BIODIVERSIDAD. Investigación consideró más de 2 mil millones de hectáreas del mundo en su análisis sobre la pérdida veloz de especies naturales de la tierra.
Un grupo de 27 investigadores de cuatro continentes trabajó una propuesta para mitigar el impacto del cambio climático y la pérdida veloz de biodiversidad en el planeta. Los hallazgos del estudio científico, publicado en la revista Nature, plantean una alternativa para reducir la extinción de especies y, a la vez, disminuir la cantidad de carbono que se encuentra en la atmósfera a casi la mitad acumulada en los últimos dos siglos.
En la investigación, donde se analizaron 2.870 millones de hectáreas de ecosistemas del mundo convertidos en tierras de cultivo, también se determinó las zonas del planeta que -luego de ser restauradas- tendrían los mayores beneficios para la biodiversidad y la reducción de carbono a un menor costo. Entre los resultados se mencionó que restaurar el 15% de tierras convertidas en áreas prioritarias podría evitar el 60% de las extinciones proyectadas de especies. Este cálculo consideró tres factores: hábitats animales, almacenamiento de carbono y efectividad de costos.
En el documento científico se indica que la restauración planteada puede llegar a ser 13 veces más efectiva si se da en los lugares calificados como prioritarios donde no solo se encuentran bosques (la mayoría ubicados en la Amazonía de Sudamérica o África), sino también ecosistemas no boscosos como pastizales, matorrales o humedales que en las últimas décadas se convirtieron en tierras de cultivos.
RESTAURACIÓN. Estudio científico plantea la reparación de zonas prioritarias del mundo para mitigar los efectos de la crisis climática.
Captura: Nature.
La propuesta también ha considerado el menor impacto sobre la producción agrícola a fin de que las personas cuyos ingresos dependen de este sector no se vean afectadas.
En el Perú, por ejemplo, se tienen más de dos millones 100 mil hectáreas destinadas al cultivo de diferentes productos agrícolas como la papa, trigo, maíz, algodón, entre otros. Y, como consecuencia del impacto económico de la pandemia, diferentes familias, en algunos casos dedicadas a rubros como el turístico, han retornado al campo como modo de sobrevivencia.
El estudio publicado propone, a partir de evidencia científica y el análisis masivo de datos, una ruta para que los gobiernos trabajen de manera urgente y conjunta en la búsqueda de soluciones para las próximas décadas, donde el planeta corre el riesgo de perder innumerables especies como consecuencia de la crisis climática.
Hallazgos y método
En el estudio se estimó los beneficios potenciales de restauración a largo plazo para la mitigación del cambio climático así como la biodiversidad en estas áreas prioritarias. Como parte de la metodología también se implementó un algoritmo con diferentes criterios de análisis y se simularon 1.200 escenarios de priorización del restablecimiento global, basados en objetivos específicos por área.
Esta medida se tomó para evaluar las reparaciones con la mitigación del cambio climático, la biodiversidad y el costo de los diferentes objetivos de restauración, las limitaciones geográficas y la interacción con la tierra potencialmente a salvo de la intensificación agrícola.
Por su parte, las 2.870 millones de hectáreas analizadas se agruparon en cinco tipos de ecosistemas de acuerdo al origen que tenían antes de convertirse en tierras de cultivo: bosques (54%), pastizales (25%), matorrales (14%), tierras áridas (4%) y humedales (2%). En este universo se incluyeron algunas de las islas más pequeñas del planeta, consideradas por los científicos de este estudio como cruciales para la conservación de la biodiversidad del mundo.
Para validar y manejar altos niveles de precisión sobre el origen de los ecosistemas se utilizaron datos oficiales del período 1992 - 2015. Sin embargo, en el documento se advierte que era probable que se haya subestimado el área original de los ecosistemas que han sufrido pérdidas históricas muy altas, como el caso de los humedales.
TIERRAS. Los pastizales, como los que se ubican en regiones del sur peruano, también han sido incluidos en estudio de restauración de zonas prioritarias del planeta.
Foto: Andina.
