CONTRASTES. Este distrito no ha logrado revertir la falta de servicios con los ingresos del canon.
Profe, ¿le puedo contar algo?, le dice Rodrigo (16) a su profesor José David Ramos, al terminar la clase de Historia que escuchó por teléfono. ‘‘Sí, claro’’ responde el maestro, esperando que sea una duda sobre Francisco Pizarro, el protagonista del día. “Hemos cazado un sajino, ya lo vamos a hornear. ¡Tenemos para una semana de comer, profe! Aquí ya no hay comida, el coronavirus nos ha dejado sin nada”, agrega el muchacho.
Después de colgar la llamada, el docente recibe una foto vía WhatsApp. Es un sajino mediano, ya sin pelaje, tendido sobre un plástico negro, listo para hornear. Un mensaje acompaña la foto: “le guardo un poco, profe”.
Rodrigo, un adolescente matsigenka de la comunidad de Kirigueti, es uno de los 8.427 habitantes del distrito de Megantoni, considerado el más rico de la región Cusco porque alberga el gas de Camisea, la reserva energética más importante del Perú. Sin embargo, Rodrigo y su familia afrontan la pandemia sin agua potable de calidad ni desagüe, comida suficiente, ni centros médicos implementados.
La población de Megantoni no cuenta con agua potable ni alcantarillado.
En Megantoni, que el 6 de julio conmemoró su cuarto aniversario de creación como distrito, se han reportado 402 personas contagiadas por Covid-19 y dos personas fallecidas por esta enfermedad, según la Microred de Salud Camisea. Casi la totalidad del distrito es en su mayoría indígena: en sus comunidades habitan machiguengas y asháninkas.
Pero no es el único problema que enfrenta. El actual alcalde Daniel Ríos Sebastian, quien lleva un año y medio en el cargo, tiene seis procesos de investigación en la Fiscalía Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios de la provincia de La Convención, por negociación incompatible, abuso de autoridad, peculado, concusión, cohecho y asociación ilícita.
Grandes contrastes
Algunas de las denuncias contra el alcalde fueron presentadas por los vecinos del distrito, como Álvaro Dávila Urquia, exjefe de la comunidad indígena de Miaría. Según la investigación que realiza la Fiscalía por los presuntos delitos de concusión y cohecho, en abril del año pasado la municipalidad entregó 11 motofurgones y 6 peque peques a la Red de Salud La Convención en calidad de donación. Estos bienes -según la denuncia- fueron comprados por proveedores, que luego resultaron favorecidos mediante contratos con la comuna.
La última denuncia fue realizada por los regidores Roberto Italiano, Marlene Piñarreal y Walter Dalguerre, quienes aseguran que la municipalidad concertó con cuatro proveedores la adquisición de bienes de primera necesidad para las canastas que entregaron a la población más vulnerable como ayuda ante la pandemia.
La fiscalía investiga este proceso, pues el requerimiento de los bienes, la buena pro para su adquisición y su ingreso a los almacenes de Miaría y Camisea -capital del distrito- se realizaron en un solo día, el 13 de abril, lo que evidencia que el procedimiento no se ejecutó adecuadamente.
SOSPECHOSO. El Ministerio Público investiga al alcalde de Megantoni en seis procesos por delitos de corrupción.
Foto: Municipio de Megantoni
Las canastas que debían repartirse a personas vulnerables, también llegaron a algunos proveedores del municipio, como lo comprobó OjoPúblico. De las 922, tres fueron entregadas a los proveedores Mirian Urquía Sebastían, Tito Saúl Ricse Gavino y Douglas Kategari Collazos, quienes brindaron servicios a la comuna por S/29.847; S/30.134 y S/103.000 respectivamente.
Francisco Durand, investigador del fenómeno de la corrupción, explicó a OjoPúblico que este hecho puede definirse como clientelismo. ‘‘Se decide no entregar a unos y a otros, con quienes es probable que esté relacionado social o políticamente. Se hace clientela por razones políticas. Estas acciones reproducen la pobreza’’, dijo.
