Las grabaciones registradas por la policía revelan un sospechoso cambio de actitud en uno de los principales implicados en el caso "Los cuellos blancos del puerto".
Un reportaje de La República
El 24 de mayo, a las 8 y 30 de la mañana, el entonces presidente de la Corte Superior del Callao, Walter Ríos Montalvo, le dio la siguiente clase de moral pública a su chofer Jorge Granados Granados: “Los seres humanos valemos porque solucionamos problemas. En mi gestión yo necesito gente que solucione problemas de acuerdo con ley, de acuerdo con la Constitución, todo (tiene que estar) derecho, ¿me entiendes? O sea, nada chueco, nada irregular. Acá no hay nada irregular, hermano. Tienes que querer a tu institución. Y una manera de querer a tu institución es solucionar legal y constitucionalmente, todo de acuerdo a ley, los problemas que se te presenten en un momento determinado. Yo te he dicho más de una vez, hermano. No solamente tú eres chofer. Tú también eres seguridad. Tú también eres limpieza de tu carro. Mantenimiento de tu carro. Esa es tu función”, dijo Ríos.
Las frases de Ríos difieren radicalmente de las expresiones que utilizaba con los miembros de “Los Cuellos Blancos del Puerto” porque en la mencionada fecha, ya había sido alertado por el vocal supremo César Hinostroza Pariachi de que la policía lo grababa por un mandato judicial del Callao.
Un análisis de las escuchas telefónicas a los integrantes de “Los Cuellos Blancos del Puerto”, grabadas entre el 24 de mayo y el 7 de julio en que IDL Reporteros reveló los audios de la corrupción, confirma que Ríos y sus cómplices fueron advertidos de la investigación de la fiscal de Crimen Organizado del Callao, Rosario Sánchez. Ocurrió al menos 43 días antes que salieran a la luz por vez primera las grabaciones.
En dichas grabaciones revisadas por la Plataforma de Investigación Periodística -colectivo integrado por La República, Ojo Público, Convoca y Wayka-, Walter Ríos y sus contactos se pinta como un hombre derecho y honesto para despistar a los agentes del sistema de escucha Constelación, que administra la Diracción Antidrogas (Dirandro). “Los Cuellos Blancos del Puerto” pretendieron despistar a los agentes pintándose como personas respetuosas y temerosas de la ley.
CUERPO A TIERRA
Al día siguiente, 24 de mayo, a las 9:45 de la mañana, el ex juez de la Corte Superior del Callao, Carlos Zecenarro Mateus, llamó a Ríos para que lo ayude a acelerar un trámite porque se estaba demorando demasiado en la corte.
La República confirmó que Ríos no mantenía buenas relaciones con Zecerrano, por lo que una negativa de Ríos hubiera bastado para enviarlo al desvío. Pero no, sabiendo que su teléfono estaba controlado, aprovechó para argumentar que en su jurisdicción todo se hacía de acuerdo con la ley y hasta pontificaba que era muy respetuoso de la Constitución.
“Usted sabe, acá en la Corte Superior de Justicia del Callao, se hace todo dentro de los cauces legales y constitucionales. Dentro de ello, usted que ha sido un ilustre magistrado, sabe que la función del presidente es una función básicamente de gerenciar la administración de la Corte. Dentro de esos parámetros legales me temo que yo no tengo facultades legales para poder -doctor de mi corazón- hablar con los peritos. Los peritos están a cargo de la gerencia. Entonces, si la gerencia ha pasado ya el peritaje, como usted bien dice, ese el órgano encargado. Le suplicaría, de repente, (requerir) un canon legal. Me parece, me temo, de repente sería que usted presente un reclamo por escrito a la presidencia, como máxima autoridad de la institución. Entonces, yo lo derivo, de acuerdo a ley, a la Constitución y a los reglamentos vigentes, al órgano encargado”, respondió Ríos a Zecenarro.
Ríos no era el mismo que se refería a sus cómplices como “hermanitos” o hablaba de “verdecitos” o “azulitos” a cambios de favores judiciales.
El 29 de mayo a primera hora de la mañana Ríos recibió la llamada de una trabajadora de la Corte Superior del Callao, María Pacheco Rojas, quien labora en dicha dependencia desde hace 35 años. Pacheco estaba consternada porque su jefe, Carlos Parra, el entonces Gerente de Administración Distrital -quien cumple prisión preventiva por formar parte de la organización criminal Los Cuellos Blancos del Puerto- había decidido removerla de su puesto sin justificación alguna.
Ríos le pidió a Pacheco no mencionar nombres y que le relatara de manera general el asunto. Una vez que Pacheco le explicó su situación este le dijo que debía respetar las reglas y no pasar por alto las decisiones de los jefes. Dijo Ríos: “Para eso hay unidades. Y eso se llama en la administración pública el principio de autoridad. Entonces, yo te agradezco mucho, Marita, la llamada. Yo siempre trato de solucionar, pero hay veces que no se puede porque hay un principio superior que es la buena marcha de la institución”.
Las autoridades del caso “Los Cuellos Blancos del Puerto” consideran que el cambio de personalidad de Ríos obedece a que había sido alertado de las escuchas telefónicas, pero ya era demasiado tarde. Hacía por lo menos 6 meses que sus conversaciones eran grabadas.