Los científicos también determinaron que el 55% de las hectáreas analizadas, es decir 1.578 millones de territorios, podrían restaurarse sin perjudicar su producción alimentaria y agrícola. Para hacerlo posible se propone la reducción de alimentos como la carne y queso cuya elaboración necesita de grandes cantidades de tierra que, además, generan emisiones de gases de efecto invernadero.
En el país, según el Ministerio de Agricultura y Riego, la producción de derivados lácteos aumentó en un 25% durante el primer semestre de este año en comparación al mismo período del 2019. En el caso de la carne de vacuno, las cifras muestran una reducción de 2,8% para la misma etapa revisada: de más de 113 mil toneladas, producidas entre enero y julio del 2019, se tuvo poco más de 110 mil toneladas generadas durante el primer semestre de este año.
Entre los hallazgos de la investigación también se menciona que América del Sur tiene la mayor extensión de tierras convertidas al cultivo con más alto nivel de prioridad global para ser recuperadas (50%), mientras que su contraparte se encuentra en el Caribe calificada como la zona del planeta con menor extensión de potenciales áreas disponibles para la restauración.
Para Robin Chazdon, una de las investigadoras de la publicación y profesora emérita en el Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Connecticut, los hallazgos del estudio pueden servir para que los países se esfuercen en restaurar las áreas identificadas con el apoyo de la comunidad global. Chazdon también dijo que en América del Sur se podía “hacer mucho para mejorar la eficiencia del uso de la tierra, como el pastoreo de ganado, y liberar algunas de esas tierras para restaurar pastizales, humedales, tierras secas y bosques naturales”.
La investigadora también indicó a OjoPúblico que este informe “se centró en ‘dónde’ y ‘por qué’. Los siguientes pasos son ‘cómo’ y ‘para quién’. Existen diferentes enfoques para restaurar ecosistemas y paisajes que deben evaluarse sobre el terreno y adaptarse al contexto local. Este proceso debe involucrar a las partes interesadas locales y alinearse con las prioridades y objetivos nacionales que también deben estar más sintonizados con los problemas subnacionales”.
Además de cuantificar la restauración para lograr la permanencia de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático, en el informe se destaca la importancia de preservar territorios más allá de los bosques como los denominados biomas terrestres, entendidos como aquellas regiones del mundo que comparten un mismo clima, flora y fauna.
Asimismo, en el estudio se evaluaron de manera individual a más de 20 mil especies de mamíferos, anfibios y aves para poder determinar la relación entre la extensión del hábitat y el riesgo de la extinción. Con este método, los investigadores proyectan que solo el 8% del total de especies analizadas se extingan en las condiciones actuales. En el Perú existen 389 especies de fauna silvestre amenazadas e identificadas en el Libro Rojo del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor).
Restricciones y escenario global
Pese al optimismo en las proyecciones de los científicos que elaboraron el estudio, en el documento se indica que el análisis registra limitaciones como los datos vinculados a los mapas de cobertura terrestre o las estimaciones sobre carbono.
También se menciona que el estudio solo ha considerado un riesgo de extinción relacionado al hábitat cuando se deben abordar muchos otros procesos amenazantes. Como último punto se advierte que el trabajo no considera cuestiones socioeconómicas -como la equidad o prioridades culturales- que pueden afectar las áreas priorizadas para la restauración.
CAMPO. Informe ha identificado como prioritarias a tierras que hoy son de cultivo y cuya restauración puede ser la ruta para enfrentar extinción veloz de especies.
Foto: Andina.
El informe se publica a menos de un año de la Cumbre sobre Diversidad Biológica de la ONU en Kunming (China), encuentro donde se aguarda la firma de un tratado internacional para la protección global de la naturaleza. También se da en un contexto en el que la ONU ha advertido sobre el peligro de extinción de un millón de especies en las próximas décadas.
En el Perú las cifras tampoco son alentadoras. De acuerdo a los registros del Ministerio del Ambiente, entre el 2008 y 2018, se han perdido más de 1 millón 600 mil hectáreas de bosques y el 2018 se tenían más de 17 millones de hectáreas de ecosistemas degradados. A estos datos se añaden otros tipos de impactos a la biodiversidad peruana como el tráfico de especies o delitos ambientales detectados en operaciones de las industrias extractivas y agrícolas.