La ciudadana Teresa Ríos Shengoropi presentó una solicitud de vacancia contra el alcalde.
El pasado 26 de junio, la ciudadana Teresa Ríos Shengoropi presentó una solicitud de vacancia contra el alcalde Daniel Ríos ante el Jurado Nacional de Elecciones. Esta entidad ya remitió la solicitud al concejo municipal del distrito.
Este medio solicitó en reiteradas ocasiones una entrevista con el alcalde Ríos, pero no fue posible contactarlo hasta el cierre de este artículo.
Tierra de guacamayos y del gas
El distrito de Megantoni -vocablo matsigenka que significa tierra de guacamayos- está conformado por 46 localidades donde conviven 8.427 habitantes. El Ministerio de Cultura ha identificado aquí 23 comunidades indígenas amazónicas, que conforman el 56% de la población.
En el distrito hay dos reservas naturales, 13 comunidades con población en contacto inicial y cuatro lotes de gas natural: 56, 57, 58 y 88, explotados por las compañías Pluspetrol, Repsol y CNPC Perú. El Gas de Camisea es considerado, por los expertos, como el recurso energético más importante del Perú.
La explotación de este hidrocarburo genera un importante ingreso a la municipalidad por el concepto de canon. Este año Megantoni recibió S/206 millones de presupuesto, es decir, S/34 millones más que la provincia del Cusco, que tiene 54 veces más habitantes que el primero.
RIQUEZA. Gran parte del presupuesto que recibe el distrito de Megantoni procede del gas de Camisea que se explota en su territorio.
Foto: Minem
Sin embargo, la población de Megantoni no cuenta con agua potable, desagüe, ni centros de salud implementados. El avance de las obras es deficiente. Según el portal Infobras, de 70 obras existentes en el distrito, solo 16 han finalizado, e incluye la instalación de energía eléctrica en algunas comunidades, el mejoramiento de puertos, centros educativos iniciales y la construcción de lozas deportivas y locales comunales. Otras 49 están en ejecución y 5 paralizadas.
La falta de agua potable es uno de los principales problemas en Megantoni. Según datos del INEI, el 86% de la población no cuenta con este recurso ni con sistema de desagüe en su vivienda. ‘‘El techo de nuestra escuela es de calamina. Hay días donde el calor llega a 37 grados, los chicos no tienen agua para que beban ni para que se laven. Cada uno lleva una botellita a la escuela”, comentó José David Ramos, quien hace tres años trabaja en una escuela de Megantoni.
Emerson Choronto Manchiñari, líder de la comunidad Puerto Huallana, precisó que la principal demanda de la población es agua y desagüe. “Como líder tengo coordinadores en diferentes comunidades, ellos me informan que necesitan estos servicios básicos con urgencia”, dijo.
La falta de agua potable es uno de los principales problemas en Megantoni.
Según el economista Epifanio Baca Tupayachi, coordinador ejecutivo del Grupo Propuesta Ciudadana, el agua es una necesidad primordial en el distrito, pero que aún no ha sido resuelta debido al difícil acceso a la zona. En 2019, la gestión del alcalde Daniel Ríos invirtió S/12 millones en saneamiento y S/44 millones en planeamiento y gestión del gobierno.
Brechas en el sistema de salud
La pandemia ha expuesto la fragilidad del sistema de salud público y la precariedad de las postas en las comunidades indígenas. En Megantoni hay 16 puestos de salud, de los cuales 10 son de categoría 1-1, es decir, cuentan con profesionales de salud, pero no con médicos. Además, por la lejanía de las comunidades, un paciente puede demorar hasta 18 horas de viaje por río y carretera para llegar hasta Quillabamba, la ciudad capital de la provincia de La Convención.
Bernabé Gómez Antuash, presidente de la Central de Comunidades Nativas Matsigenkas Juan Santos Atahualpa (Ceconama), dijo que las postas de Megantoni no pueden responder ante casos complicados de Covid-19. “No tenemos equipos de protección personal, ni medicinas ni camillas. Eso es lo que estamos reclamando”, comentó.
