcan. Esa va ser mi ayuda con las comunidades.
En más de 20 años de experiencia como defensora de los bosques y territorios indígenas, ¿cuáles crees que son los mayores aprendizajes que has tenido?
Antes, nuestros abuelos decían que nosotros teníamos que escuchar primero, y luego pensar de la mejor manera, para después poder difundir lo aprendido. Los ancestros te corregían. No tenías que ser una persona impulsiva sino, como se dice en castellano, metida. Yo escuchaba a mi papá y a mi mamá, a pesar de que no tenían mucho conocimiento. También mencionaría a la fe y mi preparación en el evangelismo. A los 28 años ingresé al evangelismo y nadie me lo va quitar. Doy muchas gracias a Dios porque me ha dado esa sabiduría en este tema de liderazgo. Después me preparé para ser maestra de niños. Trabajé en la iglesia y trabajé con los niños. Eso me llevó a todo esto.
Nuestros abuelos decían que nosotros teníamos que primero escuchar, y luego pensar de la mejor manera, para después poder difundir lo aprendido.
¿Qué cambió en ti luego de recibir el 2019 tu primer reconocimiento, el Premio Franco Alemán en derechos humanos?
Muchísimo. Como no había época de pandemia, este reconocimiento fue público. Me dieron la opción de invitar a cuatro líderes y yo opté por los presidentes de mi organización. Fue una ceremonia muy importante. Luego de este premio, el reto fue estar más comprometida en seguir trabajando y buscando apoyo. Hay comunidades y muchas familias que se dedican a trabajar la agricultura, pero no tenemos un soporte que nos ayude a que nuestro trabajo sea visible. También me ha traído un poco de tristeza porque si bien muchos lo toman de buena fe, muchos lo toman de mala fe. Pero con todo el respeto que yo tengo, yo siempre sé decir que no he hecho nada de malo. No he usado ningún dinero de mi organización, de las comunidades. Simplemente este reconocimiento es de los países y de las instituciones. El reconocimiento fue una medalla y un diploma. Como también una estatuilla que trajeron de Alemania.
¿Como lideresa ambiental has tenido miedo, has recibido algún tipo de amenaza por cuidar los territorios indígenas?
Nunca pensé en eso. Solo asumí la responsabilidad para lograr que pare el trabajo ilegal, la deforestación y la minería en mi cuenca. Ese ha sido mi anhelo. Para eso tenemos que buscar otros trabajos que ayuden a fortalecer a los comuneros. Pero, por ejemplo, tengo algunos recuerdos malos. En los procesos para proteger los bosques, no hemos tenido un buen entendimiento con las instituciones regionales, no hemos podido llegar a un entendimiento amigable. Yo creía que nos representan a nivel nacional y eran un soporte, pero me sorprendí mucho porque hasta ahora no van a las comunidades para informar cúal es el trabajo que hacen.
Y la amenaza que tuve que enfrentar vino de los señores que trabajaban en la minería ilegal en la cuenca del Putumayo, porque nosotros fuimos el soporte en esa cuenca. Siempre tenía llamadas de estos señores. Pero yo les explicaba amablemente. En mi cuenca también había trabajo ilegal de coca. Yo le pedía a diosito que les hiciera entender cúal es la mejor forma de trabajar sin arriesgar las vidas. Los patrones me ofrecían muchas cosas. Los que compraban coca me decían te podemos dar una movilidad, un bote. Pero las amenazas no venían de ellos, sino de los mismos comuneros. Me dijeron que si no quería morir, mejor no me meta, que me calle la boca porque ellos eran los que mandaban. Pero igual me ponía fuerte. Hay comunidades que nos han escuchado y otras que no.
No hemos tenido un buen entendimiento con las instituciones regionales. Creía que nos representan, pero me sorprendí porque no van a las comunidades.
AMAZONÍA. Liz Chicaje recibió el Premio Goldman por su destacada labor ambiental desde la comunidad Boras de Pucaurquillo en la región Loreto.
Foto: Goldman Environmental Prize.
Como mujer representante de una comunidad indígena, ¿qué es lo más complicado en el liderazgo?
El reto más grande eran las reuniones porque somos 14 comunidades, entonces vas a escuchar diferentes tipos de mensajes. Pero me gustaba asumir, porque tenía ese liderazgo. Otro reto era dejar a mi familia en mi casa. No es simplemente dejar y te vas. Agradezco a mi esposo, que me apoyó, porque no es fácil. Yo he visto, conozco y sigo conociendo que cuando una mujer toma un cargo, el esposo se opone. Por eso yo agradezco hasta hoy en día a mi esposo por ayudarme y fortalecerme.
Cuando una mujer asume un cargo, muchas veces el esposo se opone. Por eso yo agradezco al mío que me apoyó.
¿Qué retos se presentaron en tu comunidad durante la pandemia y cómo te adaptaste?
Uno es que la pandemia se llevó seres queridos. El otro es que nos acortó la economía y los mercados. Nosotros trabajamos con las artesanías y las ventas se cerraron. Yo tenía muchas llamadas de dirigentes e instituciones. Les decía este es el presidente, estos son los números y llámalos. Esa fue mi intervención. Me agarró la pandemia en Iquitos, y la gente decía que estaba viviendo con la plata de la pandemia. En verdad no hice ningún pedido para mi, sino pedidos de alianza para las comunidades
Entre los fallecidos por la pandemia también se encuentra el apu de tu comunidad Benjamín Rodríguez, ¿cómo lo recuerdan?
Su pérdida nos da más fuerza para luchar por un futuro para la niñez. Él siempre defendió los derechos de las comunidades hasta su muerte.