El 1 de junio a las 9 y 30 de la mañana Walter Ríos recibió una llamada de “Roberto”, un empleado de la corte chalaca que le comentó que los trabajadores del Juzgado de Familia del Callao estaban preocupados por la designación de la magistrada Noemí Nieto Nacarino, hoy suspendida de sus funciones por su presuntos vínculos con “Los Cuellos Blancos del Puerto”.
Ríos arguyó que Nieto cumplía con todos los requisitos exigidos por ley y que merecía el puesto. “Ella tiene su legajo en la institución. Ella tiene la antigüedad, tiene los requisitos. No es presión de ninguna manera porque ella ni siquiera habló conmigo, ni nada”, afirmó Ríos a su interlocutor.
Inmediatamente aprovechó la conversación telefónica para quedara claro a quienes lo estuvieran escuchando, que él designa personas conforme a ley. Su interlocutor ni siquiera le pidió esta información.
FRASES AL TACHO
“Hay gente que me ha presentado solicitudes. Se les ha pedido los requisitos de ley, como es de ley. ODECMA (Oficina Desconcentrada de Control de la Magistratura, OCMA (Oficina de Control de la Magistratura), antecedentes penales, judiciales, policiales, declaración jurada, no tener incompatibilidad, no tener procesos pendientes. Eso es para la gente, básicamente, que por primera vez va a asumir en calidad de supernumerario. O gente de nuestra Corte que ya está ahí. Para gente como la doctora que tú me estás diciendo, con antigüedad. Qué se yo, trayectoria al fin y al cabo. He sido más exigente en cuanto a la parte digamos de antigüedad”, explicó Ríos.
No parece ser la misma persona que negociaba la designación de magistrados por cajas de whiskey etiqueta azul, o botellas de vino tinto español o dotaciones de ron guatemalteco “Zacapa” o paquetes de dólares en efectivo o “verdecitos”.
La desesperación de Walter Ríos al sentirse escuchado por la policía resulta tan evidente que llegó a culpar de supuestas contrataciones indebidas a su asistente de nombre Erika, durante otra conversación telefónica. Ella, nerviosa, confundida, intentó explicarle que no tenía idea de lo que estaba hablando, que es mentira lo que estaba diciéndole, que no estaba nombrando en puestos de trabajo a sus conocidos y que podía demostrárselo. Ríos la calló y le imputó, descaradamente, su supuesto apuro por contratar personas. Y se victimizó diciéndole que estaba enfermo y que no entendía por qué sus trabajadores lo enredaban en problemas.
“Estoy recibiendo información negativa con relación a las personas que tú has contratado o has pretendido contratar. ¿Por qué tanta desesperación en contratar a gente? ¿Por qué? Se dejan sin efecto todos los contratos. Discúlpame, pero no. Así no. Yo no quiero ningún problema, no quiero ningún ‘run run’. No quiero chismes, no quiero nada. ¿Por qué me hacen este problema? Yo estoy tranquilo. Yo estoy enfermo. Tengo problemas. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué mi gente me hace este problema?”, increpó Ríos a la empleada.
Como revelo La República, cuando “Los Cuellos Blancos del Puerto” se enteraron que la autorización para interceptar los teléfonos de Ríos e Hinostroza había sido expedida por el juez Cerapio Roque Huamancóndor, elaboraron un plan para quedarse con los audios. Buscaron promoverlo a partir del primero de junio a la Sala de Apelaciones Transitoria del Callao, como juez superior. Lo que efectivamente ocurrió. Huamancóndor tomó vacaciones y logró resistir diez días para no entregar los audios a los corruptos.
El juez Cerapio Roque Huamancóndor autorizó las interceptaciones del caso “Los cuellos blancos del puerto”. Logró resistir diez días para no entregar los audios a los corruptos.
La República
La conversación del 31 de mayo de Walter Ríos con uno de sus asesores, confirma las intenciones de sabotear la investigación de los audios. En esta su asesor habla más de la cuenta y confirma el destino de Huamancóndor, a lo que Ríos le dijo que evitara hablar de esa manera por teléfono.
Asesor: Doctor. ¿Y Raúl? Si Raúl Salcedo (Rodríguez) baja, ¿quién va a ir ahí? En la Cuarta Sala Penal.
Ríos: ¿A quién? ¿Pero quién queda? Ya te dije la base, pues.
Asesor: Roque. Roque quedaría. Roque Huamancóndor. Porque Salcedo baja.
Ríos: Mira, evítate de estar (hablando así) por teléfono. ¿ya?
Al día siguiente, cuando Huamancóndor ya había sido nombrado estratégicamente por la mafia en su nuevo puesto, Ríos recibió la llamada de dos magistrados. Aprovechó la ocasión para decirles que Huamancóndor había pasado a la Sala de Apelaciones porque conocía el nuevo código y porque le correspondía.
“Entonces al momento de conformar la Sala de Apelaciones, dentro de esas promociones, por ejemplo, he considerado a jueces de primera instancia especializados en materia del nuevo código. Por ejemplo, el doctor Roque, que va a estar creo en una de las dos salas de apelaciones”, dijo Ríos. Luego, confirmó su acción: “Acabo de subir al doctor Roque. Ya está. O sea a Roque lo he subido a vocal porque ya le corresponde. ¿Cierto? Y es de la especialidad”.
Los esfuerzos de Ríos por destruir la investigación a “Los Cuellos Blancos del Puerto” fueron inútiles. El ex presidente de la corte chalaca y varios de sus cómplices están en la cárcel.