Ante la falta de médicos en la zona, los habitantes de Megantoni recurren a la medicina tradicional. “¿Por qué tenemos que ser el distrito más rico y vivir en estas condiciones?’”, se cuestionó Jessica Choquehuanca, obstetra y exjefa de la Microred de Salud de Camisea.
EN EMERGENCIA. El puesto de salud de la comunidad indígena de Nuevo Mundo se encuentra abandonado y no atiende durante la emergencia sanitaria.
Foto: Municipio de Megantoni
Durante la emergencia sanitaria, los pacientes graves de Covid-19 son trasladados a Ucayali y Pucallpa, porque las postas de la zona no tienen capacidad de atención y trasladarlos a Quillabamba resulta más arriesgado y costoso.
Choquehuanca añadió que la falta de médicos y de personal de salud en el Bajo Urubamba -zona donde se ubica Megantoni- se debe a que los sueldos no son atractivos y las condiciones geográficas bastante difíciles. Por ejemplo, ella trabaja 45 días consecutivos para poder descansar 13 días.
Si bien el presupuesto de Megantoni es millonario, la naturaleza del mismo no le permite invertir en el pago de profesionales como médicos o profesores. La ley Canon especifica que el dinero solo puede ser usado en inversión.
Durante la emergencia sanitaria, los pacientes graves de Covid-19 son trasladados a Ucayali y Pucallpa.
El economista Epifanio Baca consideró que en el caso de Megantoni debió hacerse una excepción. “Megantoni es un ejemplo de cómo en un país tan heterogéneo como el nuestro, algunas leyes que tienen carácter nacional, difícilmente sirven o se aplican a un territorio como este”, acotó.
Contratos sospechosos
OjoPúblico analizó los contratos realizados por la Municipalidad de Megantoni desde enero de 2018 hasta junio de 2020, y comprobó que un 37% de ellos corresponden a órdenes de compra, es decir, a contratos de bienes o servicios menores a S/33.600.
El análisis de la lista de proveedores de bienes o servicios de la municipalidad de Megantoni indica que un 33% de los proveedores brindan servicios exclusivamente a esta comuna. Desde su constitución no contratan con otras entidades estatales.
Además, en la lista de 1.590 proveedores figuran regidores y algunos de sus familiares que contrataron antes o después de su paso por la gestión municipal. Este tipo de práctica es conocida como puerta giratoria, y ha estado presente en las dos gestiones municipales.
En la lista de 1.590 proveedores del municipio de Megantoni figuran regidores y algunos de sus familiares.
Cuando dejaron el cargo, los exregidores Oswaldo Silverio Tunki Mantaro y Lisbeth Mentiani Cruz, que acompañaron al exalcalde Esau Río Shengoropi, contrataron con la nueva gestión del burgomaestre Daniel Ríos. ‘‘Este caso es un tipo particular de puerta giratoria de salida, pues un funcionario sale de trabajar para el sector público y genera un vínculo, en este caso como proveedor en la misma institución donde trabajó”, explicó a OjoPúblico el investigador Durand.
En la gestión pasada Bernabé Choronto Shaitsi, hermano del entonces regidor Luciano Choronto Shaitsi, se benefició con dos contratos valorizados en S/64.000, a través de la empresa Asema Camisea S.A.C., de la cual es accionista en un 9%. Esta empresa brindó el servicio de adquisición de combustible a la comuna.
El actual gobierno municipal, que inició en enero del año pasado, también presenta un caso de puerta giratoria y de incompatibilidad en la contratación. El regidor Roberto Italiano Pascal contrató con el municipio a través de la empresa Corporación Logística Urubamba S.A.C., donde es accionista con 30% de participación. Fueron dos contratos por materiales de construcción por un monto total de S/198.600 realizados el 22 de mayo de 2019 y el pasado 17 de enero de 2020.
Este medio se comunicó con el abogado Igor Bohorquez, representante del regidor, quien aseguró que la autoridad vendió sus acciones en 2018. Sin embargo, según el Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado (OSCE), el regidor continúa como accionista de esta empresa.